MUNDIAL DE MOTOGP

Márquez: “Es un honor que, tras solo seis carreras, Ducati me tenga en consideración”

Marc Márquez, ocho veces campeón del mundo de motociclismo, vuelve a estar de moda, en la cresta de la ola y es, sin duda, candidato al título mundial de MotoGP, además de un serio aspirante a una de las Ducati oficiales del 2025. El abrazo que le dio ayer Claudio Domenicali, CEP de la firma italiana, lo demuestra.

Marc Márquez es felicitado, ayer, en Montmeló por Claudio Domenicali, CEO de Ducati.

Marc Márquez es felicitado, ayer, en Montmeló por Claudio Domenicali, CEO de Ducati. / ALEJANDRO CERESUELA

Emilio Pérez de Rozas

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Dicen que también le vieron saludarse con representantes de otras marcas. ¿KTM, tal vez? ¿Aprilia, ahora que Aleix Espargaró ha dicho que se jubila? Puede, pero lo cierto es que el saludo, muy efusivo, muy sonriente, del italiano Claudio Domenicali, CEO de la factoría Ducati, en el ‘corralito’ del Circuit de Catalunya, al concluir el gran premio de Montmeló, hizo sospechar a mucha gente que Marc Márquez, ocho veces campeón del mundo de motociclismo, está ya demasiado cerca de la firma de Borgo Panigale, a nivel oficial, de lo que muchos piensan.

Cierto, Domenicali estaba allí entre otras cosas porque los tres pilotos que se subieron ayer al podio (‘Pecco’ Bagnaia, Jorge Martín y Marc Márquez) pilotan tres ‘Desmosedici’, así que no estaba en el ‘corralito’ para ganarse la confianza y quién sabe si el contrato del piloto de Cervera (Lleida). Estaba allí para celebrar una nueva gesta, un nuevo podio al completo. Y, sí, acompañado de Carmelo Ezpeleta, CEO de Dorna Sports, Domenicali sonrió, abrazó, aplaudió e intercambió opiniones con el líder del Gresini Racing Team.

Amor de fábrica

Cuando El Periódico le preguntó si ese saludo, esas felicitaciones, efusivas, sí, tenían algo que ver con sus proyectos de futuro, Márquez sonrió y volvió a dar las gracias a Ducati por haberle acogido en su seno tras domar la durísima decisión de abandonar Honda tras 11 años y seis títulos mundiales con la firma ala.

“Soy un piloto Ducati”, contestó MM93 con su mejor sonrisa, la misma que ya denota felicidad, velocidad y confianza. “Me siento muy bien considerado dentro de la fábrica, dentro de la marca, lo que es muy importante y para mí es un honor que, después de solo seis carreras, me tengan en consideración, en tanta consideración. Ya me siento parte de la marca. Estamos trabajando juntos, me están conociendo, ahora desde cerca, y ya saben la manera que tengo de trabajar”.

Todos, absolutamente todos, los máximos responsables de la firma italiana, que domina el Mundial de MotoGP con mano firme pese a la rivalidad que le presenta, de vez en cuando, el jabato Pedro Acosta (GasGas), Brad Binder (KTM), Aleix Espargaró y Maverick Viñales (Aprilia), están convencidos de que no podían haber contratado un piloto mejor, más capaz y con más carisma que el mayor de los Márquez, tercero ya del Mundial, a 41 puntos de Martín.

Marc Márquez celebra con todo su equipo un nuevo podio en Montmeló.

Marc Márquez celebra con todo su equipo un nuevo podio en Montmeló. / ALEJANDRO CERESUELA

Tanto Domenicali como David Tardozzi, el primer jefe rojo que elogió el estilo, la sagacidad, la determinación y el riesgo de Márquez cuando debutó, en 2013, en el Mundial de MotoGP y, por descontado, el ingeniero Gigi Dall’Igna, gurú y creador de la (casi) invencible ‘Desmosedici’ creen que Marc se ha adaptado admirablemente bien a su moto en poquísimo tiempo y, por descontado, son los primeros en pensar que el campeón catalán sería un firma candidato al título, ya este año, de contar con la versión 24 de su poderosa máquina.

“Yo estoy muy orgulloso de lo que estamos haciendo con esta moto. Estoy contento de cómo funciona todo en el equipo y, la verdad, no tengo queja alguna. Es lo que tengo y es con lo que tengo que correr e intentar hacerlo lo mejor posible”, siguió explicándole MM93 a El Periódico, reconociendo que “este año es la temporada para saber si vuelvo a ser competitivo, el año que viene tocará ir a por el título con una moto oficial, la que sea”.

Eso sí, Márquez asegura tener señalado en su bloc de notas de cada fin de semana, la misma reivindicación, los mismos deberes, la misma imperiosa necesidad: hay que mejorar, y mucho, en la ‘quali’, en el ‘time attack’, es decir, en la vuelta suicida, rápido, vertiginosa con la que, los sábados por la mañana, se logra una buena posición (“primera fila, segunda, como mal menor”) en las parrillas de salida de la prueba al ‘sprint’ y el GP largo del domingo.

"Tengo deberes que hacer: he de conseguir mejorar en el 'time attack', en la 'quali'. Si quiero ganar, debo arrancar desde la primera fila de la parrilla; a lo sumo, desde la segunda, de lo contrario es imposible ganar"

Marc Márquez

— Piloto del Gresini Racing Team

“Cuando cambias de moto, lo que más cuesta es conseguir que todo te cuadre llegado ese momento, en el que debes ser explosivo a una, dos o tres vueltas y lo tienes que tener todo bajo control. Y aún no he llegado a tener esa sensación, pero estamos en ello”, continuó explicando el de Cervera (Lleida), ahora residente en Madrid.

Y, claro, cuando le preguntas de qué sería capaz si, algún día, arranca desde la primera fila, Márquez, que este fin de semana, en Montmeló, superó 23 posiciones (12, el sábado y 11, el domingo) para sumar dos nuevo podios, comenta: “Lo primero que sentiría sería una satisfacción tremenda por haber superado esa prueba. Lo segundo, pensar, en efecto, que, entonces sí, tengo la oportunidad de pelear por la victoria. Lo tercero, saber que no voy a tener que maltratar los neumáticos en las primeras vueltas, recuperando posiciones y peleándome con un puñado de colegas y, finalmente, cansarme menos, mucho menos. No es fácil, pero estamos en ello”.

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