Actividad nocturna

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Gisela Macedo

Gisela Macedo

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En fiesta mayor, las plazas son fácilmente reconvertibles en botellódromos con las consiguientes molestias e incidentes que a menudo incluyen. Con la voluntad de evitar esto, en las fiestas de Gràcia procuran programar numerosas actividades oficiales en estos espacios, y parece que les está funcionando. Al menos así ha sido este jueves por la noche, cuando la música en vivo ha mantenido un ambiente relajado en calles y plazas del barrio y ha contenido notablemente los grandes botellones.

La actividad nocturna controlada evita botellones masivos. Así lo ven desde la plaza de la Vila de Gràcia, gestionada por los 'castellers', quienes recuerdan que "hace unos diez años", cuando este lugar no estaba incluido dentro de la programación de las fiestas, era un "epicentro" de personas que se reunían para beber y que esto provocaba "peleas y molestias". Desde que se decora y se organizan actividades, "se evitan estas situaciones", aseguran.

Concierto nocturno en la plaza del Raspall de Gràcia

Concierto nocturno en la plaza del Raspall de Gràcia / Jordi Otix

En la plaza del Raspall, donde está la llamada fiesta alternativa (al no estar adherida a la Fundación), afirman que van con "cuidado" con la programación e intentan priorizar conciertos de música en catalán y de grupos feministas para atraer más al público autóctono y evitar la masificación turística y la borrachera que ya caracteriza esta fiesta mayor.

Alcoholismo concentrado

Además de los conciertos, con los botellones también parece jugar un papel clave la distribución de los espacios. Este jueves, las plazas de la Vila, del Sol y del Raspall han tenido sus escenarios en el centro, y a su alrededor ha girado un ambiente festivo pero relajado. No así en la plaza del Poble Gitano, donde el escenario ha quedado arrinconado y el espacio, más abierto, a medianoche ya podía considerarse todo un botellódromo. Litronas, latas, vasos, botellas y vendedores ambulantes con neveritas y carritos se han estado moviendo por una concurridísima plaza en la que no cabía ni un alfiler; en la que costaba moverse entre cuerpos sudados durante esta calurosa noche de agosto en Barcelona.

Botellón en la plaza del Pueblo Gitano de Gràcia

Botellón en la plaza del Pueblo Gitano de Gràcia / Jordi Otix

Botellón en la palza del Pueblo Gitano de Gràcia

Botellón en la palza del Pueblo Gitano de Gràcia / Jordi Otix

Al terminar la programación oficial a las dos de la madrugada -hora límite a la que debían finalizar los conciertos-, este ha sido precisamente el punto de encuentro principal entre los jóvenes que han querido continuar con la fiesta. Lleno hasta los topes, el botellón de la plaza del Poble Gitano ha continuado al ritmo de los altavoces portátiles, con los que ha seguido el baile a falta de conciertos y DJs. Otras calles no han sufrido esta concentración de personas, aunque la acumulación de basura y el olor a orines en la vía pública ha estado presente de forma general en el barrio como en tantos otros años. 

La Fiesta Mayor de Gràcia, que ya muere de éxito a causa de la masificación y que actualmente está tratando de encontrar la fórmula para frenarla, tiene todavía por delante las dos noches más fuertes de este 2023: la del viernes y la del sábado. Estos días, los conciertos podrán finalizar algo más tarde, a las 03:30 horas, pero la afluencia de personas con ganas de seguir celebrando se prevé mayor.