Joaquim Pons, el último productor de rosas de Sant Jordi catalanas: "No es económicamente factible"

A pocos días de la Diada de Sant Jordi, Joaquim Pons y sus trabajadores van hasta arriba de faena. Él es uno de los propietarios de Flors Pons, la única productora de rosas que queda en toda Catalunya. “Empezamos por la mañana temprano y a las nueve de la noche aún estamos gestionando comandas”, explica a este diario. Las suyas son las últimas rosas catalanas que podrán encontrarse en contadas floristerías y puestecitos el próximo 23 de abril.

Los invernaderos de Flors Pons están ubicados en Santa Susanna (El Maresme, Barcelona). “Antes éramos unas 12 o 15 empresas las que vendíamos rosas, entre Vilassar de Mar y Santa Susanna. Ahora no queda nadie más, solo nosotros”, explica Pons en una entrevista con EL PERIÓDICO. Por eso, en la actualidad, ver una rosa de catalana en Sant Jordi es una rareza -la mayoría provienen la Colombia y Ecuador-. Dentro de poco ya no quedará ninguna, porque ni siquiera los Pons tienen previsto plantar más. Y es que, a pesar de no tener ningún competidor “del país”, aseguran que no les sale rentable.

Económicamente insostenible

“La rosa no es económicamente factible", lamenta Pons. Y a esto le atribuye varios motivos. En primer lugar, por las restricciones existentes en España con respecto a los tratamientos fitosanitarios. "Hay plagas que no sabemos cómo combatir y nos merman la calidad de la rosa, mientras que en Sudamérica no tienen estas restricciones, por lo que hay una situación de desigualdad". Además, también resulta complicado competir por coste: "Las que llegan de fuera tienen unos precios muy bajos. Antiguamente, con los aranceles se terminaban igualando los precios con las de aquí. Ahora ya no, y con esto no podemos competir", cuenta.

Además, la crisis climática y la adelantada subida de temperaturas suman otra complicación más: "El cambio climático también afecta. Hace años, teníamos que poner la calefacción para que las rosas llegaran a Sant Jordi, pero este año nos han florecido más rápido porque hace mucho calor, y han llegado una semana antes de lo previsto", explica Pons. Eso sí, en esta ocasión no teme por su calidad. "En la cámara frigorífica y con conservantes aguantan perfectamente", asegura.

Sant Jordi se queda sin rosas catalanas

Estos últimos años, esta empresa familiar ha continuado subsistiendo gracias a no haber puesto todos los huevos en la misma cesta: "Hemos ido aguantando porque hemos diversificado los cultivos para no depender solo de uno, pero llega un punto en que no vale la pena aguantar la rosa. Es una lástima", declara.

40.000 este año

Con todo, Flors Pons ha decidido que dejará de dedicarse al cultivo de rosas. Si el año pasado sacaron 50.000, este Sant Jordi tienen previsión de tener unas 40.000 y, el año que viene, "muchas menos". Ya no plantarán más rosales y, los próximos ejemplares que recojan, serán de los rosales que ya sembraron. Así hasta que se terminen.

Eso sí, esta empresa familiar continuará dedicándose al cultivo de flores, pero de otras variedades. "No cerraremos. Tenemos otros tipos de flor, que ya hacemos, y aumentaremos la producción", concluye.