Unidos por el balón

La Fundació Esportiva Grama reúne en tres meses a 437 chicos y chicas de 22 nacionalidades de cuatro continentes

Un grupo de chicos y chicas de la Fundació Grama, con el presidente, Antonio Morales, y el vicepresidente, Jaume Abelló, el miércoles, en el Nou Municipal de Santa Coloma.

Un grupo de chicos y chicas de la Fundació Grama, con el presidente, Antonio Morales, y el vicepresidente, Jaume Abelló, el miércoles, en el Nou Municipal de Santa Coloma. / periodico

RAÚL PANIAGUA / Santa Coloma de Gramenet

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La inmigración se ha convertido en un componente habitual de la sociedad catalana. Pasear por las calles de Barcelona y sus alrededores conlleva el encuentro con un mosaico de razas y culturas. Ese contraste es mucho más evidente en ciudades como Santa Coloma de Gramenet, donde habitan personas de múltiples procedencias. La convivencia no siempre es fácil. Hay que buscar elementos comunes. Ahí surge el deporte como punto de unión. El balón como nexo. Esa es la filosofía de la Fundació Esportiva Grama (FEG), que en apenas tres meses ha reunido a 437 chicos y chicas de 22 nacionalidades.

México, Estados Unidos, Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, República Dominicana, Marruecos, Argelia, Nigeria, Guinea Ecuatorial, Mauritania, Kazajistán, Pakistán, Armenia, Georgia, Irlanda, Bélgica, Alemania, Portugal y España. Esa es la sopa de letras de países de cuatro continentes de la fundación que preside Antonio Morales desde este verano. Un reflejo de la realidad colomense. Sin ir más lejos, en el colegio Unamuno, enfrente del Nou Municipal, el 79% del medio millar de alumnos son inmigrantes de una treintena de nacionalidades.

«Las puertas están abiertas para todos. La labor social es lo primordial. Para mí es igual un Oriol Subirats Puig que un Ángel Martínez o un Mohamed Abtuperi. Podrán coincidir o no en su cultura, religión o alimentación, pero como personas les separa muy poco. Todo se basa en el respeto», dice el presidente, Antonio Morales. Sus ojos se iluminan cuando mira al césped del estadio y lo ve repleto de chavales. «Quería devolver la alegría por el fútbol a los niños y padres de Santa Coloma. Lo he conseguido en tres meses», afirma con satisfacción.

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