DESDE MI SOFÁ
Miedo a algo más que tachuelas en el Tour
El Tour ya está en Francia y la organización, superado el temor, pequeño pero presente, a que Bildu aprovechara su presencia y gran eco para hacer ruido, teme que los disturbios de París salpiquen su recorrido
Emilio Pérez de Rozas
Periodista
Licenciado en Ciencias de la Información por la UAB. Hijo de Carlos Pérez de Rozas, sobrino de Kike y Manolo Pérez de Rozas, integrantes de una auténtica saga de fotoperiodistas. Trabajó en Diario de Barcelona, fundador de El Periódico de Catalunya en 1978 también formó parte de la redacción en Catalunya del diario El País. Colaborador del diario deportivo Sport y vinculado al departamento de Deportes de la cadena COPE, que dirige Paco González. Emilio suele completar muchas de sus informaciones con sus propias fotos, en recuerdo a lo aprendido junto a su padre y tíos.
“Siempre hay cosas por las que protestar, pero duele que se produzcan episodios tan poco agradables y que no corresponden a la gran sintonía que la afición y el público del País Vasco ha sentido, durante estas tres jornadas, por el arranque del Tour”, comentaba Carlos de Andrés, al comprobar, como ocurrió el pasado domingo y se ha repetido hoy, como algún que otro ciclista (no fueron muchos, la verdad), debían pararse y cambiar su rueda tras pinchar por las tachuelas que había en determinados tramos de la tercera etapa, que, finalmente, entraba y acababa en Francia.
Es evidente que estamos, como ya hemos comentado en los primeros días de la ronda francesa, ante el mayor anuncio posible, ante el mejor escaparate del mundo, junto a los JJOO y la Copa del Mundo de fútbol, para provocar un enorme, el mayor, eco posible para una reivindicación o protesta masiva, dolorosa, escandalosa, como está ocurriendo durante los últimos días en Francia tras la muerte del joven franco-argelino, Nahel, de 17 años, que se saltó un control de tráfico.
Serenidad en el arranque
Todo hay que decirlo, la organización del Tour tenía cierto temor a que Bildu utilizase estos tres días de bautismo de su carrera en territorio vasco para protagonizar alguna protesta masiva en plena ruta. Y nada de todo eso ha ocurrido, viéndose, eso sí, pancartas a favor de los presos y la independencia de Euskadi, pero poco más. Nadie, desde luego, ha planteado que la presencia de algunas tachuelas formasen parte de esas reivindicaciones.
Por lo que hace referencia a la entrada ya en Francia, el Tour cuenta con 23.000 policías para proteger su evento (sumando el cuerpo de bomberos), pero, sin duda, hay miles de kilómetros a lo largo de las próximas tres semanas donde aparacer, aunque, cuentan desde la ronda francesa, que el recorrido de este año, muy criticado en Francia por no pasar por departamentos importantes, muy habitados, permite que, tal vez, la ronda pueda sortear, sin haberlo previsto, los puntos más conflictivos. Una cosa tienen claro los responsables del Tour: las protestas de estos días, que están generando cientos, miles, de detenciones, son protagonizadas por jóvenes y por la noche, lo que, tal vez, tenga poco que ver con la carrera ciclística.
Una cosa está clara: no hay nada más ruidoso, vistoso y llamativo que parar el Tour. El escenario, en ese sentido, es único, sí.
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