A UN PASO DE LA GLORIA

Sin miedo al liderazgo

ANTONI BASSAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La semana ha sido elocuente: el Barça pasa por el mejor momento de su historia, pero quien ha acabado goleando en las firmas ha sido un candidato condenado porLaportay bendecidoNúñez. Es verdad que los avales aún no son votos y que la candidatura deRosellhace más tiempo que trabaja que las otras, pero no lo es menos que, a una semana de las elecciones, oIngla, FerreryBeneditodan la vuelta a la tendencia, o el grupo mayoritario de socios, pese a que acaba de vivir dos años de ensueño, acabará agradeciendo los servicios prestados y pasando hoja con total tranquilidad.

No hay duda de queRosellse está beneficiando de la división en el campo de la continuidad, ya tocado por problemas internos: la candidatura deFerreres la demostración de que los hiperliderazgos hacen aguas en las transiciones, eInglaha tenido que ponerse a última hora al frente de un cartel que estaba esperando queSorianoacabase de deshojar la margarita.

Todo eso ha sido viento de popa paraRosell porque le ha permitido modular hábilmente su discurso, consistente en presentar como un cambio de estilo lo que en realidad es un cambio de modelo. Todo es sutil en su carrera electoral: desde la prudente exhibición de sus capacidades empresariales, de gestión patrimonial y de cartera de contactos a una narrativa basada más en no cometer errores que en despertar entusiasmos, y así, pasada una semana, llegar el primero a la encuesta definitiva de las urnas. El único viento que despeina aRosell es el que sopla desde la candidatura deInglay el dosier brasileño que ha desvelado.

Los debates de esta semana nos tienen que ayudar a aclarar los hechos, con un Rosellconvincente en la defensa de su posición y unInglatan seguro de la consistencia de su acusación como del hecho de que el caso no puede ser el as en la manga de su candidatura para invertir las preferencias. No es esta la pasión que le hace falta en la campaña. La magnífica realidad deportiva del Bar-

ça (¿dónde estaba en el 2003 y dónde está ahora?) parece actuar como una parálisis más que como un estímulo para que los candidatos arrastren al socio con sus ideas y que estos años que acabamos de vivir no sean un paréntesis sino un ciclo de consolidación de la hegemonía mundial.

Mientras el equipo nos ha acostumbrado a un alegre juego de ataque, los candidatos están desgranando una campaña con poca alma, más calculada que sentida, más condicionada al papel que todos jugaron en el pasado que ilusionada con proyectarse en el papel que podrían jugar al futuro. Estamos viendo candidatos, pero aún no hemos visto un líder. Y con uno Barça liderando el fútbol, el club necesita a un presidente que lo sea.