DIVERSIDAD EN EL ESPACIO

Los "otros" de la misión espacial del 'Apolo 11'

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Michele Catanzaro

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Cuatro mulas, dos viejos carros y 25 familias afroamericanas lideradas por el reverendo Ralph Abernathy se plantaron en Cabo Cañaveral en julio de 1969. Era el día anterior al despegue del cohete 'Saturno V', que llevaría tres hombres blancos a la Luna. Esos carros y animales eran los mismos que Abernathy había llevado a la marcha de protesta en Washington por la muerte de Martin Luther King, pocos meses antes. El grupo protestaba porque se habían invertido millones en el programa 'Apolo', cuando la desigualdad seguía campando en Estados Unidos.

La carrera espacial y el movimiento para los derechos civiles coincidieron en esos años. "En verano de 1969 hubo el lanzamiento del 'Apolo 11' y el festival de Woodstock", recuerda Neil Maher, profesor de historia de la Universidad Rutgers y autor del libro Apollo en la edad del Acuario.

La NASA no fue impenetrable al movimiento. Pero la verdad es que el programa lunar fue dominado por hombres blancos de alto nivel educativo. Los que pisaron la Luna por primera vez responden a esta descripción. Así son también las personas que se atestaban en la sala de control, según se desprende de las fotos.

En la segunda fila

Sin embargo, si uno se fija con atención en las imágenes de aquella época, notará a una mujer con un vestido negro justo en el centro de la sala: es la ingeniera Joann Morgan. Como ella, diversos miembros de colectivos discriminados se hicieron hueco en la segunda fila del programa 'Apolo'. Hubo otras mujeres blancas, como Margaret Hamilton y Poppy Northcutt, que hicieron cálculos esenciales para las misiones, o Geneva Barnes, que acompañó a los astronautas del 'Apolo 11' en su gira mundial.

Hubo astronautas de origen humilde, como John Young, que pasó de un hogar azotado por la Gran Depresión a comandar la misión 'Apolo 16' y pisar suelo lunar. También hubo afroamericanos, como el grupo de mujeres computadoras lideradas por Katherine Johnson y retratadas en la película Figuras ocultas.

Otros fueron expulsadas de la carrera espacial. El piloto Edward Dwight, por ejemplo, pudo ser el primer astronauta afroamericano, pero quedo excluido del programa 'Apolo' de forma controvertida

Intentos fallidos

En 1964, el presidente Lindon Johnson, impulsó la ley de derechos civiles, que prohibía, sobre el papel, la discriminación por raza, vigente todavía entonces en los estados del sur de EEUU donde los servicios que se prestaban eram "suficientes para todos", pero separados. En 1966, el director de la NASA James Webb estableció la primera política de igualdad de oportunidades en la agencia.

"Pero los intentos de la agencia no encajaron con la realidad", observa Maher. La NASA se escudó en que era difícil atraer talento afroamericano al sur, donde se encontraban sus instalaciones pero también había una fuerte tradición racista.

La agencia no fue consecuente tampoco con las mujeres. Trece mujeres piloto llevaron a cabo en una clínica privada las mismas pruebas que los hombres seleccionados por la NASA hicieron en sus instalaciones., Sin embargo, la agencia se negó a aplicarles la segunda ronda de pruebas que sólo se podían hacer con sus propios dispositivos, relata Maher. El activismo en la NASA de la principal entidad feminista de EEUU, la Organización Nacional de Mujeres, daría fruto muchos años después.

La inclusión por clase social funcionó mejor, según los expertos. "La [ley llamada] G.I. Bill garantizó a muchos reduces de la segunda guerra mundial y de la guerra de Corea el acceso a la educación. Muchos de ellos eran de clase baja y acabaron integrados al programa espacial", afirma Brian Odom, historiador del Centro Marshall de la NASA. "Es cierto que las plazas de alto nivel fueron ocupadas por gente de clase alta, pero la raza y el género eran unas barreras superiores entonces", añade.

Llega la inclusión

"No fue hasta después del programa 'Apolo' cuando la inclusión entró realmente a formar parte de la cultura institucional", explica Odom. Hay que esperar al 1973 para que la NASA empiece a hacer pruebas a mujeres y al 1975 para ver las primeras astronautas y los primeros astronautas afroamericanos. El único antecedente era Valentina Tereshkova, la cosmonauta rusa que voló en 1963 y que quedó como un caso aislado durante años.

Hoy la NASA cuenta con una oficina de diversidad e inclusión y hay astronautas hispanos e incluso hubo una astronauta lesbiana, Sallie Reid - aunque no quiso dar a conocer su identidad de género hasta después de su muerte.

Pero esta no es la única herencia del movimiento parar los derechos civiles. "A principio la NASA ignoró a las peticiones de Abernathy y otros grupos. Pero luego se las tomó en serio", explica Maher. Por ejemplo, creó una oficina de proyectos urbanos para aplicar su tecnología en barrios pobres. "La NASA explora el espacio pero también usa su tecnología para estudiar la Tierra y el cambo climático. Es muy importante que siga haciendo ambas cosas", concluye Maher.