Andà p'alla, bobo

Saquen sus sucias manos del Barça

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

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Y se quedan tan frescos. Y les importa un absoluto bledo lo que ocurra, lo que piensen de ellos, lo mucho que han destrozado la imagen y la reputación del Barça, las secuelas de todo este lodazal y ridículo, las risas, memes y burlas que han provocado en el nombre del ‘mès que un club’.

Se ríen de Janeiro porque piensan, con razón, que si después de haber hecho todo lo que han hecho y haberse demostrado muchas de las barbaridades que han hecho, algunas de ellas en contra de las mismas leyes del Barça, no les ha pasado nada, por qué, ahora, protagonistas y estrellas invitadas del mayor ridículo en 124 años de historia, la gente va a pensar que se tienen que ir. ¿Ellos?, por qué, si están entregando los mejores años de sus vidas…

Lo primero que se me ocurre, visto lo visto, oído lo oído y asistido al colofón de semejante vodevil, es recordarles, aunque sé que ustedes jamás dudaron de nosotros, que todo, todo, todo, lo que les hemos contado en estas mismas páginas sobre este sainete era rotundamente cierto, como ha quedado demostrado. Nos duela o no, más por el nombre del club que por sus protagonistas, se ha cumplido con creces.

Ya está aquí 'Imperioso'

Porque la pregunta es ¿puede pasar algo más ridículo y vergonzoso? Pues me temo que sí. Se diría que aún no han bajado el telón de esta obra tan macabra. Puede ocurrir, como escribió el otro día Albert Martín, en el diario ‘Ara’, que aparezca Imperioso, el caballo hablador de Jesús Gil, presidente del Atlético de Madrid. “Yo hablo cada noche con Imperioso y me da consejos sobre las incorporaciones y destituciones que debo hacer en el Atleti”.

Pues, sí, Albert, sí, ya tenemos aquí a Imperioso. A nadie se le podría ocurría un guión, una secuencia, una película tan esperpéntica como la vivida por las mentes preclaras (sí, sí, es pura ironía) de este lamentabilísimo Barça de Joan Laporta, sus familiares, amigos, recomendados, enchufados y ‘correveidiles’, que dirigen, sin CEO ni Director General ¡para qué!, una de las entidades más representativas del pueblo catalán, que debería levantarse en armas (verbales) para acabar con semejante escarnio.

Joan Laporta y algunos de sus colaboradores más cercanos.

Joan Laporta y algunos de sus colaboradores más cercanos. / EL PERIÓDICO

Han quedado todos, todos (¿les repito los nombres? Joan Laporta, Alejandro Echevarría, Rafa Yuste, Anderson Luis de Souza ‘Deco’, Joan Soler, Ferrán Olivé, Enric Masip, Bojan Krkic…..y, sí, lo siento o no, Xavier Hernández) retratados a la altura del barro, el fango, la mentira, las burlas, con las que han rebozado sus declaraciones, sus filtraciones, sus comentarios, tratando de hacernos creer que todo lo que contábamos era mentira, pura especulación. Pues no, señores, no, estos seres se han estado riendo de nosotros y se van a ir de rositas.

Es posible que mañana Xavi Hernández, en su penúltima conferencia de prensa, nos siga vendiendo lo que los catalanes llamados ‘sopars de duro’, una expresión que viene como anillo al dedo porque ‘explicar sopars de duro’ es falsificar o exagerar los hechos para provocar admiración en los oyentes.

No sé si han estado jugando con Xavi y su ‘staff’, que, supongo, ahora sí, no les perdonarán un euro por más culés que sean, según no han parado de contarnos. Repito, no sé si han jugado con Xavi o él también estaba en la pomada, en la farsa, en la mentira, en el relato de locos y bobos que nos han contado. Me lo creo todo.

Xavi, el 8 de noviembre de 2021 cuando fue presentado en el Camp Nou como nuevo entrenador del Barça.

Xavi, el 8 de noviembre de 2021 cuando fue presentado en el Camp Nou como nuevo entrenador del Barça. / Albert Gea / Reuters

Lo que sí sé es que el Barça se encuentra, ahora ya sí, en el infierno más absoluto, sufriendo la mayor vergüenza en más de un siglo y, sobre todo, en un final de difícil, muy difícil, retorno y no será, desde luego, de la mano del técnico alemán Hansi Flick, que verá, de nuevo, la luz. Una cosa tengo clara, la reconstrucción de este Barça que Laporta&family nos dejarán (esperemos que pronto) no será deportiva, no debe ser deportiva, no necesitamos que sea deportiva. Ganar ha ganado todo el mundo. Ganar ha ganado hasta Jose Mourinho.

La reconstrucción del Barça, sea de la mano que sea, aunque esperemos que sean mejores manos que estas que ahora lo estrangulan, debe ser social, de imagen, de renombre, honra, crédito, respeto, reconocimiento, ejemplo, estima y, sobre todo, reputacional.

Hay que volver a ser un club de verdad. El club de UNICEF, el club de los niños, una entidad ejemplar, transparente, imitable. Un club en el que todo el mundo pueda reconocerse, les guste el fútbol o no, amen o no a Catalunya, vengan de donde vengan. Es vital que iniciemos, cuanto antes, un regreso al futuro donde decir que eres, te gusta o admiras al Barça no provoque un chiste, un meme, una burla, una risa, la mayor de las carcajadas.

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