EL SALTO DE LAS COLEGIADAS

La cifra de árbitras se dispara en España por encima de los insultos machistas

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Raúl Paniagua

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Ainara AcevedoYlenia Sánchez y Matilde Esteves arbitraron a finales de noviembre el Partido por la Igualdad en Sant Cugat. Ese singular duelo, en el que participaron dos equipos mixtos del club vallesano, contó también con la exnadadora Gemma Mengual, que leyó un contundente manifiesto de rechazo al machismo y a favor de la igualdad de género, reivindicaciones que apoya el colectivo arbitral femenino. Jamás había habido tantas árbitras en España como ahora. La federación las apoya y la Liga vive su mejor momento, pero queda mucho camino por recorrer en pleno 'boom'.

Ese mismo trío arbitral presente en Sant Cugat hizo historia semanas antes. El partido de Tercera División entre el San Cristóbal de Terrassa y la Llagostera se convertió en el primero dirigido íntegramente por mujeres. La cita quedó empañada por los lamentables insultos machistas que llegaron de las gradas. "Vete a fregar" , "¿Quién se la cepilla del equipo? ¿Os la cepilláis todos?" fueron los más relevantes. El club local retiró el carnet de socio al mayor infractor prohibiéndole la entrada al Municipal de Ca n’Anglada para siempre.

Respeto y sacrificio

Ainara, la árbitra principal de ese duelo, fue la primera chica de la federación catalana que obtuvo la distinción internacional de la FIFA. La logró en febrero de este año. En su trayectoria ha sufrido todo tipo de improperios, también por parte de mujeres, pero no le gustó el trato "sensacionalista y morboso" que se le dio al tema en algunas televisiones, aseguran desde la federación catalana. Prefiere distanciarse durante un tiempo del foco. Solo pide respeto y que la atención se centre en el sacrificio que conlleva esta actividad.

Hace dos años, Marta Galego detuvo el partido de Segunda Catalana entre el Valls y el Cambrils UnióMarta Galego al escuchar desde la grada el clásico "Vete a fregar los platos". El seguidor fue expulsado por su grito sexista. Este diario asistió en noviembre a un partido contra el Amposta en el mismo lugar y con la misma colegiada. No hubo incidentes. El "muy bien árbitra" fue el grito más habitual. También ayudó un gol local en el minuto 1. Ese mismo fin de semana, este diario también acudió al Mollet-Sant Andreu Atlètic con Cecilia Muñoz de trencilla. Tampoco hubo insultos.

Dos cambios vitales

Siguen dándose casos graves, pero algo se ha avanzado en la educación del público, con mención especial para algunas campañas positivas como 'Cero insultos en la grada'. Las árbitras de Primera también se unieron hace unos días para lanzar un vídeo contra la violencia machista. En el espot, en el que se ve una pancarta con la frase 'Tú decides el final', se recogían los comentarios negativos que suelen escuchar en los partidos y apostaban por la dignidad del trabajo arbitral "independientemente del género de quien lo ejerza".

"No te insultan por ser mujer, sino por ser árbitro. Centrarse en eso nos debilita", dice la pionera Marisa Villa

Nadie como Marisa Villa, responsable del ámbito femenino en el Comité Técnico de Árbitros, conoce la evolución de este sector. "Lo que más ha cambiado son dos cosas: en primer lugar, ya nadie se extraña por ver a una mujer jugando o arbitrando un partido de fútbol, y segundo, la colegiada ya no se siente sola. Cuando yo empecé en 1995 no había ninguna árbitra en mi delegación castellano-manchega. Ahora hay 700 en toda España. La sociedad ya entiende que la mujer forma parte del fútbol", explica en una charla con EL PERIÓDICO.

Labor valorada

Marisa es una enciclopedia arbitral. Fue la primera mujer asistente en Primera División y participó en tres JJOO (2004, 2008, 2012). "A mí me gustaba el fútbol desde pequeña y entré en este mundo. Hoy hay más información, redes sociales… Cualquier chica sabe que puede dedicarse a esto. Es ahora cuando se le da importancia de verdad a nuestra labor", reflexiona Villa, que estuvo en el Mundial sub-17 de Uruguay como informadora-observadora de la FIFA.

La exasistente se fija en AlemaniaFranciaInglaterra y los países nórdicos como modelos para seguir creciendo y adopta una actitud rebelde cuando se le requiere por el machismo. "No nos gusta que nos saquen en los medios por los insultos machistas. No te insultan por ser mujer, te insultan por ser árbitro. ¿Por qué destacan los improperios a una mujer si también los reciben los hombres? Cuando estás en el campo realmente te da igual. No nos hacen daño. Sería noticia si solo insultaran a la mujer. En mi opinión, eso nos debilita porque parece que nos estamos quejando".

Crecimiento espectacular

Su opinión la comparten otras colegiadas. "No quiero hablar de insultos, machismo o faltas de respeto. Con el tiempo te das cuenta de por donde van los tiros. Tanto yo como mis compañeras hemos hablado mucho de eso y la normalidad es que no sea noticia", cuenta una árbitra de amplia experiencia en la élite. Mejor centrarse en lo que considera más relevante: el auge de las colegiadas y las diferencias salariales con los hombres.

El número de árbitras se ha multiplicado por 18 en los últimos 20 años, pero el crecimiento más espectacular se ha producido en los últimos tiempos. En el 2013 había unas 350 colegiadas en España, la mitad que ahora. A principios de siglo había una árbitra en Segunda B y tres en Tercera.

En la actualidad hay nueve árbitras en Tercera, seis asistentes en Segunda B y dos en Segunda. Además, la Primera femenina es feudo de las mujeres (22 árbitras y 22 asistentes). Hasta hace cinco años el 100% eran hombres. En Catalunya, mientras, existen actualmente 93 árbitras y 25 haciendo un curso para iniciar su labor en enero, el doble que hace una década.

Alta exigencia

"Nuestra reivindicación principal es que a las árbitras de la Primera División femenina se nos considere profesionales, como a los árbitros de Primera y Segunda A. Tenemos un alto nivel de exigencia, tanto físicamente como de disponibilidad horaria. Hay que hacer verdaderos sacrificios, cambios de turno o faltar a clases para poder arbitrar", reclama otra colegiada.

Un árbitro de Primera cobra en un partido lo mismo que una mujer en todo el año en la Liga femenina

Las cifras frías le dan la razón. Un árbitro de Primera tiene un coste medio de 296.000 euros brutos anuales para la Liga. La élite cuenta con un sueldo mensual fijo y 3.700 euros por partido arbitrado. Una árbitra de la máxima división femenina no tiene fijo mensual y cobra solo por partido (167 euros brutos, igual que un árbitro de Segunda B). Con una media de 15 partidos anuales y ahorrando algo con las dietas, sus ingresos pueden llegar con fortuna a los 3.000 euros anuales. En resumen, un árbitro de Primera cobra en un partido lo mismo que una chica en todo el año en la Liga femenina.

¿Desigualdad o proporción?

Desde el comité rechazan esa hipotética desigualdad y prefieren hablar de una "proporción respecto a la repercusión del fútbol y su seguimiento". Es evidente que los partidos masculinos generan muchos más ingresos, lo que también se traduce en mejores sueldos para los árbitros.

En temas de formación, el camino de los chicos y chicas viene a ser el mismo en el arbitraje, con un plus de mayor exigencia en las pruebas físicas para los hombres, que también tienen sus quejas. Consideran injusto que ellos no puedan arbitrar partidos de mujeres (ellas sí pueden dirigir encuentros de chicos) y ven más difícil progresar y ascender categorías que en el caso de las chicas.

Progresión imparable

"Quiero creer que hombres y mujeres tenemos el mismo trato por parte de la federación. Nosotras somos menos y quizá es más fácil recordar a 10 chicas que a 300 chicos. Por eso es normal que estén más atentos a nosotras”, explica Olatz Rivera, árbitra de la Primera División femenina.

"Es imposible vivir del arbitraje. Yo tengo mi trabajo y voy tirando con eso. Los findes me dedico al arbitrar. Lo tengo como un plus" (Olatz Rivera, árbitra de la Primera División femenina)

La colegiada vasca considera que la progresión es imparable y que en "tres o cuatro temporadas se verán chicas en lo más alto". Por ahora toca tener paciencia. "Es imposible vivir del arbitraje. Yo tengo mi trabajo y voy tirando con eso. Los findes me dedico al arbitrar. Lo tengo como un plus", concluye Olatz.