PERFIL

Mon Laferte, la voz descubierta

La ecléctica artista pop chilena sacudió los Grammy Latinos con su desnudo en pro de la igualdad social en su país

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Juan Manuel Freire

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La alfombra roja de los Grammy Latinos habría sido mucho más cómoda, casi demasiado, sin la acción reivindicativa de Mon Laferte, quien dejó al descubierto su pecho y un mensaje más claro imposible: "En Chile torturan, violan y matan". Puestos a tener que ir a esa gala glamurosa, debió pensar la popular cantante, compositora y multiinstrumentista, al menos hagamos algo útil.

Esas palabras eran un comentario directo sobre la respuesta policial a la ola de protestas contra la desigualdad social que ha agitado Chile en las últimas semanas. "El pueblo salió a manifestarse por el alza en el precio del metro, pero esto solo ha sido la gota que rebasó el vaso de un sinfín de abusos que han venido sucediendo, incluidos en la educación y la salud", había explicado hace unas semanas la propia artista en un vídeo en redes.

Y la protesta de Laferte siguió con música: lanzó por sorpresa el single entre reguetón y cumbia 'Plata ta tá', colaboración con el cantante portorriqueño Guaynaa. Su letra debe ser la más activista que haya escrito nunca: "Esta generación tiene la revolución/ Con el celular tiene más poder que Donald Trump", canta en este mensaje de ánimo a quienes luchan por sus derechos.

De los Grammy Latinos, Laferte salió doblemente ganadora: la suya fue quizá la presencia más comentada y, además, se llevó el premio a mejor álbum alternativo, 'Norma', uno de sus trabajos más osados, centrado en el bolero y grabado, según ha dicho, en solo una toma.

Sin prejuicios musicales

'Norma' es solo el penúltimo episodio en la larga e incansable búsqueda sonora de Laferte, que empezó a principios de los 90, cuando, con 9 años, ganó una guitarra en un concurso de canto. Las guitarras matan fascistas (o eso decía Woody Guthrie) y también mantienen familias: cuando su padre dejó el hogar, una todavía adolescente Norma Monserrat Bustamante Laferte tocó por bares y calles para traer dinero a casa.

Su salto a una fama quizá prematura llegó como parte del concurso televisivo 'Rojo fama contrafama'; quedó tercera de la segunda generación. Durante un tiempo, su identidad musical y artística estuvo ligada al programa: su primer disco se llamó 'La chica de rojo'; su primera película (ha participado en varias), 'Rojo: la película', que no era la de Kieslowski sino una celebración semificcional del concurso de marras.

A finales del 2007, con 24 años, Laferte había tenido suficiente de esa clase de fama y se mudaba a Ciudad de México para buscar su verdad artística. Dejó los escenarios durante un tiempo para luchar con un cáncer tiroideo, y a la vuelta empezó nueva era como Mon Laferte. Su primer disco bajo ese alias, 'Desechable', todavía es un ejercicio medio titubeante; ella misma reconoce que contiene muchas "copias de copias".

Mientras encontraba su voz, regresó a la tele como juez y mentora del 'Factor X' chileno y llegó a probar suerte en el metal como vocalista de Mystica Girls. En su segundo disco en solitario, 'Tornasol', del 2013, la mezcla de géneros (pop, rock, blues, electrónica) ya suena más natural y personal, pero la colección de partituras de 'Mon Laferte, vol. 1', del 2015, es bastante superior.

Sus mejores discos, sea como sea, estaban por llegar. Laferte tiene algo de alma vieja y se siente a gusto en el folclore, tanto chileno como mejicano, que exploró a su manera en el notable 'La trenza', del 2017. Y con igual autoridad abordó el bolero en 'Norma', tan triste como bailable. Ya puede oírse 'Chilango blues', avance de un disco basado en el blues eléctrico.