La industria del deporte

Barça, entre la tijera y la máquina registradora

Joan Laporta saluda a Xavi Hernández en un entrenamiento del FC Barcelona

Joan Laporta saluda a Xavi Hernández en un entrenamiento del FC Barcelona / FCB/Miguel Ruiz

Marc Menchén

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El FC Barcelona inicia el nuevo año como arrancó la temporada, con el foco puesto en dar altas y bajas que aligeren la masa salarial, eleven sobre el papel la competitividad de la plantilla. Donde unos ven cortoplacismo para asegurar la clasificación para la Champions League, otros vemos la necesidad a medio-largo plazo de establecer una nueva escalera de nóminas y recortar una masa salarial que en cinco años pasó de 407,5 millones a 596,7 millones de euros.

A partir de junio, ahí no deberían descartarse salidas de mayor peso y no las que salen en todas las quinielas para que esa reestructuración sea real y no coyuntural. Pero ese no es el único reto que afronta la junta directiva de Joan Laporta de aquí al 30 de junio. Si esto fuera una carta a los Reyes Magos para el Barça, esta sería la mía.

Reforma de estatutos

La primera y más urgente, una reforma de estatutos que proteja al club de una mala gestión tras la decisión del Gobierno de suprimir la obligatoriedad de los avales. El Athletic Club ha propuesto que quienes quieran gobernarlo entreguen garantías por al menos un 5% del presupuesto, un mínimo que estaría bien que en los despachos del Camp Nou se aplicara. Eso exigiría hasta 50 millones en avales en caso extremo hoy. Personalmente, no me desagrada la adición del Real Madrid, por el que los avales son personales y condición obligatoria para ser candidato. Se acabarían algunos shows.

El siguiente reto, urgente por cuestiones de imprenta de camisetas y certezas futuras, es reactivar el área comercial. Tras varios meses de filtraciones sobre ofertas rechazadas y multitudes de candidatos para pagar los 60 millones que piden por el patrocinio principal, las elásticas de 2022-2023 están a punto de entrar en producción sin publicidad. Ni en el frontal, porque Rakuten no sigue, ni en la manga, porque Beko tampoco. El club sigue sin director comercial, algo que no ayuda a resolver estas negociaciones que dejan en juego los 40 millones que al menos hoy suponían estos dos contratos.

Frentes políticos

El tercer deseo es que por fin veamos entrar las obras en el Camp Nou y los renders que vemos desde 2014 se conviertan en realidad. Por mejorar el confort de los socios, poder exprimir un poco más a los turistas y que la Euroliga deje de sancionar al Barça por incumplir los requisitos mínimos de un pabellón de élite.

El último deseo: que el club sepa resolver todos los frentes políticos en los que se ha embarcado. Barça, Real Madrid y Juventus difícilmente pueden tener más razón que el resto del sistema, hablemos de UEFA, LaLiga o el fútbol femenino. 

Las penalizaciones de Nike, otro agujero

El Barça hoy sólo está a dos puntos para meterse en posiciones de Champions League. Ese es el objetivo prioritario y realista de lo que queda de 2021-2022, pues la otra vía que garantizaría una plaza es ganar la Europa League. Esta segunda vía dejaría unos buenos ingresos para esta temporada, aunque vayan asumiendo que sobre el presupuesto original supone un agujero de 20 millones de euros. Pero, lo más importante, acceder a la próxima edición de la máxima competición continental libraría a los azulgranas de sufrir penalizaciones con sus patrocinadores.

El más importante es Nike, que en el contrato que renovó en 2016 tiene incluido lo que se denomina bonus-malus. Dicho de otro modo, si el Barça no está en el bombo de la Champions de 2022-2023, automáticamente se reducirá el fee que paga la marca estadounidense, según fuentes conocedoras del acuerdo. Se desconoce cuál sería el importe de este ajuste, aunque tenemos los ejemplos de competidores que se han encontrado en situaciones similares. Por ejemplo, Adidas puede recortar un 30% lo que paga al Manchester United si durante dos años seguidos no entra en el torneo. 

Un obstáculo que se suma a las penalizaciones que Nike ya fue aplicando al Barça en los últimos años por incumplimientos relacionados con el rendimiento del primer equipo o compromisos en marketing. Ahí la junta de Bartomeu dejó abierto un frente legal por el que reclamaban 50 millones a la marca, del que no sabemos cómo ha terminado la negociación de paz.