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Iker Casillas quiere seguir siendo el bromista que era

Las últimas acciones del ex portero en las redes sociales delatan la vocación de notoriedad que ya demostró hace doce años con su beso a Carbonero tras ganar el Mundial

Iker Casillas

Iker Casillas / INSTAGRAM

Natalia Araguás

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Al filo de los 40 años a Iker Casillas le falló la salud (sufrió un infarto), el trabajo (se retiró del fútbol) y el matrimonio. “La memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados”, le felicitó su exmujer Sara Carbonero por Instagram al cumplir 41 años con una oportuna cita a Jean Paul. En la foto, Casillas aparece en blanco y negro, el sol brilla a su espalda y él luce unas gafas Goodbye Rita, de las que tanto gastan los influencers.

Desde que volvió de Oporto, se dedica a vivir con intensidad, al menos a través de las redes sociales, donde cosecha el éxito en cuanto a números se refiere: 27 millones de seguidores en Facebook, 18,4 millones en Instagram, 9,7 millones en Twitter y 3,1 millones en TikTok.

En un vídeo de esta última red, Casillas dialoga con el niño que fue y le recuerda, al ritmo de 'Somewhere only we know', qué lejos ha llegado, que cumplió su sueño y fue portero del Real Madrid durante 25 años, ganó tres Copas de Europa y el Mundial. “¿Y ahora que estamos haciendo?”, se interpela. “Devolver al deporte todo lo que nos ha dado en estos años” es la respuesta de Casillas, adjunto al director de la Fundación Real Madrid desde finales de 2020.

Sin embargo, Iker Casillas ha dado más que hablar en los últimos tiempos por colarse en el barco donde unas chicas celebraban su cumpleaños y beber champán a morro y otros vídeos que circulan por TikTok, estos ya obra suya, como aquel en que se va a ver 'Avatar' de lo más contento con una bolsa de patatas de Hacendado u otro en el que, con un jersey amarillo anudado al cuello, casi choca con una niña en las fiestas del pueblo improvisando bailes de espaldas hacia el escenario.

"Soy gay"

Contra pronóstico, la liebre saltó el pasado fin de semana por Twitter: “Espero que me respeten: soy gay. #felizdomingo”. No tardó en viralizarse. La mayoría afiló el ingenio con los memes y le acusó de homófobo; unos pocos dieron credibilidad a una tardía salida del armario. Algún colega entró al trapo, como Marc Bartra o Carles Puyol –“Es hora de contar lo nuestro”–, lo cual liquidó la credibilidad que pudiera tener el pobre desmentido con el que el guardameta intentó pararlo horas después: “Cuenta hackeada. Por suerte todo en orden. Disculpas a todos mis followers. Y por supuesto, más disculpas a la comunidad LGTB”.

Que, lejos de enmendarse, Iker Casillas va a perseverar con su sentido del humor, resulte o no extemporáneo, quedó claro ya el lunes, cuando tuiteó “Toca viaje lejos” con un selfie suyo en el ascensor acompañado de una maleta, con expresión indescifrable. Como indescifrable resulta qué pretendía al declararse gay, aunque según se ha publicado al parecer su intención era trolear a la prensa rosa, que en los últimos tiempos le ha relacionado con Alejandra Onieva -excuñada de Tamara Falcó-, Melyssa Pinto, María José Camacho y hasta la cantante Shakira.

Iker Casillas quiere seguir siendo aquel que en 2010 ganó el Mundial y, con la medalla de oro colgando, saltó por encima del micro de Telecinco con el que le entrevistaba Sara Carbonero para darle un beso. Solo que, doce años después, no consigue hacer gracia.

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