Punto decisivo

Magnus Carlsen, campeón del mundo de ajedrez desde 2013

El jugador noruego retiene la corona con holgura ante el ruso Nepómniaschi (4-0)

Carlsen, en Dubái

Carlsen, en Dubái / AGENCIAS

Antonio Madridejos

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El noruego Magnus Carlsen, de 31 años, se ha proclamado este viernes campeón del mundo de ajedrez después de conseguir el punto definitivo ante el ruso Yan Nepómniaschi, de su misma edad, en la undécima de las 14 partidas previstas. El campeonato, celebrado en Dubái (Emiratos Árabes) desde el pasado 24 de noviembre, ha concluido sin emoción y de forma incontestable: cuatro victorias para el defensor del título y siete tablas. No ha sido necesario celebrar las tres partidas pendientes.

Carlsen ha dominado el mundo de las 64 casillas durante la última década y ahora va camino de emular el prolongado reinado de Kasparov. El noruego es el número uno del ránking desde enero de 2010 y además el campeón mundial desde noviembre de 2013. Nadie ha podido con él (el veterano Anand y sus coetáneos Karjakin, Caruana sucumbieron en los anteriores Mundiales) y ahora parece que solo lo pueden frenar sus propias ansias de ganar, la motivación que tenga para seguir en lo alto. Entre los futuros rivales, las esperanzas más fundamentadas están puestas en Alireza Firouzja, de 18 años, un prodigio iraní que recientemente se ha nacionalizado francés y que se ha encaramado al puesto 2 del ránking tras una progresión meteórica este año.

Nepo resistió a Carlsen con cinco tablas de inicio, en dos de las cuales tras haber obtenido ligera ventaja. Mucha preparación casera y algunas novedades muy interesantes en la apertura o primeros movimientos. Todo cambió, sin embargo, en el sexto duelo, el viernes de la semana asada, cuando el jugador noruego se impuso en un difícil final en la partida más larga de la historia de los Mundiales de ajedrez (136 movimientos en 8 horas de juego). La ventaja era minúscula, imperceptible incluso para los módulos de cálculo, pero el noruego perseveró y obtuvo el premio.

A partir de ahí, el jugador ruso entró en crisis. Ni pudo contratacar. Se derrumbó. Antes del torneo se especulaba sobre la fortaleza psíquica y física de Nepo, si sería capaz de aguantar el temple del noruego en un torneo a 14 partidas, pero lo que sucedió fue mucho más lejos que cualquier previsión pesimista. Primero perdió la partida 8 tras complicarse la vida en un medio juego igualado. Y luego tiró todo por la borda en la 9 por culpa de un error garrafal que dejó su alfil bloqueado y a merced de las torres rivales.

Técnica decisiva

Nepo se va sin haber estrenado su casillero. La última partida, celebrada este viernes, estuvo cargada de imprecisiones, extrañas de dos jugadores de este nivel, pero lógicamente las mayores las cometió el aspirante. La partida, iniciada con una defensa italiana por primera vez en el Mundial, discurrió igualada hasta el medio juego, cuando el ruso, quizá a la desesperada, intentó una rotura errónea. El campeón golpeó entonces, aunque tampoco eligió la mejor línea y no tuvo más opción que prolongar el duelo hasta imponerse en un final sencillo de dama y dos peones contra torre y cinco peones. La técnica de Carlsen, nuevamente, fue decisiva.

"Hemos cometido ambos muchos errores, pero Nepo hizo siempre el último y yo lo he aprovechado", afirma Carlsen

Nepómniaschi, que se proclamó aspirante tras vencer contra pronóstico el Torneo de Candidatos por delante de Vachier-Lagrave, Giri y Caruana, ha mostrado un juego decepcionante. Más que las genialidades de Carlsen, cuyo máximo ejemplo fue el depurado final de la maratoniana sexta partida, el ruso solo confirmó su nivel en la primera parte del Mundial.

Tras su primera derrota se vino abajo y desarrolló un juego muy por debajo de sus posibilidades. Carlsen, en cambio, mantuvo la sangre fría que lo ha hecho famoso. "Hemos cometido ambos muchos errores, pero Nepo hizo siempre el último y yo lo he aprovechado", resumió el campeón tras concluir el encuentro.

El 4-0 final (más siete tablas) es el resultado más abultado en un campeonato del mundo desde hace exactamente un siglo, en 1921, cuando el cubano José Raúl Capablanca le endosó el mismo resultado al alemán Emmanuel Lasker.

"¿Piensas que algún día podrás dejar esto?", le preguntaron a Carlsen en la conferencia de prensa posterior de la partida. "Creo que por ahora no puedo responder a eso", concluyó misteriosamente.

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