Fútbol

Lamine Yamal: orgullo y bandera adolescente del castigado barrio de Rocafonda

El futbolista del Barcelona y de la selección española, a sus 16 años, se ha convertido en héroe para un barrio en que la mitad de las familias vive en riesgo de pobreza

Arnau Segura

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Tiene unos diez años y viste la camiseta del Barça con el '8' de Pedri, pero se excusa con convencimiento: "No, mi ídolo es Lamine Yamal". "Me gustaría ser como él", remarca en la puerta de la Escola Rocafonda, en el barrio homónimo de Mataró en el que creció la nueva figura azulgrana. Los nervios del primer día de colegio se evaporan al preguntar por su vecino más ilustre: Yamal, hijo de padre marroquí y de madre ecuatoguineana, nació en Esplugues de Llobregat (13 de julio de 2007), pero llegó a Mataró siendo un crío tras pasar también por Granollers. Los niños hablan de él ojipláticos, rendidos. Sonríen a la cámara con timidez, dibujando con las manos el 304 que ha puesto de moda con sus celebraciones por su apego a Rocafonda: hace referencia al código postal (08304). Se ve pintado en muchas paredes. Los niños se dividen en dos grupos: los que saben hacer el gesto y los que no.

Rocafonda, el barrio que vio crecer a Yamal

Lamine Yamal ha popularizado el 304, número con el que se identifica el barrio de Rocafonda al coincidir con su código postal (08304). / Manu Mitru

Se dividen en dos grupos: los que le han visto por el barrio y los que no. "Yo aún no le he visto", reconoce Nil poniendo énfasis en el aún. "Todos los niños están entusiasmados. Es un orgullo, para ellos y para todo el barrio", asiente la madre. Prosigue: "Está bien que de vez en cuando salga algo bonito en el barrio, una flor, aunque sea muy de vez en cuando. Y si es relacionado con el deporte mucho mejor porque es una motivación extra para los más jóvenes. Para que vean que puede haber otra salida".

Lamine Yamal recibe instrucciones del técnico Xavi Hernández.

Lamine Yamal recibe instrucciones del técnico Xavi Hernández. / Jordi Cotrina

Rocafonda es uno de los barrios más castigados del Maresme: según el INE casi la mitad de sus familias está en riesgo de pobreza y la renta media es un tercio de la del Centro o el Eixample, dos barrios ricos de la ciudad. Se habla poco catalán: casi en ningún bar se ve TV3. Es el barrio con mayor porcentaje de viviendas de cinco miembros (8,6% del total del barrio), seis, ocho y más de ocho, según el último Estudio de la población de Mataró (2022).

Ha crecido en base a la inmigración: interior en los 60 y los 70 y exterior desde finales de los 90. Es el único barrio de Mataró en el que la población nacida en Catalunya no llega al 50% (48%). Los nacidos en Andalucía aún significan el 8,4%, mientras que los originarios del extranjero son un 36% con un claro predominio de Marruecos: más de la mitad. Es el caso del padre de Yamal, Mounir, muy conocido y en general muy apreciado en Rocafonda. En las elecciones municipales de mayo Vox obtuvo un 14% de los votos del barrio y fue segunda fuerza: en el Centro fue la sexta (6%). La participación no llegó al 50%.

Pista de fútbol del barrio de Rocafonda donde jugaba Lamine Yamal.

Pista de fútbol del barrio de Rocafonda donde jugaba Lamine Yamal. / Manu Mitru

En un bar cercano una mujer de 45 años, quizás 50, lamenta que desde las instituciones no se esté haciendo nada para evitar que Rocafonda "se venga abajo". "Se está destruyendo todo por la inmigración, por la droga, por todo lo que hay. El barrio se va a la mierda y nadie mete mano. Es un gueto". "Este chico se ha convertido en un ídolo para los más pequeños, un ejemplo a seguir. Cuando viene le siguen como una manada. Es un orgullo que reivindique que es de Rocafonda, porque un barrio tan desestructurado como este necesita que alguien le dé voz. Por lo menos los niños que están todo el día en la calle dicen 'hostia, pues hay salida.' O 'se puede''", concluye. "Ya que hay pocos ejemplos buenos por lo menos que fluya la luz y salga", dice otra mujer. "Que alguien del barrio pegue un bombazo así siempre está bien", dice otro hombre.

Bajando la calle de la escuela se llega a una plaza: tres hombres cercanos a la treintena están sentados en unos bancos. Uno insiste en que jugó con Yamal en Tercera Catalana. Otro, con una cicatriz en la mejilla, se come un flan con la tapa. Al acabar saca una botella de whisky de una bolsa. Son las 9:30 de la mañana. Contesta el tercero, hablando de Yamal: "A él nunca le verás como a este chico. Lamine tenía un camino diferente. Siempre ha pensado solo en el fútbol. Nunca se ha juntado con la gente de mala fama". "Ojalá siga así. Me alegro de que juegue en el Barça, mi equipo. Antes de llegar a España mi objetivo era jugar en el Barça, aunque también hubiera ido al Madrid", asiente. Como él, muchos cruzan el mar con la intención de jugar en el Barça. "La gente de Rocafonda no es mala, eh", reitera antes de despedirse. Su voz denota el peso del estigma.

Carlos, del bar El Cordobés de Rocafonda y cercano a la familia de Lamine Yamal, con un cliente habitual.

Carlos, del bar El Cordobés de Rocafonda y cercano a la familia de Lamine Yamal, con un cliente habitual. / Manu Mitru

A pocos metros está El Cordobés, bar de cabecera del padre de Yamal. Carlos, el jefe, señala orgulloso una pared con una camiseta del canterano firmada. Se la llevó su padre: "Son gente muy de barrio. Lamine es un tío normal, muy humilde. No se le ha subido nada a la cabeza. Continúa siendo el mismo". Conoce bien la historia de Lamine, culé desde prebenjamines: "Entró en La Masia de muy joven. Sus padres no podían darle ninguna educación porque no tenían dinero y el padre fue al Barça y les dijo 'si queréis que continúe le tenéis que dar una educación'". La avenida Perú une la plaza Joan XXIII, donde vivían, con una estación de tren: "Les veía pasar cada día para ir a entrenar. Cada día. Lamine pasaba siempre cogido de la mano de su padre. No pagaban el tren porque no tenían ni un duro".

En la plaza Joan XXIII, Abdul tiene una tienda de ropa. También atesora una camiseta de Lamine. Se la regaló la abuela del jugador, clienta habitual: "Es como mi madre. Es el mejor regalo que me han hecho". Sigue: "Es la bandera del barrio, un ejemplo bueno. El barrio está estropeado. Lleno de ejemplos malos". En una esquina de la plaza, Arabia, la peluquera de la abuela, dice que sus hijos presumen de vivir en el barrio de Yamal.

Arabia, la peluquera de la abuela de Lamine Yamal, en el barrio de Rocafonda.

Arabia, la peluquera de la abuela de Lamine Yamal, en el barrio de Rocafonda. / Manu Mitru

Se pasaba el día persiguiendo la pelota en la plaza, el patio de su casa. Antes era de tierra y ahora es de cemento y está prohibido jugar al fútbol. También pasó horas en una pista de fútbol que está a 300 metros. Entre un sitio y otro su tío Abdul regenta una panadería arábica. En el cartel exterior hay un montaje con una imagen de Yamal sobre el Camp Nou que preparó hace unos años. Él estaba convencido de que algún día alcanzaría la cima por su talento. Admite que es del Madrid, como el padre, su hermano, como mucha gente de Rocafonda, pero que se ha puesto muchas veces la camiseta de su sobrino. Celebrará sus goles, aunque sean al equipo blanco.

En el interior de la panadería tiene colgado un póster con los números 29.04.2023 y 83'48", el día y el minuto de su debut con el Barça: ante el Betis (4-0). Tenía 15 años, nueve meses y 16 días: se erigió en el debutante más joven de la historia del club en LaLiga. Este viernes tuvo el honor de ser el jugador más precoz en jugar con la selección española (16 años y 57 días).

El tío y el primo (y también chófer) de Lamine Yamal, Abdul i Mohamed, en la panadería que regentan.

El tío y el primo (y también chófer) de Lamine Yamal, Abdul i Mohamed, en la panadería que regentan. / Manu Mitru

Su chófer es su primo Mohamed, de 28 años e hijo de Abdul. "Tengo trabajo para los dos próximos años como mínimo", dice, riendo, antes de hablar de Yamal: "Está normal, como siempre. Él no se pone nervioso. Siempre tiene los pies en el suelo". Un día, de camino a un partido, idearon la celebración del 304 junto a un amigo común, tras "un rato de pruebas y malabares con los dedos". Cuenta los días para que Yamal pueda hacer la celebración por primera vez con el primer equipo, con su primer gol. Y enseña orgulloso la camiseta de esta temporada que le ha regalado su primo. Todavía no está firmada: "Ya me la firmará. No hay prisa". Pero Lamine Yamal sí parece tenerla.