VIEJO ENEMIGO CON ROPAJE NUEVO
Xabi Alonso, el anticristo
"Es fácil decir: 'Vamos a parar a Messi'. Lo complicado es hacerlo, ya veremos si lo logramos", dice el exjugador del Madrid, símbolo de Mourinho y aliado ahora de Guardiola
Aún está en edad, como recordó él mismo, de "seguir aprendiendo muchas cosas". Tiene 33 años y una historia impresionante que labró en sus anónimos inicios en la Real Sociedad antes de descubrir la mística de Anfield con el Liverpool de Rafa Benítez, convertirse luego en el símbolo del bélico 'mourinhismo' en el Madrid que se arrodilló ante el Barça de Pep Guardiola y viajar, por iniciativa propia, a Múnich para encontrarse, precisamente, con Guardiola vistiendo ahora la casaca roja del Bayern. Transformado, eso sí, Xabi Alonso en una especie de anticristo para el universo culé que aparece cada año por el Camp Nou.
No importa la camiseta ni su pasado --hijo del exazulgrana Periko Alonso, por lo que vivió sus seis primeros años en Barcelona--, ni siquiera su palmarés --lo ha ganado todo con el Liverpool, el Madrid y la eterna España de Luis Aragonés y Vicente del Bosque-- porque en el Barça siempre se le mira con mal ojo. Hay escenas --era el más fiel de los soldados de José Mourinho-- que no se olvidan. Él, en cambio, instalado en el corazón de Baviera, dolido por la eliminación copera con el Dortmund que frustró su triplete, no muestra rasgo de emoción en su regreso al templo del Barça. Antes, Alonso era brazo armado de Mourinho; ahora, es brazo futbolístico de Guardiola.
"Dos grandes líderes"
Llegado a este punto, pidió irse del Madrid siendo campeón de Europa, a pesar de que no jugó la final de Lisboa por sanción, Alonso solo mira el presente. "¿Mourinho y Pep? Cada uno tiene su forma de trabajar, los dos son grandes líderes, que saben aunar y ganarse al vestuario. Ha sido una fortuna trabajar con ellos", dice el exjugador madridista, feliz de ser la síntesis de dos técnicos que viven el fútbol de manera apasionada pero entienden el camino de forma radicalmente diferente. Y en medio queda él.
Anda encantado de trabajar con Guardiola ("estoy aprendiendo mucho de él", confiesa). El técnico creía en su experiencia, pero también ha debido exprimirlo (ha jugado 36 partidos, 34 de titular) porque las otras piezas del centro del campo (Thiago, Lahm, Alaba, Schweinsteiger, Javi Martínez) se han ido cayendo víctimas de lesiones. "Pasaba la temporada y pensabas: '¡Bueno, esta semana recuperamos a alguien!'. Y luego te caían dos más", dice Alonso sobre un equipo derruido en el plano físico al caerse todos sus pilares.
"Una esponja"
Él, en cambio, se siente "una esponja", seguro de haber superado un "reto personal" que se marcó al abandonar precipitadamente el Bernabéu en los últimos días del mercado estival. "Salía del Madrid, un club fantástico que me lo había dado todo, y vine aquí. Esto te obliga a renovarte por dentro", dice Alonso, que vuelve al Camp Nou con otra camiseta y Guardiola de entrenador en otro de esos extraños guiños del fútbol. "Ir al Bernabéu habría tenido una connotación emocional más fuerte para mí. ¿Messi? Es fácil decir: 'Vamos a pararlo'. Lo complicado es hacerlo".
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