Milan 0 Barcelona 1

El Barcelona aparta a Dembélé en el triunfo contra el Milan: "Se marcha. No hay nada que hacer"

El equipo azulgrana cierra su gira con un triunfo convincente gracias a un gol de Ansu

El Barça se resiste a pagar su parte a Dembélé en pleno conflicto

Dembélé sonríe en Las Vegas, donde el Barça cerró su gira estadounidense.

Dembélé sonríe en Las Vegas, donde el Barça cerró su gira estadounidense. / Patrick T. Fallon

Francisco Cabezas

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Lo peor de ser una estrella, del fútbol, de la canción, de lo que sea, es que el resplandor te impide observar tu degradación. 

A un cuarto de hora en coche del Allegiant Stadium se encuentra el viejo International Hotel de Las Vegas, allí donde Elvis dio más de 600 conciertos mientras su poderosa voz combatía contra las drogas, el alcohol, la barriga, el sudor y una estampa que de tan decrépita era magnética. Quién sabe si al delgadito Ousmane Dembélé le han contado alguna vez aquellas historias, pero su paso desgarbado por las tripas de ese campo de Nevada, con la capucha sobre los ojos y la sonrisa del Joker, remite a una figura triste e incomprendida, pero a la que le han prometido que lo mejor de su carrera está por llegar. Los aduladores y los comisionistas nunca faltan.

Por lo pronto, Xavi Hernández, que ha acabado viendo lo que en su día no quiso ver, lo apartó de la convocatoria en el último partido del Barcelona en la gira estadounidense, con triunfo frente al Milan gracias a un buen gol del revitalizado Ansu. De nada sirvió a Dembélé haber tomado el avión hacia Las Vegas. A menos que el futbolista vuelva a sorprender con un último regate, genial o surrealista, Xavi entiende que su lugar ya no está en su vestuario, sino en el camerino del PSG.

"Estoy decepcionado. Nos ha dicho que se marchaba y no hay nada que hacer. Me sabe mal... Lo hemos cuidado mucho para que fuera feliz. Pero es la ley del mercado. No podemos competir con su propuesta. Es una pena", se resignó Xavi a la conclusión del partido, intentando no hacer aún más sangre.

Los beneficiados

Por lo pronto, hay futbolistas que deberían salir beneficiados si Dembélé acaba consumando su huida a la pasarela parisina. El principal es Raphinha, sí, hasta no hace tanto representado por Deco, el director deportivo que el Barcelona aún no ha tenido a bien oficializar. Y ahí, por ese extremo diestro que ahora no piensa perder, el brasileño campó en el once inicial de un Xavi que quiso repartir esfuerzos a menos de una semana del Gamper frente al Tottenham (8 de agosto) y en la penúltima curva del inicio de Liga en Getafe (13 de agosto).

Tuvo continuidad Fermín en el interior después de su alumbramiento en el clásico de Dallas. Hizo cuanto pudo el onubense, aunque pagó la escasez de aliados entre líneas. Y Abde, quien aún no sabe qué será de él, se quedó con la orilla izquierda del ataque mientras Ferran Torres seguía opositando -esta vez sin acierto- a ser el principal recambio de Lewandowski como ariete. Cada vez parece más necesaria la llegada de Vitor Roque al equipo.

Raphinha, en cualquier caso, se destacó como el principal generador de peligro del ataque azulgrana, diluido como estaba Abde frente a Florenzi y Ferran Torres ante capitostes como Thiaw y Tomori. Aunque fue un robo del menudo Fermín en el área el preámbulo de la mejor ocasión azulgrana del primer tiempo, con un remate al palo de Koundé.

En un escenario marcado por el ritmo cachazudo, durante largos tramos quien no tuvo rival en la zona ancha fue Oriol Romeu, al que le han bastado dos ratos para demostrar que su posición en el equipo debería ser inamovible para su entrenador en la temporada de la marcha de Sergio Busquets. Muchas más dudas siguen dejando nombres ya conocidos, especialmente el de Marcos Alonso, que aun pudo agredecer que Pulisic no se decidiera a atormentarle antes de que Balde volviera a mejorar sus prestaciones con las manos en los bolsillos.

Koundé, mientras, está ganando minutos en el centro de la defensa a costa de desplazar a Araujo a un lateral derecho donde nadie en el club ha sido capaz de rellenar el socavón. El defensa francés, notable en el clásico, poco pudo hacer cuando el diablo Leao abandonó el marcaje del uruguayo en la orilla para explorar la garganta del campo. Se fue por piernas el portugués de Koundé, aunque el disparo lo acabó rechazando el portero Iñaki Peña, titular esta vez.

Ansu celebra con sus compañeros su gol ante el Milan en Las Vegas.

Ansu celebra con sus compañeros su gol ante el Milan en Las Vegas. / Patrick T. Fallon

La acción de verdad llegó en el segundo tiempo. Sobre todo, gracias a la asociación que tejieron Balde y Ansu en el costado izquierdo. Una incursión del carrilero, de hecho, permitió a Ansu ensayar una de sus acciones preferidas, el recorte y la rosca desde el vértice del área. Esta vez, su disparo dejó sin aliento a un buen portero como Maignan, paralizado en el 0-1. El delantero corrió entonces hacia la banda, donde esperaban Dembélé y Kessié, ambos en chándal, a ser abrazados.

Araujo se quedó sin celebrar el segundo gol al tomar el centro de Lewandowski desde posición de fuera de juego. Y el adolescente Lamine Yamal, a sus 16 años, volvió a evidenciar que, con confianza y minutos, tiene capacidad suficiente para emular las gestas tramadas desde su camastro de La Masia.

En el fútbol, ya se sabe, no cuesta encontrar nuevos motivos para la esperanza.

El tiempo de Dembélé, mientras, se consume bajo la capucha.

Ficha técnica

Milan: Maignan; Florenzi (Kaululu, min. 64), Thiaw, Tomori, Theo Hernández; Krunic, Loftus-Cheek, Reijnders; Pulisic, Giroud (Colombo, min. 70) y Leao.

Barcelona: I. Peña; Araujo, Koundé (S. Dest, min. 67), Eric García, M. Alonso (Balde, min. 46); O. Romeu, Fermín López (De Jong, min. 46), Pedri (S. Roberto, min. 46); Raphinha (Lamine Yamal, min. 67), F. Torres y Abde (Ansu, min. 46).

Goles: 0-1: Ansu (min. 56).