Ni un adivino acertaría la clasificación

Faltan tres semanas para que acabe la liga regular y, visto lo visto, habría que ser algo más que un experto para poder conocer cuál será el desenlace. Por ahora, en la cabeza de la clasificación es donde parece que la cosa está más clara. Y es que, a pesar de que mucha gente diría que el juego del Madrid está a bastante mejor nivel que la temporada pasada si lo comparamos con el del Barça, los números parecen no apoyarlo demasiado, de momento.

Mientras el año pasado los azulgranas cayeron derrotados en siete ocasiones, por ocho los blancos, hasta hoy el equipo deLasolleva siete encuentros perdidos por solo cinco del Barça. Eso sí, siNavarroy compañía quieren mantener la marca, la semana que entra tendrán que salir airosos de la pista del Unicaja (que tras perder en Murcia necesita una victoria como el comer) y en el Palau contra el Caja Laboral (por cierto, hasta Barcelona llegaron los gritos deIvanovic tras la derrota vasca, ayer, en Manresa).

Pues eso, poquitas bromas les esperan estos próximos siete días a los azulgranas. Tras vencer al Lagun Aro ayer, jugadores comoVázquez,Wallace yMarcelinhoparecen recuperar parte de esas buenas vibraciones que tanto necesitarán cara a estafinal four que cada vez está más cercana.

No obstante, donde la cosa se complica es en la lucha por las últimas plazas deplay-off. El problema es que el Assignia dePonsarnau no deja de fastidiarla con su empeño en hacer un baloncesto de cine. Ayer, en Manresa,Hanga,Gladyr,Rodríguezy demás lograron otra de esas épicas victorias contra pronóstico ante un Baskonia que no daba crédito a lo que pasaba. Gracias a eso, ahora los del Bages están empatados a victorias con el CAI y el Unicaja y, por tanto, a la espera de que alguno de arriba pinche un poco para colocarse ese puesto más arriba que necesitan para que el milagro se cumpla por fin.

La que, pese a la gran victoria de ayer ante el CAI, lo tiene más dificil para optar alplay-off es la Penya. Eso sí, al menos los verdinegros están muy lejos de la paupérrima imagen que esta temporada está dando el otro club histórico por antonomasia, el Estudiantes.