La Copa o cómo Aguirre lucha contra sus 16 apellidos vascos

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

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Emilio Pérez de Rozas

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Alguien tiene un problema (serio) en la final de Copa de esta noche en Sevilla, en La Cartuja. Alguien tiene un problema serio y no es Ernesto Valverde, por más necesidad que tenga de ganar ese trofeo, no solo porque parte favorito, no solo porque le saca 25 puntos al Real Mallorca en LaLiga, sino porque dirige al Athletic de Bilbao, que cada año persigue el mismo objetivo: la Copa del Rey.

Alguien tiene un problema (gordo) y ese es el mexicano Javier Aguirre, apodado el ‘Vasco’ porque todos sus familiares, por parte de madre y padre, son vascos. “En esta final, solo mi mujer, mi hijo y yo vamos a favor del Real Mallorca. Los cabrones juntaron las familias de mi madre y de mi padre y me enviaron mis 16 apellidos vascos, ocho por parte de mamá y ocho por parte de papá”.

Vidas opuestas

La excitación que se ha vivido esta semana en la Ciudad Deportiva del Athletic Club, en Lezama, no tiene nada, nada, que ver con la paz, silencio y serenidad que reinaba en la zona deportiva Antonio Asensio, de Son Bibiloni, donde un Real Mallorca motivadísimo se presenta en Sevilla con la sana intención de rematar una de las temporadas (coperas) más impresionantes de su historia.

La imperiosa necesidad de ganar el trofeo que ha recorrido los vestuarios de Lezama, donde nadie puede pensar en perder, donde existe la descarada obligación de ganar, no tiene tampoco mucho que ver con la ilusión y el “sí se puede” que circuló por el coqueto vestuario rojillo de Son Bibiloni, donde todo el mundo piensa que lo más difícil ya se ha conseguido: estar en la final.

El bullicio, tremendo, la locura sin precedentes, perdón, sí, con 38 precedentes anteriores, que respiró la ciudad de Bilbao, vestida de rojo y blanco desde hace días, con presencia de más de 80.000 aficionados en Sevilla, no es comparable al pasotismo y (casi) indiferencia que palpita en Palma y en la isla, donde el fútbol y el Real Mallorca, propiedad de un rico norteamericano que ni aparece por aquí, no es “lo más importante entre las cosas menos importantes de la vida”, como dijo el maestro Arrigo Sacchi.

Posado de los entrenadores y capitanes con la Copa del Rey en Sevilla. Ernesto Valverde y Javier Aguirre se fotografiaron en La Cartuja junto al trofeo y se desearon suerte de cara a la final.

Posado de los entrenadores y capitanes con la Copa del Rey en Sevilla. Ernesto Valverde y Javier Aguirre se fotografiaron en La Cartuja junto al trofeo y se desearon suerte de cara a la final. / RFEF.

La final de hoy, que igual acaba mañana, representa para los dos contendientes mundos totalmente distintos, alejados, hasta disparatados. El Athletic, el más copero de los equipos españoles, lógicamente junto a Barça y Real Madrid, tiene como destino ganar “siempre” la Copa del Rey (o de quien sea). Su afición lo considera algo básico. Está en su ADN. “Aquí empieza la temporada y tu misión es jugar la final de la Copa”, me dijo ayer uno de los titulares rojiblancos, uno de los más vascos de todos. “Todo lo demás, si viene, se da por añadido”.

Bilbao, entero, está forrado de banderas del Athletic. Dicen que, en el estadio de La Cartuja, habrán 35.000 aficionados vascos y 20.000 seguidores del ‘Mallorqueta’. Lo que no dicen es que, en la ciudad, en los alrededores del estadio, en los bares y restaurantes de Sevilla habrán otros 60.000 rojiblancos más. La fiebre de la Copa en Bilbao es otra cosa, otro rollo.

No importa viajar sin entrada. Se viaja y punto. Es más, ha habido cientos de seguidores del Athletic que pretendieron comprar el billete de avión, de ida y vuelta, que adquirieron “por si acaso” los hinchas de la Real Sociedad y no pudieron comprarlos porque las compañías aéreas no admitieron cambiar el nombre del pasajero.

"Solo mi mujer, mi hijo y yo vamos a favor del Mallorca; el resto de la familia, toda, enterita, va a favor del Athletic.¡Pero si hasta juntaron mis 16 apellidos vascos, los cabrones!"

Javier Aguirre

— Entrenador mexicano del Real Mallorca

Aunque “las finales las carga el diablo”, como me reconoció este titular del Athletic, lo cierto es que todos en Bilbao piensan que esta final no se le puede escapar a su equipo. ¡Pero si tienen hasta la Gabarra reluciente y el horario y trayecto por la Ría confeccionado!

Poco importa (o nada) que Ernesto Valverde recuerde continuamente que el Athletic ha perdido las últimas seis finales coperas que ha disputado (1985, 2009, 2012, 2015, 2020 u 2021). Poco importa que el ‘Txingurri’ no cese de decirles a sus leones (y cachorros, pues hay muchos jóvenes en su reluciente plantilla) que el Real Mallorca de Javier Aguierre es hermético, sólido, difícil de ganar y que ha llegado a la final con una trayectoria sorprendente.

Aquel Mallorca campeón

Y, enfrente de tanto favoritismo, aparece un Real Mallorca con cara de Cenicienta y cuerpo de Robin Hood, para robar a los ricos y saciar la ilusión de los pobres. El ‘Mallorqueta’ acude a Sevilla con los deberes hechos y el sueño de repetir el triunfo del 2003, con Gregorio Manzano, Samuel Etoo y Walter Pandiani, dos de los más grandes guerreros que ha dado el fútbol mundial.

El Mallorca del ‘Vasco’ sabe cómo jugar esos partidos. Es más, vive esos encuentros como ningún otro contendiente. Conoce sus limitaciones, agranda sus virtudes y, desde luego, no es nada fácil de derrotar. Tiene auténticos gladiadores en su plantilla, empezando por su impresionante portero reserva, el eslovaco Dominik Greif, y terminando por su (también) gigantesco goleador, el kosovar Vedat Muriqi. Ambos, todos, están a un paso de la gloria (eterna).

PALMA DE MALLORCA, 05/04/2024.- Aficionados del Mallorca salen desde Mallorca hacia Sevilla para asistir a la final de la Copa del Rey, este viernes. EFE/ Miquel A. Borràs

PALMA DE MALLORCA, 05/04/2024.- Aficionados del Mallorca salen desde Mallorca hacia Sevilla para asistir a la final de la Copa del Rey, este viernes. EFE/ Miquel A. Borràs / EFE/ Miquel A. Borràs

Cuentan que a los futbolistas y staff técnico de Lezama se les saltaban las risas (y hasta las lágrimas) cuando les preguntaban, una y mil veces, qué preferían: ganar la Copa o jugar la Champions el año que viene. Para todos ellos era una pregunta (casi) ofensiva: “¡Ganar la Copa, por descontado!” Ese es su Everest, no pueden aspirar a más.

También en eso son diferentes al Real Mallorca. Todos los habitantes de Son Bibiloni, que son muchos, piensan que su misión en esta vida, en este fútbol, es volver a salvar al ‘Mallorqueta’, eludir el descenso. Lo reconoció ayer el ‘Vasco’. Ellos sí cambiarían mantenerse en Primera División antes que coronarse campeones de Copa. El premio gordo para los isleños (afición incluida), su Everest, es seguir en la categoría reina, ¡vaya que sí!

La verdad, dadas las trayectorias de ambos conjuntos, es que los dos equipos se presentan en La Cartuja con la posibilidad de conseguir su ‘doblete’ particular. El Athletic sigue rozando y coqueteando con la cuarta plaza de LaLiga y el Mallorca, con 13 empates en 30 partidos, jamás ha estado en puestos de descenso este año. Los vascos vienen de perder en el Bernabéu y los isleños reciben al Real Madrid, el próximo fin de semana. Hasta en eso son parecidos. Solo parecidos.

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