PRIMER TRIUNFO SOBRE FRANCIA

Alexia celebra la Nations desde el banquillo: la intrahistoria del abrazo con Montse Tomé

Alexia Putellas eleva el trofeo de la Nations League.

Alexia Putellas eleva el trofeo de la Nations League. / José Bretón / AP

Joan Domènech

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Estaba, por encima de todo, la conquista de un título. El primero de la Nations League, menor en comparación con el Mundial ya conquistado, y el oro olímpico y la Eurocopa (2025) por conquistar, pero importante para alargar el hilo del éxito con el que se cosió España la estrella que luce en la camiseta. "Este equipo no tiene techo", gritaba Aitana Bonmatí, coleccionista de títulos, también individuales: se llevó el MVP del encuentro.

Pero el interés conjunto, global, colectivo, infinitamente más importante que la conveniencia personal, se vio distorsionado por la gestión del caso Alexia. Un episodio, otro, que sigue manchando la brillantísima era deportiva de estas futbolistas.

Aitana Bonmatí exhibe el trofeo de MVP junto a Alexandr Ceferin, el presidente de la UEFA.

Aitana Bonmatí exhibe el trofeo de MVP junto a Alexandr Ceferin, el presidente de la UEFA. / Julio Muñoz / Efe

"Este equipo no tiene techo", gritó Aitana, con otro trofeo individual, el MVP de la final, para la colección.

Abrazo con Tomé

El juego del equipo, intenso, agresivo, dominador, mantuvo atrapadas las miradas sobre el césped a la espera de que se produjera el momento de la reaparición de Alexia, convertido en un morbo más que en una alegría por la polémica generada entre la federación, la seleccionadora, la futbolista y el Barça a resultas de la convocatoria de Alexia, que no tiene el alta médica y que no juega desde noviembre, cuando se dolía de la rodilla izquierda, la que había sido operada diez meses antes por una rotura de ligamentos cruzados.

Aitana y Mariona, las autoras de los goles, abrazadas.

Aitana y Mariona, las autoras de los goles, abrazadas. / La Presse / AP

Y Alexia no jugó. Ni calentó por la banda, como aconsejaba la lógica pese a que la federación pergeñó un sainete. Pero estaba allí, con sus amigas y compañeras, y se fundió en un abrazo con Montse Tomé. Con mucho agradecimiento contenido por haberla incluido en la lista de las 23 participantes emitida en la medianoche del martes para cultivar el oscurantismo y las sospechas. Alexia entraba, igual que Tere Abelleira, también lesionada. La inclusión de ambas encerraba un sentido simbólico y consistía en que salieran en la foto con el confeti de las campeonas, ellas que son partícipes de la época dorada y que el azar las privaba de su participación.

El corro de las futbolistas españolas tras vencer a Francia en la final de la Nations League.

El corro de las futbolistas españolas tras vencer a Francia en la final de la Nations League. / Julio Muñoz / Efe

Alexia no jugó. Ni calentó por la banda, como aconsejaba la lógica pese a que la federación pergeñó un sainete de dar la lista de convocados en la medianoche del martes.

Del desafío al farol

Las palabras de Montse Tomé asegurando que Alexia "estaba bien y disponible" redoblaban el desafío que comenzó con la llamada a la capitana azulgrana estando de baja y reservada por el club para garantizar un regreso en perfectas condiciones. Una convocatoria que la jugadora deseaba y de la que supuestamente había avisado al club. La Nations League ejercía un atractivo cautivador irrechazable con la posibilidad de acceder a los Juegos de París y estrenar el palmarés de la nueva competición a costa de Francia, a la que España nunca había ganado en los 13 partidos precedentes.

Virgina Torrecilla, retirada recientemente, llevó el trofeo de la Nations League al césped.

Virgina Torrecilla, retirada recientemente, llevó el trofeo de la Nations League al césped. / Julio Muñoz / Efe

Las siete culés de la final del Mundial repitieron en La Cartuja: Cata, Batlle, Paredes, Codina (traspasada al Arsenal), Aitana, Paralluelo y Mariona.

El dominante color azulgrana

El gol de Aitana sugirió ese relevo virtual del reinado futbolístico que se visualiza en la concesión de los premios. Los que ganó Alexia los ha recogido Aitana, y todo queda en casa. Más o menos. Puso la centrocampista la primera piedra para crear las condiciones favorables a la precipitada reaparición de Alexia si podía producirse con el títulos asegurado. Otra azulgrana, Mariona Caldentey, puso la segunda. Un farol de Tomé, que consumió las tres ventanas de cambio, agotando el cupo para dar entrada a Vicky López.

Maite Oroz y Aitana Bonmatí, con sus medallas de oro.

Maite Oroz y Aitana Bonmatí, con sus medallas de oro. / Jorge Guerrero / AFP

Entre ellas, las culés, van escribiendo las páginas más gloriosas, como hicieron sus colegas hace 12 y 14 años. Nueve jugadoras del Barça tiñeron de azulgrana el Mundial, de las que siete fueron titulares en la final, y las mismas de Nueva Zelanda repetían en La Cartuja: Cata Coll, Ona Batlle, Irene Paredes, Laia Codina -traspasada este verano al Arsenal- Aitana, Mariona y Salma Paraulluelo, con Alexia de nuevo en el banquillo, junto a Vicky.

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