Análisis

Carta abierta al hermano menor... desde Brasil

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SERGIO XAVIER

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Éramos amigos, casi hermanos. También es verdad que nosotros éramos el hermano más viejo. Ustedes siempre fueron los más jóvenes. Siempre nos tomamos como un homenaje la manera en que ustedes intentaban jugar. Con la pelota en el pie, tratándola con el cariño que se merece. El Brasil de 1970 de Pelé, Tostao y Gerson y la seleçao de 1982 de Falcao, Júnior y Sócrates son el origen de todo. Ejemplos inolvidables de fútbol bien jugado. El Barça puede haber tenido toda la influencia holandesa de la escuela del profesor Cruyff, pero, francamente, el club es tan de Brasil que solo le faltaba jugar con las hawaianas en los pies.

No precisan admitirlo, de acuerdo. Ciertas cosas no deben decirse. Pero el Barça es el hermano más nuevo de Brasil. Tanto que, en sus días más importantes, el club imitó el trayecto del hermano mayor. ¿Importar a Romário, Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho no es acaso la prueba del ADN? Pues bien, por eso siempre somos seguidores apasionados de lo que ustedes hacen. Son sangre de nuestra sangre. Eramos parientes, nuestro cariño era casi infinito.

Vibrábamos juntos con vuestros títulos, disfrutando de cada pequeña victoria en la Liga o en la Champions. Larga vida a nuestros hermanos. Solo que ustedes comenzaron a exagerar. ¿Qué historia es esa de ganar una Copa del Mundo? Mientras el Barça ganaba esa Copa en Suráfrica, Brasil caía eliminado en los cuartos de final. Ah, no. Perdón, no era el Barça, era la selección de España. ¡No vengan, por favor, con trampas! No nos intenten engañar.

Messi, un cualquiera

Tampoco nos gusta demasiado toda esa idolatría a un jugador cualquiera. Messi es un jugador común. Bueno, está bien... Es bueno, tal vez, óptimo, quién sabe si espectacular, pero ey, ¡es argentino! No sé si ustedes lo olvidaron, pero nuestra relación con los vecinos acostumbra a ser complicada. Solo con la letra R les dimos cuatro craques a ustedes y ahora le entregan la corona a un argentino cuaqluiera.

Es ahí cuando entra Neymar y el Santos. Neymar es la mejor noticia que apareció después de Romário y Ronaldo. El Santos es el club de Pelé. Tiene la novena afición del país. Nadie odia al Santos porque es el segundo club de mucha gente. Siempre fue sinónimo de fútbol bien jugado. Con Neymar se hizo aún más simpático. El menino, de 19 años, está rescatando nuestro orgullo perdido en los ultimos años.

Él apareció entre los 23 mejores del mundo en la lista de la FIFA, incluso jugando en Brasil. Para los criterios de este premio, Brasil es como si estuviera en Marte, porque nuestros campeonatos no llegan a esos lares donde se hace la elección. Para figurar en esa relación es preciso jugar muy bien. ¡Pero que muy bien! Y él lo está haciendo. Es verdad que hasta la nieve de Zúrich sabe que Messi ya ganó el premio del 2011. Pero tenemos la certeza de que en breve el menino luchará por ese premio.

Quedamos también orgullosos cuando Neymar dijo hace un año no a la propuesta del fútbol inglés, también cuando no aceptó irse el pasado verano al Madrid y hasta prefirió descartar la propuesta de ustedes. Esa decisión de quedarse en Brasil es una señal de que el sol puede volver a brillar por aquí.

Por todo eso, nuestro amor acabó. Ya les apoyamos mucho a ustedes. Ha llegado la hora. Al brasileño no le gusta apoyar a un equipo que no sea el suyo, pero la neutralidad santista permite que eso acontezca ahora. Lo siento mucho, ya no les apoyaremos más. Vamos a desear también que Messi se apague para que Neymar brille.

Éramos amigos, casi hermanos. Tal vez, aún lo seamos. Pero nuestra familia, que siempre se guió por el futebol-arte, se enfrenta a una crisis. Estamos peleados. Mala suerte para ustedes el domingo. Y pásenlo bien.

DIRECTOR DE LA REVISTA `PLACAR¿ (BRASIL)