GIRONA-MADRID (18.30 H)

Viaje al corazón del éxito del Girona: el hilo 'carceliano'

El Girona hace historia y se encarama al liderato de la Liga (1-2)

Savinho, la sensación del Girona que creció en una granja: "Si a los rivales no les gusta mi alegría, me da igual"

El Girona renueva a Quique Cárcel, su secretario técnico, hasta 2027

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Los jugadores del Girona celebran el 1-2 marcado por Eric García al Villarreal, que le dio el liderato en la Liga.

Los jugadores del Girona celebran el 1-2 marcado por Eric García al Villarreal, que le dio el liderato en la Liga. / Efe / Andreu Esteban

Marcos López

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Es un hilo y no invisible. Un hilo generacional que cose durante casi la última década la construcción de “una idea”, ubicada geográficamente al norte de Catalunya, que tiene su hogar en Montilivi, un viejo estadio con más de medio siglo de vida, inagurado en el verano de 1970, dispuesto a vivir este sábado con la visita del Madrid una tarde jamás vista antes. El Girona es el líder de la Liga, algo que no había ocurrido en sus 93 años de historia, tras sumar 19 puntos de 21 posibles, por delante del equipo de Ancelotti (18).

"Es un lujo que el mundo esté pendiente de nosotros", ha proclamado Michel en las horas previas a la visita blanca, disfrutando de un liderazgo que ha hecho girar la vista hacia Montilivi. "Nadie esperaba esta situación, es verdad. Pero sumar 19 puntos de 21 no es fácil y seis victorias seguidas tampoco. Es el mérito que tenemos", ha recordado el técnico del Girona. "Lo han hecho mejor que nosotros, que el Barcelona, que el Atlético... Tenemos que respetar esto. El Girona puede pelear", ha recalcado Ancelotti. 

"Es un lujo que el mundo esté pendiente de nosotros"

Michel

— Técnico del Girona

El mérito radica en ese hilo que ha recurrido a una idea para impulsar el proyecto del Girona, un club singular que se ha transformado en un laboratorio innovador, capaz de sublimar los tes centrales con Machín, a quien Julen Lopetegui, seleccionador español fue a rendir visita antes del Mundial 2018, para descubrir esa interesante mirada sobre un sistema que estaba en desuso.

Ahora, en cambio, se viaja hasta Montilivi, convertido en lugar de culto para explorar nuevas y modernas rutas tácticas con Michel, un técnico integrado en el tejido catalán. Y no solo porque se exprese en catalán en cada una de sus comparencencias públicas sino porque ha conectado con Quique Cárcel, el secretario técnico que ha edificado el ‘orgull gironí’ en unos años prodigiosos.

Delfí Geli, presidente del Girona, Michel, entrenador, y Quique Cárcel, en Montilivi.

Delfí Geli, presidente del Girona, Michel, entrenador, y Quique Cárcel, en Montilivi. / GIRONA FC

De la nada a la cima

El tránsito ha sido vertiginoso. De la nada –luchando por evitar el descenso a la Segunda B- a la cima, compartiendo el coliderato con el Barça, transformado, además, en la referencia de los nuevos tiempos. Avanzando y retrocediendo, todo casi al mismo tiempo. Con errores (mantener a Eusebio costó caer, de nuevo, a Segunda) que son, en realidad, lecciones para evolucionar.

De aquella decisión –entendió Cárcel que era necesario apostar por el técnico- nació la semilla del éxito elaborada por Michel, ese entrenador que ha dado un nuevo impulso a un club que tiene una idea. Y, sobre todo, una coherencia casi fanática en la defensa de esa propuesta futbolística, siendo, tal vez, el equipo más divertido de ver en la Liga española.

Dovbyk hace el gesto del corazón tras marcar el 1-1.

Dovbyk hace el gesto del corazón tras marcar el 1-1. / Andreu Esteban / Efe

"Estoy en el sitio ideal", recuerda siempre Michel, convencido de que esa ruta que le llevó hasta Montilivi no fue tan sencilla ni recta como se podía creer. "Salí del Rayo, que es mi casa, en una posición incómoda. Luego, me fui al Huesca, conseguí el ascenso y luego me echaron, ya con el equipo en Primera, a inicios de enero", recuerda con indisimulada amargura.

Nadie lo llamó desde enero a junio. Meses donde su teléfono no sonaba. Casi medio año olvidado. Estaba en Ibiza, con la familia, cuando alguien tecleó su número, ya con todos los banquillos de Segunda para la temporada 21-22 completamente llenos. Se veía fuera del circuito de entrenadores de elite. Y entonces escuchó la voz de Cárcel: 'Te quiero para el Girona''.

Y se lo trajo, sacudido como estaba el ejecutivo aún por el trauma del Rayo, que le privó del ascenso en Montilivi. Como un año antes hizo el Elche, también en el estadio gironí. Pero Cárcel escogió a ese entrenador que estaba entonces en el paro. "Estoy en un sitio donde pedía que me dejaran trabajar y que vieran mi idea como la suya”, apunta Michel, explicando lo que ocurrió en su primera temporada en Montilivi.

Michel y Pacheta, al fondo, dando instrucciones a sus jugadores.

Michel y Pacheta, al fondo, dando instrucciones a sus jugadores. / Andreu Esteban / Efe

Nada más iniciarse el campeonato, el equipo no arrancaba. Más bien para atrás. "Era la jornada 12 y estábamos en descenso”, cuenta, una y otra vez, el técnico para poner en valor la contundencia de la idea avalada por Quique Cárcel. Pensó el ejecutivo que se exponía al ‘caso Eusebio’, capítulo dos. Pero se mantuvo firme. No le tembló el pulso. Más bien, todo lo contrario. Redobló su apuesta por Michel. "Vino Quique y me dijo: ‘¡Te quiero renovar!’".

Cuatro pilares se van; el equipo ni se inmuta

Caminaba el Girona por la cornisa y el club no se asustó. Ni sintió vértigo ensalzando la idea en plena tormenta hasta hallar el rumbo adecuado que le llevó a Primera, donde el curso pasado completó una temporada espectacular, rozando incluso el pasaporte europeo. Y en este verano, se le fueron cuatro piezas esenciales.

Pilares del proyecto que le llevó a terminar en décimo lugar, a cuatro puntos de la zona de Europa League. Se marchó Oriol Romeu, la pieza que cosía al Girona, al Barça, Santi Bueno al Wolverhampton, Taty Castellanos, que no era suyo porque estaba cedido por el New York City, al Lazio y Riquelme regresaba al Atlético de Madrid.

Savinho, la sensación

O sea, Michel debía reinventarse. Y Cárcel antes que él. Invirtió el club 22 millones de euros en fichajes, la cifra más alta de su historia, pero recibió casi 18 por las ventas. O sea, un Girona completamente nuevo por poco más de cuatro millones, transformado en la sensación del campeonato iluminado por el regate y las diabluras de Savinho, un joven brasileño de 19 años sin apenas experiencia en la elite procedente del Troyes francés, club perteneciente al City Group.

Savinho, durante la entrevista.

Savinho, durante la entrevista. / ©David Aparicio

Estuvo cedido al filial del PSV Eindhoven donde se lesionó y apenas jugó seis ratos (95 minutos) con el primer equipo y nueve partidos con el filial. Nada de lo que ocurre en Montilivi parece normal, pero lo es. Resulta normal que el sentido común y las ideas que proyectan tanto el ejecutivo (Quique) como el entrenador (Michel) queden siempre protegidas bajo la serena y apasionada mirada de la "propiedad", como llaman ellos, encarnada en la figura de Pere Guardiola. Fusionados todos en una obra coral y moderna, que supone el mejor escaparate del fútbol actual.

Tipos sencillos y humildes que buscan "un talento especial" (el ucraniano Tsygankov abrió el camino para su compatriota Dovbyk) para conectarse “con el corazón del Girona”, jugadores como Stuani, Bernardo, Juanpe, Borja García y ahora Portu, que ha retornado este verano a Montilivi. Estos cinco futbolistas fueron titulares en el 2-1 al Madrid, con Machín en el banquillo (2017), que supuso el ‘Big Bang’, la gran explosión del Girona, un club y un equipo que se erige en la bandera de una revolución sin fin que anida en Montilivi.

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