Ya, el árbitro, sí, sí, el árbitro

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

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Emilio Pérez de Rozas

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Y, como dijo Xavi, ¿ahora qué hacemos con el …… de la Champions? Anoche, en otra noche rara del más extraño, inmaduro y desconcertante Barça se demostró, ahora sí, que el revulsivo inventado por el ‘mister’ de Terrassa no ha servido para el único partido en que debía de haber sido útil, aquel que da acceso a las semifinales de la Champions. Y anoche, la verdad, también se demostró que la ‘perita en dulce’ de estos cuartos de final era el PSG, nada del Borussia de Dortmund, este campeón francés es de cartón y, 11 contra 11, el Barça siempre fue superior. Y si Mbappé ficha por el Real Madrid, tranquilos, no pasa nada.

Podemos hablar del árbitro, podemos decir que fue riguroso, que fue un arbitraje (demasiado) europeo, pero si fuésemos honrados y lo somos, las dos acciones de Araujo y Joao Cancelo son dos auténticas bobadas, tonterías, innecesarias en un escenario tan vital, en un partido tan importante, en dos jugadas tan bobas. Esas dos acciones y no su arbitraje acabaron con las posibilidades del Barça. El Barça se pegó dos tiros, uno en cada pie. Fue fuego amigo, de los suyos.

Noche ideal

El Barça lo tenía absolutamente todo, incluido un ambiente espectacular (no fue el Camp Nou, pero eso se sabía desde que Joan Laporta decidió reconstruirlo), como para levantar la eliminatoria ante un equipo, insisto, que no ganará la Champions ni que le regalen, de nuevo, una expulsión y un penalti. No, no y no, este PSG no vale un pimiento. Y eso es lo más doloroso de lo que ocurrió anoche en Montjuïc: pasó el peor semifinalista de la Copa de Europa. Fijo.

Y, lo siento (o no), pero el tren azulgrana, el proyecto grandilocuente, sin demasiado sentido, excesivamente eufórico e innecesariamente irreal de Xavi y el dicharachero Laporta acaba de descarrilar en la estación más motivadora e ilusionante de todas. Y su cuenta ya está, de momento, en 0 de 3 y, el próximo domingo, en el majestuoso Santiago Bernabéu, puede poner el cierre a un año donde la ilusión estaba cogida con pinzas y el comportamiento del equipo, lo siento, o no, hacía temer un final así, pese a las provocaciones de Xavi en la sala de prensa.

Decepción entre los jugadores del Barça

Decepción entre los jugadores del Barça / Jordi Cotrina

Como he venido comentando, este es el final de un gran engaño. Ahora, sí, de la misma manera que nos venderán, porque ya han empezado a filtrar a la prensa amiga, que Nike les dará más millones, cuando han estado engañando al mundo con ofertas inexistentes y creaciones de camisetas propias, pronto, ¡ya!, mañana empezarán a comentar, a filtrar, que la temporada ha sido estupenda porque ha aparecido la cantera, La Masia, y Xavi debe continuar.

Tendría gracia (por no decir otra cosa) que, ahora, cuando parece todo el pescado vendido, nos quieran consolar diciendo que el proyecto que está en marcha, de la mano de Cubarsí y Lamine Yamal (¡menuda carita cuando lo cambiaron!), es el bueno.

Ya ¿y? Los que pregonábamos que ese era el discurso, esa era la apuesta, ese era el relato cuando Xavi se hizo cargo del equipo (cantera, paciencia, complicidad, calma, ya llegaremos, ya ganaremos, déjennos trabajar) jamás nos sentimos engañados con esta manera de reconstruir un Barça, que creíamos en ruina y en el que se han invertido cientos de millones de euros.

PD. Por cierto, Xavi, que dijo que jamás volvería a hablar del árbitro, volvió a hablar del árbitro. Supongo que, luego, reñiría a Araujo y Joao Cancelo, supongo.

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