El estreno en el Camp Nou

El Milan ejecuta al Barça antes del primer minuto y en el último

Pato y Thiago Silva malograron el triunfo de los azulgranas, faltos de puntería y agresividad

Van Bommel sujeta a Messi, durante el partido de anoche en el Camp Nou entre el Milan y el Barça.

Van Bommel sujeta a Messi, durante el partido de anoche en el Camp Nou entre el Milan y el Barça.

JOAN DOMÈNECH
BARCELONA

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Antes de cumplirse el primer minuto y en el último. Entre las experiencias que le faltaba por vivir al Barça de los prodigios estaba la de encajar dos goles en los extremos de un partido. Al principio y al final. Una ejecución muy a la italiana, la del Milan, que se abrazó a la suerte y al oficio para marcharse del Camp Nou con la cabeza bien alta pese a que en muchos momentos tuvo que agacharla para seguir el discurrir del balón entre los pies azulgranas. El Barça recibió con otro 2-2 tan o más doloroso que el del sábado en Anoeta un castigo desproporcionado, por más que el equipo anda sin la fluidez habitual.

Con el tiempo, la cita inaugural de la Champions será recordada como una batallita anecdótica. Ni debería temer por la clasificación a octavos siendo el Bate Borisov y el Viktoria Plzen los otros rivales, ni siquiera por el primer puesto ante el Milan que se vio. Deberá ajustarse más en defensa, aunque ese problema está en vías de solución tras la reaparición ayer de Puyol, y deberá ser más concluyente en sus incontables ataques. Sin agresividad detrás ni delante purgó con un empate desafortunado. Aunque se hagan las cosas mal, no es exagerado atribuir a la fortuna que el rival pueda marcar en la primera jugada del partido y en la última.

LOS TRES RESULTADOS / Pero así fue. El Barça empezó perdiendo y acabó empatando, pero ganó la mayor parte del tiempo. En el marcador y en el juego. Pato logró el cuarto tanto más rápido de la historia de la Champions -el récord lo tiene el holandés Makaay, con el Bayern, ante el Madrid, a los 9 segundos tras un saque de centro- y Thiago Silva cabeceó a uno del final. El Milan solo remató tres veces al marco de Valdés. Entre esas sonoras bofetadas, Pedro y Villa mantuvieron una frágil pero merecida victoria en medio de los 22 remates azulgranas.

De la nada había obtenido el Milan su gol y de la nada creó Messi el primero del Barça después de rematar al poste. Es lo que tienen los genios. En una jugada mil veces repetida y mil veces improductiva, empeñados los azulgranas en recorrer la frontal del área y tratar de penetrar con pases elevados entre la zaga, Messi optó por ir de punta a punta y solo la impericia del lateral Abate y del portero Abbati, indignos del campeón de Italia, posibilitó que Pedro pasara desapercibido entre la multitud para colarse ante la línea de gol. Villa transformó una maravillosa falta en su mejor acción.

CENTRALES Y MEDIOCENTROS / El Milan disfrutó de dos centrales que anoche le faltaban al Barça. Tipos que conocen su oficio, que poseen todas las nociones que necesita tener un defensa. Algo de lo que carecen Mascherano y Busquets. Guardiola juntó a los dos mediocentros en el eje de la zaga. Reaccionan, generalmente bien, por instinto y por talento, pero carecen de toda la formación de alguien que haya jugado toda su vida atrás, como Puyol, Piqué, incluso Abidal. El capitán reapareció con el marcador ya encarrilado y con él en el campo se encajó el tercer gol de cabeza de los cuatro últimos.

Mascherano sufrió atormentado con Pato, que con un efímero Cassano se colocó a su vera, en el lado izquierdo, donde peor defiende el Barça. Busquets no vivió una mejor noche, vencido en el salto final por Thiago Silva. La falta de talla física se unió anoche a la falta de talla imaginativa. El equipo se obcecó en entrar por el centro con poquísimas aperturas a la banda. Dani Alves, el percutor habitual, nunca llegó a la línea de fondo. Siempre regateó hacia dentro y le tomaron la matrícula. Zambrotta, que le esperaba en la banda, no sufrió un apuro. Respiró aliviado al ver que Messi no se le acercó ni una vez.