MWC 2023

El tren supersónico Hyperloop asombra con un interiorismo diseñado por estudiantes de Barcelona

La empresa pidió a estudiantes de Elisava que moldearan la cápsula, pero no esperaba un resultado tan bueno o mejor que el trabajo realizado por un despacho profesional

Se pusieron a ello 11 alumnos del último curso, que se repartieron todas las partes del habitáculo "para crear una experiencia de viaje única"

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hyperloop / Carlos Márquez Daniel

Carlos Márquez Daniel

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Hay gente con la que bastan unos minutos para convencerse de que llegarán lejos en todo lo que se propongan. En el Mobile World Congress está lleno de seres humanos que ya han alcanzado horizontes profesionales de vértigo, pero también pueden encontrarse personaje de esa primera categoría, como los estudiantes de Elisava apostados junto al Hyperloop, el tren bala que hoy todavía es ciencia ficción pero que se espera que en el futuro conecte ciudades a través de tubos con baja presión de aire que permiten velocidades superiores a las de un avión.

Estos niños, y no tomen lo de 'niños' como un afeo, recibieron el encargo de diseñar el interior de la cápsula. Para la empresa era un divertimento, porque ya tenía contratado el servicio de un despacho profesional. Pero oh sorpresa, los chavales presentaron un proyecto estelar. Y ahí lo tienen, expuesto en Fira de Barcelona.

El tren ultrarrápido que la empresa HyperloopTT ha traído a Barcelona para demostrar que esto ya no es ciencia ficción

El tren ultrarrápido que la empresa HyperloopTT ha traído a Barcelona para demostrar que esto ya no es ciencia ficción / Joan Cortadellas

Han sido 11 los alumnos de la Escuela de Diseño e Ingeniería de Barcelona que han participado en esta iniciativa. Este diario ha pasado un buen rato con tres de ellos: Itzal Llorens, Aina González y Erik Obermüller. En diciembre de 2021, la compañía Hyperloop Transportation Technologies se presentó en Elisava con el reto de delinear el interior de las cabinas, que van sin raíles porque levitan magnéticamente, lo que evita la fricción y permite esas absurdas velocidades sin apenas resistencia.

Los estudiantes se postularon y finalmente, en enero, se creó esa cuadrilla de elegidos que se repartió el interior del habitáculo. Tú la butaca, el otro los pasillos y la experiencia del pasajero, aquel se encarga del reparto de comida, el de más allá dibuja el compartimento de maletas, yo me quedo la iluminación y las pantallas... Fue su trabajo de final de grado.

Lecturas pesadas

Todo debía hacerse de manera coordinada, porque cualquier cambio, con la estrechez del medio, podía afectar al trabajo del resto de compañeros. "No ha sido fácil, pero creo que el hecho de ir avanzando a la vez ha sido uno de los mejores aprendizajes", señala Aina. Al proyecto lo bautizaron como Salón, en homenaje a los trenes de toda la vida, como el Orient Express, y esa voluntad de que fueran como el comedor de casa, un lugar acogedor, familiar, cómodo. Leyeron sesudos manuales de seguridad aéreos y ferroviarios para que esto no fuera un alarde tecnológico sin base científica, sino una propuesta con opciones de incorporarse al diseño final de las cápsulas.

Michael Hengst, vicepresidente de HyperloopTT, admite que el día de la presentación se quedaron "sin palabras", una reacción que en el fondo les creó un conflicto: estaba al nivel de lo que les había hecho llegar su proveedor oficial. "No veíamos gran diferencia, y lo más seguro es que acabemos tomando elementos de las dos propuestas. Hicieron un trabajo excepcional", sostiene.

Sobre el proyecto, explica que este mismo mes debería conocerse el resultado del concurso público para conectar Venecia y Padua con este sistema, un recorrido de unos 40 kilómetros. "Estamos convencidos de que ganaremos y esperamos poder estrenarlo en 2028".

Energía a devolver

Cuenta que la puesta en marcha de este primer tren supersónico ayudará a desencallar muchas otras iniciativas, también las vinculadas al transporte de mercancías, que es el otro gran nicho de mercado al que aspiran seducir. Como sucede con todo lo nuevo vinculado al transporte y la tecnología, las ciudades están a la expectativa, esperando que haya algo que pueda tocarse con las mano. Si todo va bien, se habla de un Barcelona-Madrid en 27 minutos, o de un París-Barcelona en hora y media. O de cruzar toda Europa en poco más de tres horas. La infraestructura -un tubo de cuatro metros de diámetro- se monta en superficie y preferiblemente junto a grandes autopistas. En el techo se instalarían placas fotovoltaicas, con lo que, dicen los impulsores, ese será "el primer medio de transporte que genere más energía de la que consume".

La maqueta que elaboró el equipo de 11 estudiantes de Elisava para HyperloopTT

La maqueta que elaboró el equipo de 11 estudiantes de Elisava para HyperloopTT / Joan Cortadellas

Antes de que empecemos a verlos circular, amén de la financiación y las concreciones tecnológicas, será necesario que Europa y los estados incluyan la propuesta dentro de la normativa comunitaria referente al transporte de personas, algo que según Hengst "ya está en marcha porque la Comisión Europea lo ve con buenos ojos". Sobre el precio, el vicepresidente de Hyperloop explica que las tarifas "estarán entre las del avión y las del tren". Será así a pesar de que cada cápsula está pensada para entre 26 y medio centenar de pasajeros.

"Hemos creado un interior que evite los agobios y que te ayude a olvidar que estás dentro de una cápsula"

Volvamos a Elisava. Los estudiantes solo recibieron una cápsula vacía y el encargo de convertirla en un habitáculo para viajeros. Idearon 28 asientos. Fueron listos, y antes de ponerse a trabajar estudiaron la propuesta de Icona Design, su 'competencia'. "La estudiamos de arriba abajo y nos dedicamos a sacar partido de las cosas que nos parecían más flojas, como la oscuridad. En un espacio cerrado, sin ventanas, necesitas crear un ambiente que no te agobie y que te haga olvidar que estás en un compartimento estanco", explica Itzal.

Reproducir el exterior

Esta joven se encargó de la iluminación. Su narración del proceso de creación recuerda la filosofía inicial de Apple, esa voluntad de crear productos de los sentirse orgulloso. "Creamos el iPod para nosotros mismos, y cuando estás fabricando algo para ti mismo, o para tu mejor amigo o para tu familia, no vas a conformarte con cualquier chapuza", decía Steve Jobs. Pues aquí, salvando las distancias entre California y la Rambla, donde tiene la sede Elisava, sucede un poco lo mismo. "Hemos intentado que la pared desaparezca, que se convierta en una pantalla cambiante que permita reproducir lo que hay al otro lado del tubo, de manera que si estamos pasando por un desierto, tu también veas unas dunas". Pero no a 1.200 kilómetros por hora, claro, porque sería una imagen tremendamente borrosa.

Los tres diseñadores, junto al logo de Elisava estampado sobre el Hperloop

Los tres diseñadores, junto al logo de Elisava estampado sobre el Hperloop / Carlos Márquez Daniel

Esa "experiencia de viaje" incluye un asiento diseñado por Erik. El pasajero notará la aceleración inicial y la frenada, pero durante el trayecto, la sensación no será muy distinta a la de un avión. O a la de un tren. De hecho, es probable que sea una mezcla de ambos. La idea, explica este joven, es pasar buena parte del viaje en la butaca, con lo que "era necesario dotarla no solo de comodidad sino también de todos los 'gadgets' para poderse distraer. Una pantalla móvil, por ejemplo. Una luz que sale de la orejera y cuya intensidad puede graduarse. O una bandeja que sale de uno de los brazos.

La comida llegará por unos tubos laterales hasta los asientos. Se pedirá a través de la 'tablet' y serán porciones ligeras, que manchen poco y ocupen menos. El baño, como el resto, apto para personas con diversidad funcional, pequeño pero apañado, con lo imprescindible. Todo ha quedado encajado dentro del Salón, el proyecto conjunto de 11 jóvenes que han estudiado en la Rambla y que pronto se comerán el mundo.

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