fútbol

Moisés se despide de la afición del Espanyol

Moisés firma un autógrafo a una seguidora perica, ayer en Sant Adrià.

Moisés firma un autógrafo a una seguidora perica, ayer en Sant Adrià.

JUAN TERRATS
BARCELONA

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Moisés Hurtado (Sabadell, 1981) se despidió ayer de la afición blanquiazul en Sant Adrià en una carta cargada de emociones después de que el pasado fin de semana ya debutara con el Olympiacos con solo dos entrenamientos a cuestas. Fueron 195 emocionantes segundos en los que el exjugador perico resumió sus 18 años en el Espanyol. «Solamente espero que esta despedida sea un hasta pronto. Me voy después de pasarlo muy mal estos días y de muchos dolores de cabeza, pero creo que es lo mejor para todos», leyó Moisés, un centrocampista que pasa de la Liga española a la griega, del azul al rojo. Muere Moisés 20 y nace Hurtado 30, su nuevo dorsal en Atenas.

El canterano se acordó de la Copa del Rey del Bernabéu, de la salvación en el último minuto en Mont-juïc («gracias Coro»). De aquella final europea de Glasgow en la que fue expulsado. De ese final de temporada espectacular que evitó un descenso que pudo ser dramático. «Y es que en este club nunca han valido las medias tintas. De ahí que seamos la força d'un sentiment. Lo he vivido todos estos años con sentimiento, pero sobre todo con honradez, dignidad y dando todo por el grupo y por mis compañeros, que han sido y serán lo más importante».

La sala de prensa de Sant Adrià se quedó pequeña. Ahí estaban Coro, Chica, David, Iván, Baena, Luis García. Hasta Pochettino. También estaba Jarque. «No nos olvidaremos nunca, allí donde quieras que estés, te llevaré dentro de mí. Tú ya lo sabes». Se fue Moisés 20. Olympiacos se refuerza con Hurtado 30.