ATLETISMO
Thompson-Herah, la auténtica sucesora de Bolt
La velocista jamaicana repite la victoria en 100 y 200 m. de Río y le queda otro oro por sumar con el relevo corto
Gerardo Prieto
No hay sucesor de Usain Bolt, sino sucesora. Se llama Elaine Thompson-Herah y sus metales no brillan tanto como los del Rayo, pero derrocha fuerza y decisión a la hora de salir desde los tacos. De momento, es la mujer más rápida del planeta. Acaba de sumar su cuarta medalla de oro en los Juegos Olímpicos: en los 200 metros con 21.53 segundos, nuevo récord para Jamaica. Repite el doblete de 100 y 200 en Río y ahora le espera el relevo corto, en el que podría sumar su quinto oro. Y París está más cerca que nunca, a una Olimpiada de tres años.
Para que su carrera deportiva llegue a ser trascendente, a igualarse o compararse con vecinos tan geniales en su especialidad como Bolt, Assafa Powel, Yohan Blake, a Thompson le faltan los récords universales, solo al alcance de los más grandes.
En la jornada nocturna de atletismo en Tokio, la campeona jamaicana dio otro pasito adelante en persecución de los 21.34 segundos de Florence Griffith que figuran como récord mundial en las listas oficiales. Su tocado capilar, algo que fascina a las velocistas jamaicanas y a muchos telespectadores, no le restó velocidad para acercarse un poco más (de 21.66 en 2016 a 21.53) al límite que estableció la estadounidense en 1988.
Un récord desacreditado por supuesto dopaje de Joyner Griffith, nunca acreditado o confirmado. Y difícil porque ninguna atleta se acercaba lo suficiente como para vislumbrar una posibilidad real de conseguirlo. Hasta ahora. La jamaicana de 29 años no corría por debajo de 22 segundos desde 2016 y su progresión esta temporada, tanto en 100 como en 200, ha sido más que suficiente para guardar las distancias con sus rivales y volar en solitario a por el récord.
Nivel de marcas altísimo
La calidad de la competencia, la pista nueva, el calor, las zapatillas con la última placa de grafeno y el viento ligero a favor en la recta de llegada, parecen una combinación perfecta para que los récords de la velocidad y concursos tiemblen. Ningún atleta parece echar de menos el calor del público, ya hay suficiente incluso a la sombra. Tal y como sucedió en el Mundial de Tokio, un año antes de los Juegos de Barcelona-92, recordado por la plusmarca de Mike Powell al superar el salto horizontal de 8,90 de Bob Beamon en México-68, sube el nivel gracias al cambio generacional.
Con todo a favor, el duelo esta madrugada en los 400 vallas entre las estadounidenses Sydney MacLauglhin y Dalilah Muhammad puede propiciar el récord femenino, tras el masculino de Karsten Warhlom ayer en la misma especialidad. Mondo Duplantis, ya con la medalla de oro asegurada, lo intentó ayer pidiendo el listón a 6,19 metros, pero no pudo superar su propia plusmarca universal en el salto con pértiga.
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