ENTREVISTA

Banu Cennetoglu: "Uso mis posibilidades como artista para dar visibilidad a 'The List'"

La creadora turca reivindica que la difusión de los 35.597 muertos documentados promueve la solidaridad y apela a la resistencia contra las políticas en materia de inmigración

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Asli Yarimoglu

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En el 2002, Banu Cennetoglu estudiaba fotografía en la Rijks-akademie de Ámsterdam. Navegando por la red, en la pantalla apareció el documento que UNITED for Intercultural Action –conglomerado de oenegés que trabajan en favor de migrantes y refugiados– había iniciado en 1993 y había ido alimentando con información de diversas fuentes. La cascada de nombres, edades, género, orígenes y causas de muerte de personas que morían al intentar emigrar a Europa la sacudió de arriba abajo.

¿Recuerda el primer impacto que le produjo la visión de la lista?

Recuerdo que pensé: «Debo ponerla a disposición de aquellos que no tienen intención de buscar este documento». Sentí que debía crear las condiciones para que aquellos que nunca entrarían en la web de UNITED se lo encontraran en su vida ordinaria, al ir al trabajo o al leer el diario por la mañana. Decidí negociar espacios para encuentros no negociados. Descargué el documento en PDF y, en cooperación con ellos, desde hace años trato de hacer visible su información.

Se podría inferir que hace arte a partir de la gran fosa común. ¿Le inquieta esa impresión?

Yo no hago arte a partir de una fosa común. Uso las posibilidades de ser una artista para dar visibilidad y continuidad a 'The List'.

Lleva 16 años en este proyecto. ¿Qué impacto político directo diría que ha tenido?

Creo que 'The List' no tiene un impacto directo y rápido en el cambio político. Por eso su frecuente visibilidad es tan importante. Otro propósito es que su presencia y continuidad son parte de la solidaridad y la resistencia a este respecto. La única manera de provocar un cambio es que todos empecemos a pensar sobre nuestra parte de responsabilidad en esas muertes e incorporemos las conclusiones. Yo espero que la persona que lea una sola página de este documento no pueda normalizar el asunto y tome medidas.

Personalmente, ¿de qué manera diría que se siente  concernida?

De manera indirecta e inconsciente, apoyamos estas políticas por lo que elegimos comprar, lo que elegimos comer, a quiénes elegimos votar, con qué silencio decidimos quedarnos ...  Al quedar fuera de nuestra vista, fácilmente puede quedar fuera de nuestra mente y, por tanto, su normalización es aterradora.

La realidad demuestra que la ultraderecha va sacando cada vez más renta electoral de los migrantes. 

El verdadero problema es que un discurso tan discordante y superficial como el de la ultraderecha encuentre eco en las personas que no quieren pensar y confrontar.

Algunas de las instituciones que financian el proyecto están implicadas, directa o indirectamente, en no frenar las muertes.

Todos participamos en las circunstancias locales e internacionales que han llevado a estas muertes, a través de lo que elegimos o no elegimos, a lo que no estamos dispuestos a renunciar. Una de las formas de afrontarlo es ser parte de la negociación, en invitar a los demás a ser parte, a veces incluso a obligar.

¿Qué gobiernos se han negado en tedondo a exponer 'The List' y con qué argumentos?

La primera circulación en Ámsterdam, en el 2007, nos costó cinco años. La principal razón era nuestra insistencia en que 'The List' no era una obra de arte. Desde entonces, toda colaboración ha resultado realmente difícil, pero lo hemos ido consiguiendo.

La ha llevado a su país, Turquía, financiado por la UE para contener el flujo migratorio.

'The List' se distribuyó en Estambul en el 2012 y en el 2015. En el 2012, circularon, entre el 15 y el 23 de octubre, 49 páginas de 'The List' en turco, en el marco del proyecto 'Europe’n' en cooperación con la galería de arte SALT de Estambul, pero también en los proyectos Ölçek, Mertebe y Tedbir en varias zonas de la ciudad, así como 150 carteles publicitarios en el metro. En aquel tiempo no existía aún el acuerdo entre la UE y Turquía, y entre la ciudadanía que veía 'The List' observé confusión y dificultades para pasar a la acción, tal vez por la falta de conocimiento o por falta de empatía. 

«El único modo
de provocar un
cambio es que
pensemos en
nuestra parte de
responsabilidad»

En el 2015, cuando ingresaron en el continente más de 1,5 millones de personas, las relaciones entre la UE y Turquía habían mejorado.

El ciclo político había cambiado mucho. Diría que la percepción de que las muertes que aparecen en 'The List' son muertes políticas es bastante lejana. A menos que la visibilidad pública de las reacciones sea dominante, por ejemplo, como lo que pasó en Liverpool [donde fue vandalizada por grupos de ultraderecha], no es posible entender cómo reaccionan los que se plantan ante la lista. Diría que encuentran en su lectura sus propias inferencias.

Hay reacciones que deben esperanzarle.

El 9 de noviembre del 2017 el periódico alemán 'Tagesspiegel' distribuyó 'The List', lo vio una persona que vive en Barcelona, y sintió que el documento tenía que ser traducido al español y al catalán. Él y tres amigos se pusieron a ello y empezaron a colgar la lista en muchas bibliotecas. Hoy la leerán en EL PERIÓDICO gracias a la Associació La Llista Oblidada.

Si ‘The List’ es un proyecto y no un «proyecto artístico», ¿cómo ha dado salida a su creatividad estos años?

'The List' no puede ser una obra de arte, pero insisto en que uso mis recursos, contactos y posibilidades como artista para darle visibilidad. Todas las negociaciones a su alrededor son parte de mi práctica, artística y no artística.

Queda claro. También está atenta a los que sobreviven. Fotografió un graffiti en Atenas que decía: «Being safe is scary» [«Estar seguro da miedo»]. ¿Ha reflexionado sobre los migrantes que escaparon a la lista?

Tomé esa foto en marzo del 2016, cuando Turquía firmó el acuerdo ilegal con la UE. El graffiti estaba en un muro frente a una casa de apoyo para inmigrantes organizada por estudiantes a la entrada de la Universidad Técnica de Atenas. Más tarde, llevé la frase a la fachada del Museo Fridericianum, tomando prestadas la tipografía del propio museo para el proyecto Documenta 14.

Una frase demoledora.

Es una frase escrita por alguien obligado a abandonar su hogar porque no se sentía seguro y que pretende confrontaronos con los conflictos y temores que experimenta al final. La nueva muestra en el Fridericianum señaló a aquellos que piensan que están seguros y no quieren saber con quién están cooperando a toda costa. Si leen con atención 'The List', verán que las políticas de inmigración aplicadas a los supervivientes son las mismas políticas que llevan a otros a la muerte.

¿Cómo le ha cambiado a usted 'The List'?

Aprendí que hay que seguir, aunque no la lea nadie.