Mundial de fútbol
La esperanza de un país hundido: Haití disputa el Mundial de su historia
Jenni Hermoso recupera la magia: del 'olvido' en México a brillar en el Mundial
El perdón entre lágrimas de Graham Hansen: la tensión en el vestuario de Noruega no cesa
![FIFA Women's World Cup Australia and New Zealand 2023 - Group D - Haiti Stadium Visit - Hindmarsh Stadium, Adelaide, Australia - July 27, 2023 Haiti players during the stadium visit REUTERS/Hannah Mckay](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/1c962ed3-6447-489a-80d0-85eddf3b1e74_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
FIFA Women's World Cup Australia and New Zealand 2023 - Group D - Haiti Stadium Visit - Hindmarsh Stadium, Adelaide, Australia - July 27, 2023 Haiti players during the stadium visit REUTERS/Hannah Mckay / REUTERS
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Laia Bonals
Redactora de deportes
Laia Bonals es redactora de deporte de El Periódico desde abril de 2023. Antes, formó parte de la sección de deporte del ARA, donde empezó su especialización en deporte femenino la temporada en la que el Barça ganó su primera Champions en Goteborg. Desde entonces, ha sido la especialista en el creciente mundo del deporte femenino, siempre preocupada contar las historias de las atletas que están cambiando el mundo y rompiendo techos de cristal.
Colabora con las emisoras de radio Catalunya Ràdio y RAC1, además de las cadenas televisivas de Gol TV y Teledeporte.
El fútbol tiene un poder mágico. Durante 90 minutos, solo existe eso. Los pases, los remates y las asistencias. Te traslada a otro lugar, donde lo único que importa es si tu equipo consigue estar por delante en el marcador cuando pite el árbitro. Un oasis en medio del desierto. Un paréntesis de la realidad, que a veces es demasiado cruel. Hay veces, sin embargo, en las que el choque cuando sales de la ensoñación futbolística es demasiado duro. Haití vive realidades paralelas dentro y fuera del campo. Mientras sus jugadoras están disputando su primer Mundial, en las calles del país la pobreza lo arrolla todo.
Sin patrocinadores, con sus entrenamientos previos a la cita mundialista parados por culpa de la violencia de las pandillas y sin que muchos seguidores del equipo las pueda seguir por no poder costearse una televisión. Pese a las dificultades sociopolíticas que han asolado el país en las últimas décadas, ellas representan la sonrisa de todo un estado. La esperanza de que lo bueno está por llegar.
La clasificación de la selección haitiana para el Mundial fue heroica, eliminando a Chile y dejando fuera del Mundial a la mejor portera del mundo, Christiane Endler. Tras la victoria, el sueño cada vez se volvió más real. Las futbolistas de la selección se erigieron como la esperanza del país, inmerso en un profundo ciclo de pobreza, violencia e inestabilidad política. Desde que se convirtieron en la primera república negra tras rebelarse contra Francia a finales del siglo XVIII, su pobreza siempre ha sido extrema, su tiranía siempre ha sido mucho más brutal; sus desastres, más destructivos; sus epidemias, más mortíferas.
Vivir el momento
Ahora, a través del fútbol, aunque sea durante 90 minutos y con un balón como protagonistas, los ciudadanos haitianos tienen acceso a una realidad diferente. Una en la que no sean siempre los malditos de la película, donde puedan luchar de tú a tú contra las grandes potencias del mundo occidental. El estreno en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda les dio aún más esperanzas. Ante la todopoderosa Inglaterra, vigente campeona de Europa y una de las favoritas para levantar el título, aguantaron el tipo como pocas.
![Una acción del partido entre Inglaterra y Haití del Mundial.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/38302a76-9cf5-4074-8e17-0088ce2b2ff4_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Una acción del partido entre Inglaterra y Haití del Mundial. / EFE
El debut, el momento ni tan siquiera soñado por muchas de las futbolistas de la selección que dirige Nicolas Delépine, fue regio y sorprendente. Ante las jugadoras de Sarina Weigmann, la que es considerada la mejor entrenadora del mundo, solo cedieron un gol, en una derrota por la mínima que tiene poco sabor a fracaso.
Este viernes se veran las caras con China (13h, FIFA+), en teoría el rival más asequible de un grupo en el que también tendrán que verse las caras con Dinamarca. Pero, pese a que el objetivo de competir está presente en el vestuario haitiano, las ganas de disfrutar de un momento único para el país están por encima. Esos 90 minutos, con sus goles, centros y asistencias darán vida a un pueblo demasiado castigado y altamente triste.
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