Dejemos de mirar a Xavi y apuntemos más alto: señalemos a Laporta

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

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Emilio Pérez de Rozas

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Están tan unidos (o eso cuentan), que lo lógico sería que si cae uno, caiga el otro, pero todos sabemos que eso no ocurrirá. El eslabón más débil de la cadena es, siempre, el entrenador y, en el caso del FCBarcelona más que en ningún otro caso pues, a las primeras curvas (por cierto, crítica que ha hecho siempre Xavi Hernández a la prensa), ha sido el propio técnico de Terrassa quien ha dicho que se bajará del carro, que abandonará, “si no consigo ganar algún título y, sí, será momento de dejarlo”.

Llegado este momento y dada la vida tan feliz que vive el presidente Joan Laporta, tal vez sería un buen instante, perdidos ya dos de los cuatro títulos que pronosticaron iban a ganar, para empezar a mirar al palco y responsabilizar al máximo mandatario (máximo del todo, pues él solito gobierna el club sin CEO ni Director General) de todo lo que está pasando: nada funciona, la economía es una ruina pese a las palancas (malgastadas), no pueden fichar, los refuerzos, por valor de más de 270 millones de euros (gran asesoramiento de Yuste, Alemany y Masip, junto a Mendes, claro), son un desastre y la reputación del Barça ha empezado a descender en las clasificaciones globales, mundiales, que manejan los órganos que las miden.

Auténtico Dragon Khan

Podemos hacer un repaso a la situación esperpéntica que vive y soporta Laporta, que ha sido quien ha empujado a Xavi a vivir en este Dragon Khan sin sentido, ilógico, irreal, mentiroso y desproporcionado. Cierto, el ‘míster’ le ha comprado a su presidente la mentira más grande de las últimas décadas y, ahora, ninguno de los dos va a tener la humildad y sensatez (ni siquiera están rodeados de gente que les empuje a ello) de contar la verdad, pedir perdón, encauzar el rumbo con sencillez y sentido común (el sentido menos utilizado en la gobernanza culé).

Pero antes, repasemos la última mentira, que fue la primera, sobre los avales. Bueno, la primera fue decir que renovaría a Leo Messi, “porque solo votándome a mí, eso será posible”. Cuando Laporta se presentó a las elecciones, lo hizo con una mano atrás y otra delante. No tenía cómo avalar los 124,6 millones de euros, que permitirían a él y a sus amigos (y familiares), acceder a la presidencia del Barça. Cuando uno de los millonarios que le apoyaron externamente (y que, ahora, habla pestes de él), le recordó este 'pequeño' detalle dias antes de la votación, Laporta le echó en cara no tener “ni idea, ¡pero ni idea!” de lo que representa ser presidente del Barça. “Tendré cola de bancos que me ofrecerán el aval”, le dijo.

Laporta ja va fer fora Messi

Laporta ja va fer fora Messi / Emilio Pérez de Rozas

No solo no tuvo cola sino que el 80% de los componentes de la directiva tuvieron que pedir ayuda, favores (a saber a qué coste), prestado y solo la aparición milagrosa de multimillonarios les salvó de madrugada. “Así que habría cola de bancos ¿no?, ya, sí, cola…”, le dijo el amigo protector. Y, sí, ahora, de la mano de Toni Frieros (diario ‘Sport’) y Victor Malo (‘Culemania’), nos hemos enterado que aún se están peleando por el aval, más de dos años después.

Por eso es momento (lo siento, o no) de recordar la respuesta que dio Laporta, en el debate preelectoral de RAC1, con Jordi Basté como moderador, a la pregunta de Víctor Font, que quería saber de dónde sacaría el abogado el aval. “El aval se puede explicar perfectamente”, dijo Laporta con altivez. “Estamos negociando con un banco, hemos aprobado la estructura del aval, soportaremos este aval los 16 o 17 miembros de la junta directiva, si ganamos. Y se depositará en LaLiga y, una vez depositado en LaLiga, no habrá ningún inconveniente ni ningún problema para explicar cómo se ha avalado esta cantidad, que es importante, sí. En cualquier caso, cuando tienes credibilidad y tienes experiencia, el banco está dispuesto a ofrecerte este aval”.

Tinta de calamar

Por eso digo que dejemos de mirar a Xavi y miremos un ratito a Laporta, su gestión, su manera de gobernar y dirigir el Barça. Esas palabras, ahora que sabemos lo que sabemos, cómo se están peleando entre ellos por no querer pagar o por pagar unos más que otros, sería un buen momento para repasar esas cuentas. Por qué su hermano Xavier puso 650.000 euros; por qué el empresario israelí Morris Moshe puso 500.000 euros (o más), por qué una compañía norteamericana ISL Futbol LLC puso 200.000 euros. Cómo, por qué y a cambio de qué.

Es normal que Laporta monte el pollo con los árbitros y el VAR, pese a tener el techo de cristal por el ‘caso Negreira’. Es normal que el presidente lance tinta de calamar, humo, para tapar su delicada situación. La deriva deportiva es un desastre, él, personalmente, hizo cambiar la convocatoria del partido de la Champions jugado en Amberes, ha endeudado aún más al club, ha despilfarrado 270 millones en jugadores que, ahora, no valen ni una tercera parte (y, encima, no son decisivos), ha tenido que querellarse con Libero Finance AG por el gol que metió a los socios en la (supuesta) venta del 10% de Barça Visión (el vicepresidente económico sigue mudo)….

Joan Laporta se dirige a los futbolistas en una sala de la ciudad deportiva junto al vicepresidente Rafa Yuste, el director deportivo Deco y Xavi y Òscar Hernández.

Joan Laporta se dirige a los futbolistas en una sala de la ciudad deportiva junto al vicepresidente Rafa Yuste, el director deportivo Deco y Xavi y Òscar Hernández. / FCB

No había plan, no había programa, no había dinero, los mejores profesionales le abandonaro (a saber lo que vieron o escucharon), vive colgado de la improvisación, manda un grupo inconsistente de familiares, amigos y enchufados y, en tales circunstancias, Laporta, maestro en anestesiar a la hinchada, se abraza a la polémica arbitral porque con ella identifica a un enemigo externo, colocando el foco en la cuestión emocional, con la que intenta mantener unida a la ‘gent blaugrana’ (o, como poco, a los 30.184 que le votaron) y, sobre todo, evitar que le den vueltas a su particular estilo de gobernanza, único y trilero.

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