La fórmula 1 ha triplicado en 10 años su impacto económico en Catalunya
Más espectadores, más interés, más dinero. El millonario circo internacional del Gran Premio de España de fórmula 1 que ha aterrizado estos días en el circuito de Montmeló bate récords cada año que visita Catalunya, por lo que todas las partes implicadas están ansiosas de prorrogar cuanto antes el contrato con los dueños de la F-1 --que ahora finaliza en el 2011-- hasta el 2016 y atar firme a una gallina que pone huevos de oro desde Girona hasta Tarragona, pero sobre todo en la ciudad de Barcelona y, en menor medida, en el Vallès Oriental.
Desde su inauguración en 1991, el Circuit de Catalunya ha seguido una línea ascendente sin titubeos. La irrupción de Fernando Alonso y la correspondientealonsomaníaa partir del 2004 significó un nuevo salto espectacular. El circuito genera ahora tres veces más dinero que hace 10 años. Mientras en 1997 el impacto económico de los dos grandes acontecimientos --la F-1 y el gran premio de motociclismo-- era de 42 millones de euros, un estudio reciente de la Generalitat, que es uno de los propietarios del Circuit, lo sitúa en 122 millones de euros: 92 millones en los cuatro días de la F-1 y 30 millones durante el GP de motos. En el resto del año, con numerosas pruebas, ensayos y otros usos, se mueven otros 48 millones.
PERMISOS Y HELICÓPTEROS
En total, son unos 170 millones de euros de impacto económico en todos los ámbitos, desde los hoteles hasta los restaurantes, desde los permisos municipales hasta el alquiler de coches, aviones y helicópteros. Barcelona es sin duda la ciudad más favorecida, al albergar la mayoría de los aficionados que acuden a Montmeló, una gran parte de ellos procedentes del extranjero.
Mientras el primer gran premio de 1991 atrajo a 78.000 espectadores, mañana se espera casi duplicarlo, con un récord de 140.000. Pero no es solo el domingo del que viven el circuito y su entorno. Después de los 30.000 aficionados que se presentaron el jueves en las gradas y los boxes, ayer pasaron 67.000 por el circuito. En total, con la afluencia de más de 100.000 personas hoy, se puede superar el récord del año pasado de 342.000 espectadores a lo largo de todos los días del evento.
Y aunque las calles de Montmeló son estos días un hervidero, el propio pueblo, de 8.900 habitantes, no es el que más beneficios saca de la F-1. "Durante el GP de motos viene mucha más gente al pueblo, los motoristas pasan aquí la noche anterior. En la F-1, la mayoría de los aficionados se va a Barcelona y no pasan por Montmeló cuando se dirigen al circuito. Solo los que llegan en tren pasan por el pueblo", dice el alcalde, Manel Ramal. Este año, Renfe calcula que unas 55.000 personas acudirán en tren al circuito. Sin embargo, Ramal añade: "Sería un drama si no se celebrase la F-1 aquí, por todo lo que conlleva. Estos días se transforma el pueblo".
Unas 200 personas acudieron este año al Ayuntamiento para pedir permiso para instalar un puesto de ventas en el municipio, pero por lo demás los efectos del circuito no se han hecho notar mucho en la actividad económica de Montmeló. Mientras que en 1994 había 112 comercios, en el 2002 fueron 113. Los establecimientos de hostelería incluso bajaron de 62 a 57. "Había gente que abría un bar pensando solo en las carreras, pero de eso no se puede vivir todo el año", añade Ramal.
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