La sorpresa azulgrana

Balde, el triunfo de la humildad: "Nunca olvides de dónde vienes"

Extécnicos y excompañeros rememoran su etapa con el lateral zurdo barcelonés, de 18 años, que ha dejado en el banquillo a Jordi Alba.

Barcelona 07.08.2022 Deportes Balde conduce el balón durante el partido amistoso en el trofeo Joan Gamper entre el Barça y el Pumas mexicano durante la presentación de la plantilla del FC Barcelona para la temporada 2022-23. Fotografía de Jordi Cotrina

Barcelona 07.08.2022 Deportes Balde conduce el balón durante el partido amistoso en el trofeo Joan Gamper entre el Barça y el Pumas mexicano durante la presentación de la plantilla del FC Barcelona para la temporada 2022-23. Fotografía de Jordi Cotrina / Jordi Cotrina

Arnau Segura

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"Mi primo es muy fanático del Barça. El año pasado me decía 'este es malísimo'. 'Espera. Tú ten paciencia, este chaval es un cañón', le decía yo. Me llamó hace unos días y me dijo 'Leo, perdona, tenías toda la razón del mundo'. Se lo tengo que contar a Álex", cuenta Leo dos Reis, delantero del segundo equipo del Monza y vecino de habitación de Alejandro Balde en La Masia. Ambos son de 2003.

Balde, una de las sorpresas del nuevo Barça de Xavi Hernández y el joven que ha dejado en el banquillo a Jordi Alba, empezó a jugar en el extinto Sant Martí Condal. Desde sus 71 años, Antonio Lozano sonríe al recordar ese niño que comenzó como delantero. "Me emociono. A todos los críos que veo por ahí siempre les hablo de él", asiente. "Empezó con 4 añitos. Era diferente a todos los niños, por la manera de tocar el balón y de moverse. A esa edad todos corren detrás del balón. Él era otra cosa. No jugaban a lo mismo", sigue.

El locutorio de los padres

Era el tesorero del club. Y habla de una familia humilde: "No les sobraba nada. Pagaban cuando podían: si algún mes no podían pagar no pasaba nada". La relación llegó a lo personal: más de una tarde visitó a los padres en el locutorio que regentaban en la plaza de los Porxos. Alejandro y su hermano, Edy, mayor que él, siempre correteaban detrás del balón en la plaza.

Los dos saltaron al Sant Gabriel (2009). 'Gori' Peralta, excoordinador, dice que "se veía de lejos que podía llegar. Iba sobrado. No tenía rival. Y era una bala". Corría tanto que sus padres pensaron antes en el atletismo, según contó el diario 'Sport' en 2020. En el colegio, cuando corrían, los profesores le hacían salir más tarde que sus compañeros para darles ventaja, aunque siempre llegaba primero igual.

Etapa perica

En 2010, Peralta llamó al Barça: "El Espanyol se interesó en él y nosotros avisamos al Barça, por el contrato de colaboración que tenemos. Pero el Barça dijo que no tenía el nivel, que no entraba en sus planes". Recaló en el Espanyol, pero solo un año después el Barça hizo la llamada inversa para que Peralta mediara con la familia para incorporar a Balde.

Llegó a La Masia con 7 años, igual que Saïdou Bah. El extremo, hoy cedido en el Olot, aún recuerda un gol de Balde contra el Espanyol, con el infantil A: "Cogió el balón en el centro del campo. Salió corriendo y driblando hasta el área contraria. Y metió un chut por la escuadra. Fue espectacular", relata. Continúa Dos Reis: "Yo le di el pase y me contó como asistencia". En los ratos libres, los tres amigos hablaban siempre del sueño de llegar al primer equipo. La palabra más repetida siempre era ojalá. Cuando jugaban a la PlayStation con compañeros de las categorías inferiores de la selección española, Balde escogía el Barça y ya se colocaba a sí mismo en el lateral izquierdo.

Rotura de tibia

En esas charlas sobre el futuro también estaban Xavi Simons (PSV Eindhoven) y Fermín López. "Flipé más cuando comencé a jugar con él que cuando jugaba contra él", dice López, a préstamo en Linares. Admite, en tono de broma, que dejó de entrenar la precisión en el pase al espacio: "Porque con Balde daba igual. Era de locos. Llegaba siempre". La sonrisa se evapora al revivir el día que Balde, siendo cadete, se rompió la tibia en la última jugada de un entrenamiento y se marchó llorando del campo.

Balde, el segundo, por la izquierda, en una imagen de su etapa en La Masia. 

Balde, el segundo, por la izquierda, en una imagen de su etapa en La Masia.  / EP

Bah, Dos Reis y López señalan el carácter humilde de Balde y sus padres: Saliou, de Guinea-Bisáu; Gledys, dominicana. Afirma Bah: "Se nota la cultura negra: lo primero es el respeto. Su madre siempre me dice que tengo que comer más. Y que no pare, que no me desanime". Las madres conservan un grupo de WhatsApp y todavía hablan y quedan, como sus hijos. "Le ha cambiado mucho la vida, pero no ha cambiado nada. No me ha dejado de lado. Sigue siendo la misma persona", resalta Bah.

Peralta avala que no ha cambiado: "Hace unos días vi a sus padres en el campo, tras muchos años: 'Gori, qué alegría verte. Nos acordamos mucho de ti'. También me crucé con Alejandro, por casualidad. Le dio una alegría terrible. 'Hostia, Gori, te tengo que llevar una camiseta mía para que la colguéis en el club'". En mayo, Balde escribió en las redes sociales: "Nunca olvides de dónde vienes".

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