David contra Goliat

No hay una única manera de entender el fútbol, como no puede haber una única manera sobre cómo entender el cine, la cocina o, simplemente, el amor. Hay una y mil formas de alcanzar la meta rival, así como una y mil maneras de defender la portería propia. Efectividad o plasticidad; contundencia o virtuosismo, maneras contrastadas que pretenden perseguir un mismo fin.

Pero en la forma de jugar a este deporte que se han inventado Lionel Messiy el Barça, en ese fútbol de pelota al pie, de orfebrería y toque, de espacios pequeños, estrechos, a veces ínfimos; en ese fútbol, digo, de campo cosido a triángulos infinitos, donde la estética geométrica del Barça dePep Guardiola se alimenta de la magia de un genio, este teórico juego de hombres atléticos, de Goliats, se transforma en una disciplina repleta de inteligencia y de talento. Un lugar donde los pequeños nunca se esconden y cuyo sortilegio transforma a las pulgas en gigantes.