Por qué las categorías inferiores deberían ser el espejo de la selección de Vilda y no al revés

El fútbol base femenino español domina el panorama continental e internacional, con títulos como el Mundial sub-20 y el Europeo sub-19

Técnicos como Pedro López, fichado por México, han inculcado un estilo que marcará el futuro de una selección que duda en el Mundial

La debacle de España contra Japón: un partido para recapacitar y aprender

Las jugadoras de la selección sub-19 celebran el Europeo conquistado en Bélgica este domingo.

Las jugadoras de la selección sub-19 celebran el Europeo conquistado en Bélgica este domingo. / RFEF

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Japón pinchó la burbuja de España en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda. Lo hizo con una goleada inapelable, evidenciando las carencias del conjunto que dirige un cuestionado Jorge Vilda. Afloraron los nombres de ausentes como las barcelonistas Mapi León, Patri Guijarro o Sandra Paños (las dos primeras renunciaron y la tercera era seleccionable). Lo previsible en una selección que, pese a estar en su techo histórico, todavía tiene un largo camino por recorrer.

El cuadro nipón fue el mejor termómetro para saber qué se puede esperar del combinado nacional. La fiebre del equipo asiático desembocó en la mayor goleada recibida por España en un Mundial. Esta decepción contrasta con la vivida apenas unas horas antes en Bélgica, donde se proclamó campeona de Europa la sub-19 de Sonia Bermúdez tras superar a Alemania en la tanda de penaltis (0[3] - 0 [2]).

Es el quinto entorchado de la categoría que celebra el fútbol base español, el segundo consecutivo y el cuarto en las últimas ediciones disputadas. A diferencia de lo que ocurrido en generaciones anteriores, el éxito de la cantera nacional no se ha diluido. Hace poco menos de un año, la sub-20 de Pedro López lograba en Costa Rica ante Japón (3-1) el primer Mundial de la categoría.

Meses después, en octubre, la sub-17 de Kenio Gonzalo se alzaba con el Mundial sub-17 en India al derrotar 1-0 a la Colombia de Linda Caicedo, una de las figuras del Mundial absoluto en curso. Solo ha faltado una carta para el póker de las inferiores: el Europeo sub-17 disputado en mayo en Estonia, donde España, también bajo la tutela de Kenio Gonzalo, cayó en la final ante Francia (2-3).

Los éxitos de las diferentes selecciones no son una excepción y su rendimiento es insuperable. Gonzalo, fisioterapeuta y asistente de la absoluta, llegó en 2017 a la RFEF de mano de Vilda. Cierto es que la masculina fue dominadora durante generaciones de las inferiores sin que ello supusiese la toma del Mundial, que llegó finalmente en 2010. Sin embargo, de no haber existido una trayectoria de dominio y trabajo desde la base, la mejor quinta de la historia del fútbol nacional no habría completado su ciclo histórico.

Las jugadoras de la selección española sub-20 celebran el Mundial conseguido en Costa Rica.

Las jugadoras de la selección española sub-20 celebran el Mundial conseguido en Costa Rica. / Efe

El trabajo de inferiores es el reflejo de una filosofía que, de aplicarse en la absoluta, puede reportarle en éxitos. Hay varias claves que explican la progresión, como la tutela en los banquillos. Sirva el caso de las campeonas sub-19, dirigidas por Sonia Bermúdez, una de las artífices del crecimiento de la selección moderna.

En su palmarés, 12 títulos y cinco distinciones de máxima goleadora en la liga española. Participó en el regreso a la Eurocopa de 2015 y fue convocada para el Mundial de 2015. En septiembre, la que fuera jugadora del Rayo, FC Barcelona o Atlético se hizo cargo de la sub-15, pero el adiós de Pedro López anticipó su ascenso.

La salida del entrenador palentino muestra la progresión realizada por el fútbol base español. Pedro López tiene ahora la misión de llevar a México a un Mundial tras dos ediciones de ausencia. El reto viene respaldado por un extenso currículo de éxitos que culminó con el Mundial sub-20 que España ganó gracias a un doblete de Salma Paralluelo, titular en los primeros partidos de la cita absoluta que se disputa en Australia y Nueva Zelanda.

Liga F, la tercera con más jugadoras en el Mundial

El caso de la jugadora zaragozana es el paradigma de la progresión del talento. También campeona del mundo sub-17, optó por el fútbol cuando tuvo que elegir entre este deporte y el atletismo. Una elección que en cualquier otra época se habría decantado a favor de seguir en las pistas. El fútbol es una alternativa real para las jugadoras españolas y lo es en su país.

Queda camino por conquistar en este sentido, pero la fijación de unos mínimos para la profesionalización ha convertido a la Liga F en la tercera competición que más jugadoras aporta a las selecciones del Mundial de Australia y Nueva Zelanda. Solo le superan la liga inglesa (94 futbolistas) y la estadounidense (84).

Hasta 72 jugadoras militan en equipos españoles, algunos, incluso, de la Primera RFEF (segunda categoría), como Giulia Dragoni, la 'pequeña Messi' de Italia, que milita en el FC Barcelona B. El club azulgrana sigue siendo el mayor granero, aunque el éxito estará marcado por lo que pueda aportar el ecosistema de equipos de la Liga F, donde las desigualdades siguen siendo notables.

Las jugadoras de la selección sub-17 celebran el Mundial conseguido en India.

Las jugadoras de la selección sub-17 celebran el Mundial conseguido en India. / FIFA

Txell Font, Vicky López y las generaciones ganadoras

El ejemplo a seguir, el de Alba Redondo, delantera de la selección que logró ser la 'pichichi' con el Levante (28 goles) de un torneo que afronta, como el resto del fútbol femenino, el reto de la consolidación de apoyos y patrocinadores. Compañera de Dragoni es Txell Font, una de esas jugadoras que ha crecido con los éxitos que ha conseguido con la selección.

Fue fundamental en la consecución del Europeo sub-19, tanto en la tanda de penaltis como en el desarrollo del resto de torneo. También fue titular en la final del Mundial sub-20, donde se llevó el 'Guante de oro'. Otro caso de éxito transversal: el de Vicky López, quien a sus 16 años es campeona del Mundo sub-17 y ha formado parte de la plantilla del Barça que se ha proclamado campeón de Europa recientemente.

Ambas forman parte de una escuela que domina muchos sistemas de juego y varios planes de partido. Aunque siempre sobre la base de tener el balón y la posesión, que, como sucedió con la secuencia gloriosa de la selección masculina, es una máxima que se persigue desde las categorías inferiores. Con todo, la ortodoxia es amiga de las decepciones, como se demostró en el varapalo que España se llevó contra Japón en el cierre de la fase de grupos.

Txell Font, portera de la selección española y 'Guante de oro' en el Mundial sub-20.

Txell Font, portera de la selección española y 'Guante de oro' en el Mundial sub-20. / FIFA

El último paso de la evolución del fútbol femenino tiene varios obstáculos por superar. Primero, la selección ha de asumir que es una recién llegada a la primera fila de una modalidad con décadas de historias. La propia selección nipona, a la que España derrotó en el Mundial sub-20, ha sido recientemente campeona (2011) y subcampeona absoluta (2015).

El cuadro nacional tiene a Alexia Putellas, Balón de Oro femenino (la única en lograrlo dos veces) y un techo por fijar. Pero no es menos cierto que el camino hacia Australia y Nueva Zelanda, como en citas pasadas, ha estado marcado por cuestiones extradeportivas. A pesar del cierre de filas de cara a la opinión pública, el problema de las '15 rebeldes' sigue latente.

Los problemas rebrotan cuando vienen mal dadas, tal y como se vivió en el análisis posterior al Japón 4 - 0 España. "Hoy España se ha equivocado con el planteamiento, se ha equivocado durante el partido, los cambios tampoco han mejorado lo que tenemos y, si tenemos que ser críticos, no han mejorado porque nos faltan jugadoras que deberían estar. Esto te condiciona", lamentaba Vero Boquete, exinternacional y comentarista en RTVE del Mundial. España tiene futuro, pero necesita reconstruir el presente para llegue a ser realidad.