LA JORNADA DE LIGA

Los regalos de Sergi Roberto

Luis Enrique reconoce que el Barça debe aprovechar el "momento dulce" del interior

Sergi Roberto da un pase entre dos futbolistas del Getafe.

Sergi Roberto da un pase entre dos futbolistas del Getafe. / periodico

MARCOS LÓPEZ / GETAFE

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Iba Sergi Roberto por Getafe de punta a punta del campo, transformado en un jugador poderoso. Capaz de cabecear en el hogar del Guaita, recuperar balones y convertirse en el chico que repartía caramelos a sus compañeros. Caramelos dulces como esa delicatessen de taconazo con la que sorprendió a todo el mundo, excepto a Suárez. «Su dejada es medio gol», dijo el uruguayo, agradecido a por ese detalle que se inventó el centrocampista.

Pero no se contentó con inventarse una asistencia, digna de Xavi, Iniesta o Zidane. Quería mucho más. Nadie diría que había estado lesionado en los tres últimos partidos por el percance muscular que padeció en Minsk. Volvió como si nada hubiera ocurrido dejando jugadas espectaculares hablando el mismo lenguaje que Busquets al inicio. Y luego con Iniesta. Guste o no guste, el juego del Barça solo se entiende a través del pase, tejiendo complicidades en el centro del campo. «Ha hecho un partido completísimo», dijo Luis Enrique.

EN DOS POSICIONES

Empezó Sergi Roberto asumiendo el rol de interior izquierdo. Ahí gestionó esa asistencia que nadie olvidará. Y acabó ocupando la banda derecha, como interior primero, después como extremo, asistiendo a Neymar. Química total con las estrellas hasta que el técnico azulgrana le quitó del campo para no correr más riesgos. «Ha jugado en un par de posiciones y está en un momento dulce, lo queremos aprovechar», aseguró Luis Enrique, orgulloso de haber descubierto en Sergi Roberto a un jugador que le vale para todo: medio centro fue la pasada temporada, lateral derecho, interior zurdo e interior diestro en esta.

EL 'PRODIGIO BUSQUETS'

Pero la sensación Sergi Roberto, que presenta su candidatura para ser titular en el clásico del Bernabéu, no fue la única gran noticia del Barça, más allá de constatar que Neymar es quizá el mejor jugador del mundo. Cuando no está Messi, claro. De pronto, y cuando pase el tiempo, la gente tal vez valore lo que hizo anoche Sergio Busquets en Getafe. Dictó una cátedra. «Es una de mis debilidades, lo hace todo bien, lo disfruto cuando lo veo jugar», declaro Fran Escribá, el técnico del Getafe. «Es un jugador único», subrayó Luis Enrique. «Es el mejor mediocampista del mundo. No de Europa, del mundo», enfatizó el entrenador azulgrana.

Estaba feliz Luis Enrique («hemos hecho un partido muy completo, no hemos sufrido casi en un campo que no se nos suele dar muy bien, hemos atacado bien, hemos estado ordenados...», dijo), consciente de que todo empezó en el orden «y la inteligencia futbolística» de Busquets, escoltado siempre por Sergi Roberto. «En esa posición de pivote lo disfrutamos mucho más», contó Luis Enrique. Los números son celestiales: 97 pases en 90 minutos. Y 93 fueron buenos. Solo falló cuatro pases y no cometió ni una sola falta.