Opinión | Apunte

Lluís Carrasco

Lluís Carrasco

Publicista

Los tres balazos, por Lluís Carrasco

Xavi Hernández, en su último partido como técnico del Barça, en el Pizjuán.

Xavi Hernández, en su último partido como técnico del Barça, en el Pizjuán. / Jorge Guerrero / Afp

Acaba la primera era Xavi, y les digo “primera” porque no solo deseo, sino que creo firmemente que viviremos una segunda en un tiempo futuro ya con un míster más bregado y experimentado.

Su primer año, donde partiendo de muy abajo llegó a encaramarse hasta coquetear incluso con el título, bien podría calificarse de notable. En su segunda temporada yo repito la nota, otro notable, ya que llegan los títulos, se dibuja un horizonte, y con pocos efectivos de talento o rendimiento indiscutible, consigue dibujar un futuro que luego no llegó. Y es que ésta, su temporada final, con un bagaje final de arcas vacías de metal, las decepciones se han ido sucediendo sin cesar y sin atisbo ninguno de una reacción que resultase convincente o cuando menos creíble.

Vaya cabronada esto del fútbol… En un club como el Barça, donde perder tiene consecuencias, cuando parece que llegas, te pierdes, y cuando no sabes dónde estás, no hay manos que te guíen y sí en cambio quién te recuerda que te has perdido invitándote a ceder tus zapatos a otro que proseguirá tus pasos.

¿Qué ha pasado este año? ¿Quién ha acabado con el sueño de Xavi? Yo diría que él mismo, y es que, en otro equipo, los errores son tiros que te pegas en el pie, pero en el Barça, esos tiros van siempre al corazón, y ya saben que ahí los proyectiles son profesionalmente mortales.

El primer balazo ha sido la falta de juego, hemos vivido perdidos, sin patrón y sin prácticamente reacción. El segundo la falta de conexión con la afición: cuando asistíamos atónitos a debacles difíciles de entender, en vez de encontrar explicaciones en las comparecencias de nuestro entrenador, éste describía partidos que no habíamos visto, alejando más y más a la afición de su figura. Y el tercero el no haber sabido aislarse de todo y de todos cuando el momento lo requería: El famoso entorno o lo dominas o lo ignoras, y el bueno de Xavi no consiguió nunca ni lo primero ni lo segundo.

Acabó esta etapa, y les aseguro que para Xavi, y con la perspectiva del tiempo, ha sido la mejor lección que se puede recibir para entenderlo todo y para volver un día sabiendo por dónde zumban las balas que nunca más le han de alcanzar.