Marc Gasol: «El triunfo te llega con el día a día»

Acostumbrado a moverse entre dos continentes, a una vida cosmopolita entre Menfis, Girona y Barcelona, a disfrutar del éxito como estrella de la NBA, Marc Gasol (Sant Boi, 1985) ha descubierto este último año la felicidad en un mundo pequeño e íntimo: la paternidad. En ese universo paralelo, que lo ancla a la realidad, ya no se siente el protagonista de su propia representación. Pero le colma el momento personal del que, seguramente, apenas tocaría una coma, porque Marc luce los galones de mejor pívot de la Liga, acaba de estrenar una renovación millonaria con los Grizzlies y su nuevo papel de padre. De todo eso habla en esta entrevista con EL PERIÓDICO. También del único reto que se le resiste y persigue: el anillo de campeón.

-¿Podría decirse que vive el mejor momento de su vida, que ha alcanzado la plenitud personal?

-Sí, pero creo que esa plenitud es una combinación de muchas cosas. En la vida siempre intentas mejorar. En cada situación tomas unas decisiones, a veces buenas, otras no. Pero de estas también aprendes y la próxima vez intentas hacerlo mejor. Ahora mismo, la estabilidad que tengo a mi alrededor, tanto personal como profesional, me permite decir que me encuentro en un momento de madurez realmente bueno.

-Cuando comenzaba su carrera, ya tenía muy claro que usted marcaba su propio camino ¿Ha llegado adonde quería?

-Es difícil decirlo. Nunca he sido un somiatruites, una persona que deja volar sus sueños. Nunca soñé con llegar a la NBA. Soy más una persona del día a día, que ha ido superando pequeños retos y eso es lo que me ha llevado a ir cubriendo diferentes etapas hasta donde me encuentro ahora. Lo que siempre he intentado es ser honesto conmigo mismo, analizar las cosas e intentar encontrar mi camino para ser útil.

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-El triunfo es un concepto muy relativo. Para mí, el triunfo es algo que te llega con el día a día. Cuando vuelves a casa y cierras los ojos para hacer el balance de la jornada, es cuando ves las cosas que han ido bien y que han ido mal. Y si no han ido como tú esperabas, tienes el día siguiente para mejorarlo. Pero pensar que has triunfado con 30 años, cuando te queda tanta vida por delante, o al menos eso espero, no sé...

-¿Qué posibilidades le hubiera dado a aquel chico que volvió de Menfis al Barça con 18 años, de que hoy sería el mejor pívot de la NBA?

-Si encontrara a un chico como yo en mi situación le diría que no dejara que nadie le diga qué puede hacer o hasta dónde puede llegar. Recuerdo que cuando yo tenía 13 años, decían de chicos que estaban conmigo que serían el próximo Karnisovas o Djordjevic, gente con expectativas muy grandes, mientras tú ibas haciendo como una hormiguita. ¡Y mira lo que son las cosas! Esto al final es un maratón, no un esprint. E incluso aquellos jugadores a los que se les intuye una proyección brutal, tienen que ganarse les garrofes como tú. Cualquier chico de 16, 17 o 18 años, que no cuenta para nadie, se puede ver reflejado en mí, y pensar que si yo lo hice y me salió bastante bien, el también lo puede hacer.

-Ponga en valor lo que ha conseguido, teniendo en cuenta que siempre ha tenido un referente como su hermano Pau, que ha sido motivación y guía, pero también ha elevado su nivel de exigencia.

-Podría decirse que Pau ha estado muy presente en mi carrera. Pero está muy bien tenerlo como hermano ¿eh? Mucha gente ve el lado negativo. '¡Qué presión!, te dicen'. Yo no lo veo así. Siempre he estado muy atento a las situaciones que vivía, en el Barça o en la NBA, y he tratado de sacar mis propias conclusiones. No lo hacía pensando en el futuro por si yo llegaba, porque no pensaba así. Pero sí que iba almacenando información que después me ha sido útil.

-En cualquier caso, los reconocimientos son una forma de medir su carrera y en este inicio de temporada se le ha catalogado como el mejor pívot de la NBA y el mejor internacional de la Liga.

-Eso de las etiquetas siempre es subjetivo. Depende ante todo de los gustos o de las gafas con las que miras. Lo que sí pueden decir de mí es que soy un jugador muy importante para mi equipo, alguien en quien sus compañeros creen y que confían en mi actitud y en mi liderazgo.

–El salto que protagonizó con su hermano Pau en el All-Star de Nueva York es un símbolo para el deporte español del triunfo de ambos. ¿Qué significado le da?

–Fue un partido especial por muchas razones y lo recordaré siempre porque fue el primero al que acudió mi hija de cinco meses. Me dejó momentos muy bonitos, que son irrepetibles para mí y también para la gente del baloncesto, aquellos que crecieron con mi hermano, con Navarro y con tantos otros, a los que les quedará grabado en la memoria. Y, como decía antes, también servirá para que muchos niños vean que no hay nada imposible.

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–Es un cambio de prioridades absoluto. No puedes imaginar lo que puedes querer a una criatura, a un hijo, hasta que la tienes. Es como si se conectara una parte del cerebro que antes no usabas. Y dejas de ser protagonista de tu vida. Tu primer pensamiento pasa por la niña. Puedes llegar a a casa roto después de una gira de siete días, con las piernas del revés, y viene corriendo a la puerta y te olvidas de si has perdido o ganado. Te da una perspectiva diferente de las cosas que son importantes y de las que no lo son tanto. 

–En julio firmó un nuevo contrato por cinco temporadas y 103 millones de euros, que está entre los mejores de la Liga. ¿Le tranquiliza saber que su hija tiene la vida solucionada? 

–Obviamente te da una tranquilidad a nivel económico y más responsabilidad. Pero mi sentimiento en el día a día, la ilusión por coger la pelota y jugar sigue viva. Que mi hija tenga una red de seguridad no quiere decir que no tenga que trabajar y sentirse satisfecha con lo que haga. También me da tranquilidad por los 72 niños que tengo en la escola de básquet en Girona porque podré aguantarla mucho más tiempo.

–En una entrevista en 'El convidat' en TV-3 dejó claro su punto de vista de lo que sucede en Catalunya y eso le costó muchas críticas.–Esa escuela es una de sus iniciativas sociales. La otra es la Fundación junto a su hermano. ¿Cuál es su objetivo?

–Nuestra idea es tener un impacto más grande en la sociedad por todo lo que nos ha dado. Sin el apoyo de la gente no seríamos quienes somos. Le pongo un ejemplo. Hace poco jugamos en Chicago y acudió un chico español, Diego, que lucha con un cáncer. Gracias a la fundación Make a Wish fue como espectador. De todos los deseos que podía escoger, escogió ese partido. Eso te da una perspectiva diferente de tu posición. Del impacto que tienes en la gente y de la influencia directa sobre los niños. Y eso no tiene precio.

–Barcelona, Girona, Menfis. ¿Tiene el corazón partido?

–A Menfis llegué con 15 años y ahora tengo 30. La conexión con la ciudad es obvia. Y una parte de mí se siente muy arraigada a la ciudad. Pero soy de donde soy, aunque  tenga una parte de mí en cada lugar. Girona para mí es como Menfis. En un periodo muy corto de tiempo me dio muchísimo. Y quizá la gente no es consciente. Llegué al Barça con 12 años y salir no era fácil. Lo hice con respeto y miedo. Pero tienes que ser valiente y pensar que el mundo no se acaba. La felicidad está por encima. Soy socio del Barça y lo seré siempre. Pero como jugador y profesional tenía que salir y Girona me acogió bien.

–Soy catalán y no estoy al margen, pero en temas políticos intento no entrar para no ser utilizado. En su momento, dije lo que tenía que decir. Estoy a favor de una votación de la gente porque creo que todo se ha de poder hablar y la gente tiene que sentarse tranquilamente para dar su opinión. Es lo normal, sobre todo con un paraguas de más respeto. Creo que el respeto es algo que hemos perdido y cuando se pierde el respeto y la tolerancia, también se pierde la razón.