LEYENDA AUTOMOVILÍSTICA

El piloto Carlos Sainz gana el Premio Princesa de Asturias de los Deportes

Su palmarés se ha engrosado este año con la consecución de su tercer Dakar, lo que le ha convertido en el piloto más longevo en conseguirlo a los 57 años

Carlos Sainz, el mejor piloto de rallys de la historia, ganador del último Rally Dakar.

Carlos Sainz, el mejor piloto de rallys de la historia, ganador del último Rally Dakar. / periodico

Miguel Martínez

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El piloto Carlos Sainz, la primera gran leyenda del automovilismo español, ha sido distinguido hoy con el Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2020. Todo parece indicar que el jurado del premio entregó el galardón al veterano piloto de rallys, de 57 años, por delante del joven campeonísimo catalán de MotoGP, Marc Márquez, ya casi una auténtica leyenda de su deporte con ocho títulos mundiales, y la atleta norteamericana Allyson Felix, que le ganó una dura batalla a la compañía Nike después de ser maltratada a nivel de contrato e imagen por decidir ser madre en el 2018.

El palmarés de Carlos Sainz, padre del joven piloto de McLaren, recientemente fichado por Ferrari para las dos próximas temporadas, se ha visto engrosado este año con la consecución de su tercer Dakar, lo que le ha convertido en el piloto más longevo en conseguirlo a los 57 años, que se suman también a sus dos campeonatos del mundo de rallys (1990 y 1992), a los mandos de un Toyota Celica, contando como copiloto con su buen amigo Luis Moya.

El galardón de los Deportes, que el año pasado recayó en la esquiadora estadounidense Lindsey Vonn, es el quinto en fallarse de los ocho premios que anualmente concede la Fundación Princesa, que este año se ha visto obligada a retrasar su concesión y a reunir telemáticamente a los jurados por la crisis del covid-19.

Así nació el mito del ‘Matador’

Los nórdicos dominaban los rallys sobre nieve; los ingleses abrumaban sobre la tierra; franceses, italianos y alemanes ganaban sobre asfalto. Hasta que llegó él, Carlos Sainz, un español apodado el ‘Matador’, para ganar sobre todas las superficies, a cada especialista en su terreno. Fue el primer piloto completo. Luego llegaron dos títulos mundiales, con el veloz Toyota Celica, que pudieron ser cinco.

Recientemente ha sido nombrado “El mejor piloto de la historia del mundial de Rallyes”. Pero Sainz no se detuvo. Ya entrado en la cincuentena, ha sumado tres victorias en el durísimo Dakar. Le faltaba un título, el Princesa de Asturias de los Deportes, que el jurado le ha dad por fin tras vario años siendo finalista.

Las razones de un premio

La Fundación otorga el premio a “Carlos Sainz Cenamor por su excepcional trayectoria como piloto, en una carrera espléndida, diversa e innovadora de más de tres décadas en la élite. Sainz ha sido elegido el mejor piloto de rallies de todos los tiempos. Ha conquistado en dos ocasiones el mundial y ha ganado tres veces el Dakar, siendo el deportista más veterano en lograrlo, a la edad de 57 años.

El carismático piloto español ha dejado constancia siempre de un gran espíritu de superación y competitivo combinado con el esfuerzo, la disciplina y la solidaridad, que se ha reflejado también en su constante apoyo a jóvenes pilotos a lo largo de su dilatada y exitosa vida deportiva”, explica la nota del jurado.

El galardón soñado

Sainz, cuya mayor virtud según los expertos es su enorme capacidad para mejorar los coches y hacer campeón vehículos que no lo son, siempre ha dicho que le “llenaría de orgullo” recibir este premio. Han sido varias las ocasiones en las que ha llegado al trío final de candidatos, pero el jurado entendió, entonces, la idoneidad de otros nombres.

Ahora, tiene un merecidísimo premio a toda una trayectoria, y a su carácter combativo que le mantiene en la elite a sus 57 años. El carisma de Sainz y lo que ha significado para el automovilismo va más allá de sus títulos. Hay pilotos con más coronas mundiales, pero ninguno ha dejado la huella de Sainz en el Mundial de Rallys.

Por eso fue elegido mejor piloto del WRC (World Rally Car) de todos los tiempos, tras una votación en la que participaron 300.000 aficionados de todo el mundo que asiduamente siguen el campeonato y periodistas acreditados en esta competición. La organización del Mundial había organizado una encuesta en la página web oficial del Campeonato del Mundo de Rallys FIA.

El español, ganador del Mundial en los años 90 y 92 con Toyota, tiene en su palmarés 26 victorias mundialistas de 196 carreras disputadas en las que también logró terminar en segunda o tercera posición en nueve certámenes mundialistas. Sainz derrotó en la votación final, tras diversas eliminatorias, al piloto francés Sebastien Loeb, nueve veces campeón del mundo de rallys y otro icono de la especialidad.

Nada de mala suerte

Pudo ganar más títulos con Toyota, con Subaru, con Ford… pero las circunstancias se cruzaron por el camino de un piloto que jamás ha sentido ni un ápice de la mala suerte que en algunos momentos se le atribuyó. Sainz siempre dice lo mismo a quienes dicen que ha tenido poca suerte: “¡Ojalá! todos los deportistas españoles, que han peleado en la élite de su deporte, para ser campeones de algo hubiesen tenido la ‘mala suerte’ que he tenido yo, ¡ojalá!”.

Quienes le conocen más de cerca, los que han formado equipo con él, sus rivales, siempre han destaco su profesionalidad. Fue el primero en cuidar al extremo su alimentación, su forma física, sus horas de descanso, el primero en mimar su espalda maltrecha desde que fue campeón de España de squash. Siempre vio el automovilismo desde la profesionalidad, casi desde sus inicios, cuando su padre el compró un R5 TS para ir a la universidad y enseguida le puso unas barras antivuelco para competir en la Copa Renault 5 de circuitos.

Primeras victorias

Se le vio talento desde el inicio, desde que se impuso en la Copa Panda frente a una legión de “coperos” en igualdad de condiciones. Después llegaron los títulos nacionales con Renault y el paso a Ford donde salió, por primera vez, a competir en el Mundial con un Sierra Cosworth, ayudado, curiosamente, por su buen amigo Carmelo Ezpeleta, ahora máximo responsable del Mundial de motociclismo.

Casi desde sus primeras apariciones se ganó el respeto de las ‘vacas sagradas’ de la época como Ari Vattanen, Juha Kankkunen, Walter Rohrl y tantos otros. A ninguno de ellos les sorprendió sus dos primeros títulos. Pero casi nadie tiene un argumento para explicar por qué se le escaparon entre sus dedos al menos tres títulos más.

El mejor preparador

En ese tiempo se convirtió en el piloto que mejor evolucionaba los coches, un trabajo que, en ocasión, facilitó las cosas a sus compañeros de equipo. Incluso en sus últimos años en el Mundial de Rallys se dedicó a evolucionar las monturas para otros, tanto en Citroen como en Volkswagen, haciendo siempre, siempre, coches ganadores.

Con toda esa experiencia se aventuró en el Dakar para conseguir tres victorias con tres coches diferentes, en algunos casos con monturas que no eran competitivas hasta que cayeron en sus manos. La victoria en la última edición encumbró al hombre que no se rinde, que sigue en la élite del automovilismo a los 57 años, y que se plantea seguir, que piensa en ganar de nuevo, esta vez con un diploma bajo el brazo, del Premio Princesa de los Deportes. No es de extrañar que muchos lo vean ya como el más claro y merecido sucesor del francés Jean Todt al frente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA).