La industria del deporte

El sueldo de Alexia, el lío del Barça

Alexia Putellas celebra un gol con el Barça

Alexia Putellas celebra un gol con el Barça / Javier Borrego / AFP

Marc Menchén

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Estas semanas se está produciendo un debate interesante a nivel mediático sobre cuánto debería cobrar Alexia Putellas. Unos lo miden en función de camisetas vendidas o su capacidad para atraer marcas; otros, porque hay atletas de otras secciones más deficitarias que ganan mucho más. Y muchos olvidan que en deportes de equipo todo se mide por el rendimiento del colectivo, tanto en lo económico como en lo deportivo, pero que también hay que entender el ecosistema competitivo en el que cada disciplina se desarrolla.

Hay un primer razonamiento que no se ajusta nada a la lógica del negocio del fútbol y de casi cualquier negocio. El sueldo de un futbolista no sólo lo determina su capacidad de generar ingresos individualmente para el club en el que trabaja, igual que ningún empleado en una empresa cobra exclusivamente en función de lo que vende. En todo caso, hay un punto de partida, que es el de cuánto es capaz de facturar esa organización en conjunto, y a partir de ahí se definen escalas salariales partiendo de una determinada base.

Analizarlo desde otro punto de vista es un craso error, ya que el deporte como producto de entretenimiento es fruto de una agregación de activos. El valor de Alexia lo marca la capacidad de todo el Barça femenino para generar negocio, que a su vez depende de lo que Liga F y Women’s Champions League puedan obtener por la comercialización conjunta de televisión y patrocinios. Y es ahí donde comparar con otras secciones tiene poco sentido.

Cuando en balonmano o en baloncesto pagan equis a un jugador y eso es mucho más que lo que cobra la capitana y doble Balón de Oro, la razón no es otra que el mercado dice que hay otros clubes dispuestos a pagar eso por tenerlo en plantilla. No en el contexto doméstico, pero sí probablemente en Euroliga o EHF Champions League. Y aquí, es cierto que el contrato récord de televisión de la NWSL en Estados Unidos (57 millones al año, casi ocho veces más que la Liga F) puede aflorar una competencia real por las mejores jugadoras europeas. El Barça, y el resto, deberán decidir cómo afrontan una amenaza que en el fútbol masculino ya la supone la Premier League.

Hay un riesgo adicional del que hay precedentes. La renovación de Putellas no afectará únicamente a su situación individual. Establecer el techo de la escalera salarial en un nivel provocará automáticamente que las siguientes renovaciones tengan en cuenta esa cifra, la que sea, para abordar cualquier negociación. Es lo que le sucedió mismamente al Barça cuando en 2018 convirtió a Leo Messi en el futbolista mejor pagado de la historia, haciendo que las ampliaciones que vinieron después (Piqué, Alba, Busquets…) tuvieran esas cifras de referencia. En el lado opuesto, la salida de Cristiano Ronaldo del Real Madrid en 2018, cuando se le negó una subida equivalente por no romper la estructura salarial.

Dicho esto, el Barça dijo que la sección sería ya autosuficiente en 2023-2024 y, si no se da el caso, será decisión de la junta dónde prefiere exigir más sacrificios: en el fútbol, que es la gallina de los huevos de oro; en el polideportivo, que lleva más años evidenciando que difícilmente generará algún día lo que consume; o en el fútbol femenino, con unas perspectivas de crecimiento mucho mayores.

El patrocinio deportivo tira del carro

La industria del deporte vive principalmente del patrocinio. Sí, los derechos audiovisuales son especialmente relevantes en el fútbol, pero podemos afirmar que lejos del deporte rey y la élite, el principal sustento de todo el ecosistema de clubes y competiciones en España son las marcas que apoyan sus proyectos, sea por una cuestión de complicidad local o porque realmente consideran que pueden ser vehículos de generación de negocio.

La última edición del Atlas del Patrocinio, que elaboramos en 2Playbook Intelligence, apunta a que las compañías habrán invertido 1.757 millones de euros en patrocinio deportivo en España en 2023, lo que supone un 10,6% más que el año anterior. Y la perspectiva es que la apuesta continúe subiendo. El 62% del sector apunta a que la inversión o ingresos de patrocinio seguirá aumentando en 2024, una confianza mucho mayor que la que existía el año pasado.

Aquí también existe cierta concentración, con sólo veinte de las más de 800 organizaciones que compiten en la élite de todos los deportes de España superando los 10 millones en ingresos por patrocinio. De hecho, la mitad de estas se corresponden con el fútbol y sólo se cuelan en ese selecto grupo proyectos como los de ACB, Movistar Team o Mutua Madrid Open.