Barça-Eibar (5-0): Hasta que Graham Hansen destapó la botella

Jugó con seis defensas el Eibar y aguantó todo lo que pudo. Hasta que Caroline Graham Hansen dijo basta y reventó el partido. Descorchó la botella la delantera noruega y empezaron a desbordarse los goles, uno tras otro, en una explosión gaseosa de acierto contenida casi una hora por ese tapón de futbolistas vascas protegiendo el área. El Barça obtuvo el resultado esperado, aunque le exigió la virtud de la constancia.

Le sobra al Barça fe y calidad -le sobraron dos remates al poste- en cantidades industriales para derribar a cualquier equipo. Más a un Eibar situado en el sótano de la tabla, y a pesar de las sensibles bajas que forzaron una alineación extraña en las filas azulgranas. La fe y la calidad que rebosan en el enjuto cuerpo de Graham Hansen, tan inexpresiva cuando un venenoso centro no encuentra rematadora como cuando marca un golazo, a través de un tiro con la izquierda cruzado desde fuera del vértice derecho del área.

El gol y la asistencia

Encontró la rendija del acierto el Barça a través de la propietaria plenipotenciaria de la banda derecha, mientras en las otras posiciones pasan las demás (Esmee Brugts fue la nueve y Clàudia Pina ejerció en la izquierda), y resbaló el Eibar, que encajó cuatro goles en nueve minutos, con el cava desparramado por el césped. Graham aseguró la victoria con el gol -era imposible que el Eibar marcara de tan atrás y tan desdeñoso que se mostró- y luego repartió los regalos.

Primero el trabajo, luego el disfrute, predicó la austera Caroline, que un minuto después dio el centro para el primero de los tres goles de Brugts, otro golazo, de tacón, ladeada la neerlandesa respecto a la portería. Los siguientes fueron más fáciles, ya de frente al marco, con otro centro de Mariona Caldentey y uno de Lucía Corrales, aprovechados los tres remates al primer toque. Sabía que no tenía tiempo para pensar y decidir Brugts en una tarde para reivindicarse, y se llevó la pelota del partido. Tal vez pidiera otra Ari Arias, que cuadró el debut con su primer gol.

Le sobró tiempo al Barça, como le sobran jugadoras. Sin las dos centrales titulares, lesionadas Irene Paredes y Mapi León, defendían a Sandra Paños -es un decir- Ingrid Engen y Martina Fernández.

Engen fue una centrocampista más, como Marta Torrejón y Lucía Corrales en los costados, mientras Martina se quedaba sola atrás, a 40 metros de Paños, aburrida hasta que en el minuto 65 detuvo un córner y en el 76 solventó un mano a mano con Diallo para recordar que estaba en el campo. Salma Paralluelo y Ona Batlle descansaron, Lucy Bronze y Keira Walsh salieron a activarse, Mapi se juntó con Alexia, Irene, Jana, Oshoala, las lesionadas, emplazadas a batallas más duraderas. La del Eibar la ganó el arte de Hansen con los goles de Brugts.