En bandeja

Los milagros también ocurren

ANDRÉS JIMÉNEZ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Impresionante. Sí, señor. Es más, con una boca como el túnel del Cadí se quedó el Palau tras la canasta de tres de Marcelinho que dio la victoria a los azulgranas al límite. Y no digamos como se quedaron los blancos. Y es que no puede haber un ejemplo más claro de la espectacularidad que nos espera en esta final. Lo sucedido ayer raya los límites del infarto. Pero así es. Un partido que los blancos tenían absolutamente dominado, no ya desde el inicio, sino incluso en la mitad del tercer cuarto donde el Barça ofrecía sus peores momentos. Sin embargo, lo dije en la previa y lo repito. La principal misión del Barça es llegar a la final con opciones y a falta de 3 minutos estaban solo 4 abajo en el marcador.

Lo mejor, el final del último cuarto

Fueron precisamente los últimos minutos del último cuarto cuando los de Pascual jugaron mejor. Balones interiores a Pete Mickeal por fin alternados con acierto de tres puntos del siempre impresionante Navarro. Algo que solo había sucedido en contadas ocasiones durante todo el encuentro. Porque si algo hay que reprochar a los azulgranas, al margen de falta de actitud en algunos instantes del partido, es la excesiva ansiedad. Jugadores como Lorbek, aún estando acertado, deberían hacer mucho más daño contra defensores inferiores en peso y estatura como Reyes, Velikovic o Mirotic. El propio Eidson, que le cuesta anotar, tendría muchas más opciones jugándole de espaldas a Carroll.

El viernes otra final a cara de perro

Hay otra cosa clara. Digamos que con esta victoria in extremis el Barça se ha librado del abismo. Porque eso es lo que habría supuesto que los de Laso hubiesen roto el factor pista ya en el primer partido. Aun así, los de Pascual deben ser conscientes que no dieron una imagen demasiado sólida como equipo, mientras que los blancos están claramente enchufados. Pero los Navarro y compañía tienen margen de mejora. Comenzando por no angustiarse tanto si la pelota no entra. Hay más opciones. Sobre todo buscar los puntos débiles del rival, Y los del Madrid están claramente en posiciones cercanas al aro.