Abrir las alas para poder volar

A Clara Lapiedra la vida le ha susurrado pocas malas noticias, pero graves, lo que le ha hecho «replantearse todo y dudar de todo». En su ponencia en eWoman se ha declarado como una mujer en equilibrio, confiada en que, al final, “la magia ocurre y que estamos aquí por alguna cosa”. Su alguna cosa se centra en proporcionar herramientas a las mujeres que les ayuden a emprender en un entorno de confianza y como solución ante un mundo en el que ellas están menos presentes, tienen menos oportunidades y les resulta difícil integrarse.

Las imágenes de nuestra historia reciente (mujeres afganas o inmigrantes en Lesbos), le han causado un impacto doloroso y, ante eso, nada de conformismo, al contrario, se ha puesto en marcha dando forma a proyectos colaborativos, fundaciones de apoyo o iniciativas de emergencia para recaudar fondos y alimentos. 

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Entre su grandes logros y uno de los que se siente especialmente orgullosa (otro es su familia) es Aula Magna, una escuela de negocios que pretende aportar más mujeres al sistema, esas que se echan de menos en los comités y consejos, esas que inspiran a otras, esas que encuentran respuesta a sus dudas y dan un paso al frente para postularse a promociones internas, a aportar nuevas visiones. Esta escuela está pensada, también, para aquellas que no se conforman, para quienes quieren entrar allí donde en principio no las han llamado. Para Lapiedra las alumnas tienen en común el querer recibir una formación actualizada que les permita trabajar en las empresas actuales (digitales, conectadas, inclusivas, diversas, globales) y perfeccionar sus habilidades directivas. Este y otros proyectos que ha puesto en marcha por medio mundo, no caminan solos y van de la mano de convicciones alineadas con la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

 A Lapiedra no le gustan los tópicos, pero no se puede dejar de mencionar su caminar a contracorriente, su formación continuada y su gran capacidad de diálogo.