Huevos

Desde que apareció el sexo en los organismos compuestos de muchas células (animales y plantas), estos han desarrollado estrategias muy diversas para asegurar la supervivencia de los descendientes. Una es la formación de estructuras que protegen al embrión y le permiten su desarrollo inicial. Los reptiles y las aves ponen los huevos con una estructura que contiene el embrión, alimento para que se desarrolle y una membrana y un caparazón que los protege. Es una estructura compleja que ha sido clave para la supervivencia de muchas especies.

Las aves tienen huevos de formas muy diversas, que van desde una esfera perfecta a la forma ovoidal que conocemos en la gallina, o incluso formas cónicas. Las formas esféricas pueden permitir una mejor economía de los materiales, pero en las más alargadas hay puntos que sirven para el intercambio de gases durante el crecimiento del animal y pueden incluso favorecer mejor el proceso de la incubación en los nidos. La revista 'Science' ha publicado un artículo en el que se analizan los huevos de más de 1.400 especies de aves y se clasifican según su forma. El estudio lo han realizado biólogos, arqueólogos, físicos y hasta ingenieros para tratar de concluir cuál es la principal ventaja de la forma del huevo en cada especie.

La conclusión del estudio es que lo que determina la forma del huevo es sobre todo la necesidad de las diferentes especies para adaptarse al vuelo. De esta manera, los voladores más eficientes ponen huevos más asimétricos. Una excepción podrían ser los pingüinos, que ponen huevos asimétricos, pero los autores proponen que en este caso se trata de la adaptación a nadar. La propiedad de volar da a los animales grandes ventajas para desplazarse, buscar comida y protegerse. Lo hacen insectos, aves y algunos mamíferos. Pero volar implica un esfuerzo que requiere que todo el organismo se adapte, incluso el más importante para la especie, que es la estructura en la que nacerá la descendencia.