Fútbol

España se regala una goleada y la irrupción de Lamine Yamal para olvidarse de Rubiales

La selección de Luis de la Fuente pasa por encima de Georgia (1-7), con tres goles de Morata y uno del joven extremo azulgrana, debutante y goleador más joven de la historia de España

Sergio R. Viñas

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El gol es el único analgésico del dispensario del fútbol. Y esta España atribulada y zarandeada por un escándalo que no se agota, golpeada por la resaca fin del compendio de desfachateces de Luis Rubiales, necesitaba una sobredosis de fútbol para sobreponerse a su ruidoso presente. Lo encontró la selección de Luis de la Fuente en su visita a Georgia, temida por las consecuencias que una derrota o un empate habría deparado, resuelta con una brillantez incontestable (1-7). Una goleada para paladear, un grito reclamando tregua para que el fútbol vuelve a colocarse en el foco de la selección.

Y una victoria, no conviene olvidarlo, que asfalta la autopista hacia la próxima Eurocopa, tras la zozobra que generó la derrota frente a Escocia en marzo. Era uno de los compromisos más espinosos de un trayecto que, a decir verdad, no es el más complicado de la historia. Un partido, además, que quizá quede dentro de unos años como parte de la historia de esta selección. Porque fue el del debut de Lamine Yamal, el más precoz que jamás vio España, con 16 años y 57 días. Hito potenciado por un gol, el séptimo de la selección, que incrementa la envergadura de la explosión del delantero del Barça.

Pero no todo fue Yamal, aunque el foco se concentre en él por la seducción que genera la juventud en el deporte. Fue un día para la reivindicación de Morata, que ha pasado en cuatro días del mal trago de leer el comunicado contra Rubiales a marcar tres goles con el brazalete en el brazo. También de Marco Asensio, eléctrico y punzante hasta que el físico le recomendó frenar antes del descanso, al igual que a Dani Olmo. O de Nico Williams, un demonio que le colocó a Georgia en el segundo tiempo una puntilla que ya no necesitaba.

Cuatro goles en 18 minutos

Porque apenas 40 minutos le costó a España dejar atado y bien atado el compromiso de Tiflis, dominadora desde el amanecer la selección de De la Fuente, gobernadora del balón sin caer en la intrascendencia que tantas veces ha embriagado su posesión en tiempos recientes. Cuatro goles en 18 minutos, Morata abriendo y cerrando la cuenta con Dani Olmo y Kvirkvelia en propia puerta amenizando con sus tantos los minutos que separaron el doblete del delantero del Atlético.

Georgia era un muñeco de trapo empapado por la lluvia pertinaz que caía sobre Tiflis, masacrado por las botas de los jugadores españoles, esas que se perdieron o se olvidaron en Madrid y que llegaron este mismo viernes a Georgia, a bordo de un jet privado, como si se trataran de jefes de Estado y no de prendas para jugar a fútbol. El fútbol de élite a veces tiene estas caras frivolidades.

Nico Williams y Lamine Yamal

Ya en la segunda parte, Morata anotó el tercero de su cuenta particular, firmando un triplete que le coloca la etiqueta indiscutible de protagonista del encuentro de este viernes. Nico Williams se acabaría sumando a la fiesta en la que la cantada de Simón en el único tanto georgiano, justo después del descanso, se quedó en anécdota olvidable.

Y entonces llegó el momento de Lamine Yamal, cuyo debut se había producido justo antes del descanso, antes quizá de lo esperado en un doble cambio junto a Nico Williams por los heridos Dani Olmo y Asensio. No contento con romper todos los retos de precocidad con su debut, quebró también los de goleador más joven de la historia de la selección. Faltaban 16 minutos para el final cuando el adolescente azulgrana se aprovechó de una asistencia de Williams para celebrar el séptimo.

Ahí España ya decidió frenar, no hacer más sangre, pues todos los objetivos estaban cumplidos. Tres puntos logrados, goleada reparadora, eclosión de una nueva estrella adolescente y carpetazo a los problemas que llegan de fuera. El día que esta selección necesitaba.