Ley de la ciencia

El Gobierno aprueba una reforma clave para dar estabilidad a los científicos españoles

La nueva ley de la ciencia despliega nuevas medidas para mejorar las condiciones laborales de los científicos, reducir la burocracia y mejorar la transferencia de conocimiento

Sindicatos y sociedades científicas valoran positivamente algunos avances, pero lamentan no haber conseguido un cambio más profundo

Una investigadora trabaja en el desarrollo de una vacuna contra el covid-19 en el laboratorio del Instituto Químico de Sarrià.

Una investigadora trabaja en el desarrollo de una vacuna contra el covid-19 en el laboratorio del Instituto Químico de Sarrià. / Jordi Cotrina

Valentina Raffio

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El Consejo de Ministros ya ha dado el visto bueno a la reforma de la ley de la ciencia, la tecnología y la innovación en España; una normativa que pretende dar estabilidad a los investigadores españoles, reducir la burocracia y mejorar la transferencia de conocimiento. "Esta reforma viene a reparar los fallos de un sistema agravado por una década de recortes que provocó la destrucción de miles de plazas públicas, precariedad en las carreras y la fuga del talento científico de nuestro país", ha argumentado la ministra de ciencia, Diana Morant, tras la aprobación de la nueva normativa. 

Sindicatos, sociedades científicas y plataformas de profesionales valoran el cambio de normativa como “un avance positivo” en ciertos aspectos y “una oportunidad perdida” en otros. Es decir, con una de cal y otra de arena. La nueva ley de la ciencia incorpora una serie de medidas para mejorar de las condiciones laborales de los investigadores españoles (por ejemplo, creando nuevos modelos de contratación indefinida y blindando las indemnizaciones por despido o finalización del contrato). También introduce cambios para reducir la burocracia en los laboratorios, mejorar la transferencia de conocimiento entre centros de investigación y empresas y, tal y como adelantó EL PERIÓDICO, tomará acciones contra el acoso a mujeres y personas LGBTI+ en la academia.

Un balance agridulce

"Estos avances son positivos, pero solo suponen un pequeño cambio. Y el sistema científico español requiere una transformación profunda", argumenta Perla Wahnon, presidenta de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE). Uno de los ejemplos clave, esgrime Wahnon, es el "bucle absurdo y asfixiante" de burocracia por el que tienen que pasar los científicos para llevar a cabo su investigación en España. "No es suficiente tomar medidas para reducir estas trabas, habría que eliminarlas completamente y crear otros mecanismos de rendición de cuentas", comenta Wahnon. Hasta ahora, de hecho, una de las quejas más recurrentes entre los científicos españoles es el tsunami de ‘papeleo’ al que se enfrentan cada vez que necesitan algo para su investigación (ya sea material de laboratorio o una simple silla).

"Es una buena señal ver que la nueva ley de la ciencia plantea mejoras, pero lo ideal sería plantear una reforma integral", comenta Santiago Rello Varona, de la plataforma Ciencia con Futuro. El investigador, por su parte, reconoce el esfuerzo de negociación que se ha hecho desde el Ministerio de Ciencia (sobre todo tras la incorporación de Raquel Yotti, secretaria general de Investigación y mano derecha de Morant) y valora positivamente que el redactado de la ley reconozca explícitamente problemas como la "endogamia". Aun así, explica Rello, preocupa la "descoordinación" entre la ley de la ciencia y la de universidades (un lugar donde se concentra hasta el 75% de la investigación realizada en España). O la falta de concreción de algunas medidas.

"Es una buena noticia que se cree un modelo de contrato indefinido para los investigadores. ¿Pero qué pasa con los proyectos temporales, como los otorgados a partir de los fondos europeos? ¿Cómo se dará estabilidad a estos contratos?", comenta Rello. Otro de los temas espinosos que todavía no está claro cómo se resolverán son las indemnizaciones (que quedan blindadas a 12 días por año trabajado tanto para futuras incorporaciones como para científicos en activo). "Es positivo saber que se haya pactado una retribución para los científicos que finalizan su contrato. ¿Pero quién pagará estas indemnizaciones? ¿Habrá que apartar dinero de los proyectos para hacerlo o se hace cargo el centro de investigación?", pregunta Wahnon en relación al cambio de la normativa.

La gran tarea pendiente

Según señalan diferentes sindicatos y sociedades científicas, otra de las grandes tareas pendientes que deja esta ley es crear mecanismos para favorecer el regreso de los científicos españoles que tuvieron que emigrar al extranjero. "La aprobación de esta nueva ley de la ciencia nos deja con un regusto agridulce", argumenta Francisco Vilaplana, presidente de la Red de Asociaciones de Investigadores y Científicos Españoles en el Exterior (RAICEX). "Sí que vemos algunas mejoras, y valoramos el esfuerzo que se ha hecho para mejorar nuestra situación, pero también vemos que ha sido una oportunidad perdida para conseguir un cambio más grande, con medidas más valientes", añade.

Vilaplana, como investigador afincado en Suecia desde hace más de una década, habla de la necesidad de crear políticas específicas para atraer talento (algo que, según apuntan fuentes del ministerio, está sobre la mesa pero todavía no se ha concretado). "No basta con pedir a los científicos que vuelvan, hay que reconocer los méritos conseguidos en el extranjero, dotar a los laboratorios de fondos y eliminar trabas administrativas", comenta el portavoz de RAICEX.

Compromiso con la igualdad

En el otro lado de la balanza, uno de los aspectos más aplaudidos de esta ley es el compromiso con las políticas de igualdad. Según adelantó este diario, de hecho, la nueva ley de la ciencia tomará medidas contra el acoso a mujeres y personas LGBTI+ en la academia. También se desplegará una nueva normativa para integrar personal experto en género en los órganos de evaluación, integrar la perspectiva de género en la investigación y estimular la presencia de mujeres en el ámbito de la ciencia y la innovación.

"Es muy positivo que todas estas reivindicaciones sociales, que reclamamos desde diferentes entidades, hayan quedados redactadas en la ley. Supone un salto cualitativo muy importante en materia de igualdad", comenta Tiago Botelho, presidente de Prisma, la asociación para la diversidad afectivo-sexual y de género en ciencia "Ahora habrá que ver cómo se aplica", matiza. Es decir, cómo se pasa de la teoría a la práctica. Algo que, como suele ocurrir en estos casos, es aplicable a todo el redactado de la ley.

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