UN CAMPEÓN IMPECABLE

El Real Madrid conquista su 36ª Liga como si no costara ningún esfuerzo

El equipo blanco gana el título a falta de cuatro jornadas para el final, tras un trayecto a velocidad de crucero en el que solo ha cedido una derrota

El Girona fue el único equipo capaz de discutirle el liderato, pero en la segunda vuelta no pudo resistir el asfixiante ritmo de los de Ancelotti

Los jugadores del Real Madrid celebran su victoria ante el Cádiz.

Los jugadores del Real Madrid celebran su victoria ante el Cádiz. / EFE

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Muchas de las victorias del Real Madrid que este sábado ha conquistado matemáticamente la 36ª Liga de su historia han tenido un denominador común. No ha sido el de Carlo Ancelotti un equipo que arrollara cada fin de semana o que haya desplegado un fútbol de altísimos quilates en lo técnico. No. Domingo a domingo, sábado a sábado, el Madrid ha ganado como quien pasa la escoba por la cocina después de comer. Como si no costara, como si los tres puntos fueran rutina en lugar de fruto de un titánico esfuerzo.

Lejos está esta reflexión de pretender un menoscabo al, sin ninguna duda, brillante campeón de esta Liga 2023-24, tras la victoria propia ante el Cádiz (3-0) y la derrota del Barça en Montilivi (2-4). Al contrario. No existe mayor virtud que la de convertir las victorias en rutina, en otra hoja despegada del calendario. Llegar, facturar, ganar e irse a casa. "Si miras sus goles y rebobinas 10 segundos, no los ves venir", sentenciaba con clarividente tino hace unos días el entrenador del BayernThomas Tuchel, en el mejor resumen posible que se pueda hacer de este equipo que quizá no sea nunca de culto, porque tampoco lo necesita.

Un Madrid inmune a las lesiones

Este es el Real Madrid que ha construido Ancelotti, en su enésima reinvención como entrenador, ya sin género de dudas (si es que aún las había), uno de los mejores de la historia de este deporte. El que te gana sin que te des cuenta de cómo lo ha hecho, sabiendo que lo podría volver a hacer de la misma manera sin que llegues a descubrir el truco. El que sobrevive a la ausencia durante casi todo el curso de su portero (el reaparecido Courtois) y sus dos centrales titulares (Militao y Alaba). El que ve partir a uno de los mejores delanteros de la década (Benzema) y se inventa un mediapunta que estalla en insaciable goleador (Bellingham). El que no padece el ocaso de uno de los mejores centrocampistas del siglo (Modric) y realza a los que vendrán y, de hecho, ya están (Camavinga, Tchouaméni y Valverde).

Es la Liga de Ancelotti, la de Bellingham y la de Vinicius, en su caso por más motivos que los estrictamente futbolísticos, por desgracia. La Liga también de un Florentino Pérez que supo ser paciente y tener la sangre fría suficiente como para condonar al entrenador italiano una temporada anterior sin que el Madrid levantara la Liga (se la llevó el Barça) y la Champions (Manchester City), aunque sí la Copa del Rey. Optó por no apretar el botón rojo y hoy tiene una espléndida Liga en el botín. Camino, quién sabe, ya veremos, de otra Champions como colofón.

Nadie ha podido toserle a este Real Madrid en esta Liga. Ahí están sus números. Una sola derrota en 34 jornadas, aquella en el lejano mes de septiembre en el Metropolitano. Apenas seis empates, salpicados por todo el calendario, sin grandes baches, contra Sevilla, Betis, Atlético, Valencia y dos veces contra el Rayo, sorprendente antídoto blanco del curso. Dos derrotas acumuló el Barcelona ante los blancos, las mismas que ese entusiasmante Girona y que el seductor Athletic campeón de Copa. Una Liga impecable, a falta de un epílogo insustancial, pues ya solo importa la Copa de Europa, La Decimoquinta, a la hoy exultante parroquia blanca.

El Girona, partícipe directo en la consecución matemática del título tras su partido de este sábado frente al Barça, fue el único equipo que hizo dudar del desenlace de este campeonato. El equipo de Míchel, en su cuento de hadas, alcanzó el ecuador de la competición empatado a puntos con el Real Madrid, merced a una descomunal cosecha de 48 puntos en las 19 primeras jornadas. Aguantó el pulso algunas jornadas más hasta que, en la 24ª, cayó en el Bernabéu por un contundente 4-0. La brecha entonces se amplió a cinco puntos en favor de los blancos, ya imposible de recortar para un Girona que, contra todo pronóstico, jugará la Champions el año que viene. Bien merecido lo tiene.

Un clásico clave para el alirón

Y es que este Real Madrid también se ha caracterizado por ganar cuando más necesario era, siquiera lo fuera en lo emocional. La última de sus victorias determinantes fue la del último clásico, hace dos semanas, en el que se sobrepuso a dos ventajas del Barça en el Bernabéu para colocar 11 puntos de ventaja con los azulgranas, evitando que la victoria de los de Xavi les hubiera acercado a solo cinco, colocando un mínimo punto de incertidumbre en la traca final del curso.

Espejismos pasajeros que no han llegado a opacar que el Real Madrid ha sido, de largo, el mejor equipo de la temporada. Acabará la Liga como el equipo menos goleado con diferencia y solo la alternancia inicial entre Kepa Lunin evitará, por número de partidos jugados, que el ucraniano gane el Trofeo Zamora, por el que están llamados a pugnar Simón (Athletic) y Ter Stegen (Barça). También es bastante probable que sea el conjunto más anotador del curso, aunque esa es una pelea todavía abierta con el Barça y el Girona.

El futuro de este Real Madrid

Guarismos, no obstante, de importancia relativa para un Real Madrid que el año que viene volverá a encarar el reto de ganar dos Ligas consecutivas. Un registro que, sorprendentemente, no consigue desde el bienio 2006-08, con los títulos ganados por Fabio Capello y Bernd Schuster. Hablando de entrenadores, Ancelotti suma la sexta liga de su carrera como entrenador, con la peculiaridad de que el Madrid se convierte en el primer club con el que dobla éxito, tras ganar una con Milan, PSG, Chelsea y Bayern, pleno en las grandes ligas europeas.

Y quizá lo mejor para el Real Madrid es que no se atisba un final de ciclo, con seis de los once jugadores utilizados este curso sin cumplir los 26 años aún (Lunin, Tchouaméni, Valverde, Vinicius, Rodrygo y Bellingham), jóvenes relevos con amplio margen de crecimiento todavía (Camavinga, Militao, Brahim y hasta Nico Paz) y con Endrick Mbappé esperando turno para sumarse a este proyecto ya ganador. Un Madrid cargado de futuro que hoy celebra un presente logrado como si no costara. He ahí el mérito del campeón.