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El Espanyol se desespera ante el Andorra de Piqué (1-1)

El equipo blanquiazul continúa dejándose puntos en la búsqueda por el ascenso a Primera, esta vez frente a un Andorra que sigue remando para evitar el descenso

Acción durante el partido entre el RCD Espanyol y el Andorra

Acción durante el partido entre el RCD Espanyol y el Andorra / RCD Espanyol

Laia Bonals

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Cómo un empate puede saber tan distinto. Para el Andorra, que necesita asegurarse la permanencia, la visita a Cornellá le acabó sabiendo a poco. Estuvo muy por encima de un Espanyol que no consiguió imponerse a un rival demasiado por debajo en la tabla. Para el equipo blanquiazul, viendo el partido, fue un regalo. El 1-1, que no deja a nadie contento, fue una declaración de intenciones del conjunto visitante ante un Espanyol que aspira a subir a Primera, pero que debe subir de marcha para conseguirlo.

El Andorra de Gerard Piqué -presente en el estadio- desembarcó en el Stage Front Stadium sin nada que perder y todo por ganar. Todo el mundo le daba por batido. El Espanyol vive una realidad radicalmente opuesta a la del equipo andorrano. Bordeando el descenso los visitantes, los de Manolo González insisten en soñar con el ascenso. Y, a veces, no hay nada más sanador que la libertad. El poder hacer y deshacer empujados por la necesidad, pero sin la expectativa de tener de hacerlo.

Gritos

El conjunto de Ferran Costa salió al campo con el cuchillo entre los dientes. En territorio extremadamente hostil, también por el pasado de su presidente y dueño con el Barça, se escucharon algunos pitidos. Grata sinfonía para sus oídos, como dijo más de una vez Piqué. Ante el guión esperado, se revolucionó el Andorra. No cedió el balón a los locales y encadenó ataques peligrosos.

El Espanyol, atolondrado, se desubicó aún más cuando Nico Melamed fue sustituido en el minuto 25 tras caer lesionado. Los blanquiazules cedieron la batuta del encuentro al Andorra, que tras encadenar un par de acciones cerca de su área encontró a un Ivan Gil inspirado. Primero en una falta que terminó rematando a contrapié que no llegó a ver portería. Perdonó una, pero no lo iba a hacer a la segunda. Por el interior de la esquina del área, deslizó el balón con el interior de la bota izquierda para superar a Joan Garcia y enviar el esférico al fondo de la red.

El segundo tiempo, sin embargo, fue más cómodo para el Espanyol. El conjunto de Luis Blanco Garrido, en ausencia Manolo González por estar sancionado por su expulsión en el anterior partido, cambió el tempo. Recuperó el mando del duelo y con poco amedrentó al equipo visitante. Omar El Hilali, pegado a la línea de cal, envió el balón al interior del área. Fue superando líneas, ante una estupefacción inaudita de la defensa del Andorra, hasta que llegó a las botas de Martin Braithwaite. El delantero danés remató a placer para desatar la locura en el feudo del conjunto catalán. Era el empate

Tras el tanto de la igualada, el encuentro se convirtió en un correcalles. El Espanyol se abonó a sus individualidades ante un Andorra que no se achantó ante tal reto. Fue un encuentro caótico, de esos que se viven eléctricamente desde fuera, pero sobre el verde se sufre como nadie. El segundo tiempo fue tosco, con muchas faltas que obligaron al colegiado a marcar mucho los límites. Lo último que quería era que las revoluciones subieran y se acabara desmadrando la cosa.

Pese a los esfuerzos de ambos conjuntos y a un penalti reclamado por el Espanyol en el tiempo añadido por empujón a Gragera del que ni el árbitro ni el VAR nada quisieron saber, el partido finalizó en tablas. Tanto para la desesperación del Andorra, como para la suerte del Espanyol. Ambos deberan esperar a alcanzar sus objetivos esta temporada.