Champions League

Graham Hansen, la estrella anónima que quería ser astronauta

La extremo del Barça vuelve a su Noruega natal para el partido de ida de los cuartos de final de la Champions League contra el Brann (X/21.00 h).

Caroline Graham Hansen durante un partido esta temporada

Caroline Graham Hansen durante un partido esta temporada / FC Barcelona

Laia Bonals

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Brillar sin ser vista. Caroline Graham Hansen (Oslo, 1995) vive en el alambre del regate, entre la osadía y la timidez. Protagonista sobre el césped y de perfil bajo fuera de él. Odia los focos, las cámaras y la atención si no es con un balón entre sus botas. La noruega es una futbolista única, que atrae miradas y que ve el fútbol a una velocidad por encima de la real. En el campo su talento es ensordecedor. Sin embargo, fuera prefiere el silencio. La fama y los premios individuales no la harán mejor, piensa. Así se ha forjado una de las futbolistas más infravaloradas del mundo.

Sus inicios fueron como los de muchas. Rodeada de niños se inmiscuía en una fiesta a la que no estaba invitada. Muchos padres recriminaban a los entrenadores y encargados de la academia del FC Lyn (Oslo) que Graham Hansen les quitaba la plaza a sus hijos en el primer equipo. Ella hacía odios sordos. Lo importante nunca fue el ruido. Ya de pequeña soñaba con formar parte de un equipo. Pero uno de hombres. Nunca había visto que las mujeres tuvieran uno. Hasta que a los 15 años el Stabæk Fotball, el líder de la liga Noruega en ese momento, llamó a su puerta. Entró en el profesionalismo y su carrera se catapultó. El talento era innegable y su magnetismo arrollador.

Caroline Graham Hansen durante el partido de Copa de la Reina contra el Athletic Club en San Mamés

Caroline Graham Hansen durante el partido de Copa de la Reina contra el Athletic Club en San Mamés / FC Barcelona

Ya de pequeña sus quiebros eran brutales. Inalcanzables. Ya le salían solos en las calles de Oslo, cuando tras apartar la nieve quedaban unos cuantos metros libres. Sacaban el balón y empezaba el juego. Unos contra unos, o en ocasiones por parejas, demostraba que era la mejor. Nadie le quitaba el balón. Como ahora.

Su creatividad y libertad transitan por la sencillez. Le es innato el desborde, disfruta con los duelos y más cuando el balón pasa justo por donde ella ha imaginado. Ese instinto que le permite actuar, repetir, una y otra vez, todo a una velocidad inalcanzable para sus rivales. Les lleva a la desesperación con una elegancia que parece una maldición.

Graham Hansen durante un entrenamiento

Graham Hansen durante un entrenamiento / FC Barcelona

Sin embargo, su capacidad única para el fútbol ha sido obviada sistemáticamente. Ni listas de premios ni reconocimientos individuales. Nunca la han tenido en cuenta. A ella le da igual. Eso no le distrae, tiene claro cuál es su objetivo. El gol, el balón, las asistencias y el regate son los mandamientos que rigen su juego. Cuando llegó al Barça lo hizo para ganar (su palabra clave). Para ello se despierta el instinto. Ha levantado las dos Champions que tienen las azulgranas y este miércoles, en su Noruega natal, seguirá con el camino con el que puede adjudicarse la tercera. El SK Brann se va a vestir de gala para recibir a su gran estrella nacional.

Aquella niña que soñaba con ser astronauta o científica especializada en osos polares se ha convertido en una futbolista que ve el juego a otra velocidad. Atraída siempre por la inmensidad del universo, materia que la atrapó durante su juventud, y ahora es el polo a tierra de un equipo desbordante. El campo para ella es un parque de juegos, y se lo repite siempre que los nervios acechan. "Es solo fútbol", ha repetido en numerosas entrevistas. La enorme dimensión de un todo a la vez que la reducción a lo más simple. Ese deporte que disfruta desde los primeros instantes del entrenamiento y ese juego que de pequeña iba a ver con su hermano y su padre. Ahora es ella la que roba las miradas y hace que las gradas se llenen de pequeñas que ya sueñan en ser como ella.

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