Pendiente desde 2019

Ofensiva vecinal para frenar la reforma del mercado de la Abaceria y encajar un parque en Gràcia

Una plataforma recoge unas 3.000 firmas para reclamar que el nuevo edificio se estreche para dejar extensión a una amplia zona verde, mientras que los paradistas se oponen a la idea

Proyecto de los vecinos para el Mercado de l'Abaceria de Gracia con zona verde

Proyecto de los vecinos para el Mercado de l'Abaceria de Gracia con zona verde

Jordi Ribalaygue

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Ocurrió el viernes pasado. Unos desconocidos abrieron de par en par la puerta de la valla que rodea el solar donde el mercado de la Abaceria se alzaba en medio de Gràcia hasta 2019, devenido en un descampado de casi 4.000 metros cuadrados tomado por los hierbajos y pendiente de una reconstrucción que se está haciendo de rogar. Antes de marcharse, los intrusos dejaron unas regaderas, unos sacos de tierra para cultivo, unas macetas con tallos de plantas y una pala. La Guardia Urbana se personó para volver a echar el candado, sin reparar en los aperos que quedaron en el interior como una invitación a sembrar el terreno, inaccesible bajo la carcasa de hierro que ha subsistido del antiguo inmueble. Quienes forzaron la entrada colgaron varias pancartas para justificar sus razones, sintomáticas del malestar que una parte del barrio manifiesta porque el retraso en rehacer el edificio mantenga la parcela sin uso alguno. “Parque liberado”, proclamaba uno de los rótulos. 

“Lleva cerrado desde hace casi cuatro años. La gente ya está harta”, palpa una residente en la zona. Mientras la reforma se demora, una petición para modificar los propósitos del ayuntamiento para recrear el mercado agita el debate sobre la remodelación, que llevó a trasladar a 56 paradistas, instalados en una carpa en el paseo Sant Joan desde 2018. La enmienda al plan municipal lleva sello vecinal y, en síntesis, plantea suplir un mercado de dos plantas y un subterráneo con más de 14.000 metros cuadrados de superficie construida que el consistorio concibe por otro de menores dimensiones, que ceda más de la mitad de la extensión a un jardín, solo envuelto por el esqueleto de vigas y columnas del viejo edificio que, como ahora, deja destapado el espacio.

La idea surge de la plataforma Afectats per l’Abaceria, que ha instado al ayuntamiento a retirar el plan urbanístico que ha diseñado y que redacte otro que tome “criterios de emergencia climática” como guía. La organización ha recogido alrededor de 3.000 adhesiones en menos de un mes, en que la discusión en torno a la remodelación estancada se ha reavivado después que el ayuntamiento aprobara el plan especial del mercado de la Abaceria. El documento traza las líneas maestras del proyecto de obras, que debe redactarse para que los trabajos se adjudiquen en una fecha aún inconcreta. 

Alivio para un barrio denso

“Cuando se quitó el mercado, la gente vio que era un espacio agradable y que se podría disfrutar en una zona tan densa como es la Vila de Gràcia”, comenta Roser Latorre Tafanell, miembro del colectivo, que insta al ayuntamiento a optar por una zona verde al aire libre en vez de una plaza semicubierta. “En Gràcia no queremos más plazas duras de cemento que sean una isla de calor. Debe ser un refugio climático. Con la emergencia climática, los mayores necesitarán espacios donde encontrarse bien, no porque haya aire acondicionado, sino porque haya árboles y agua que creen un micloclima”, postula.    

Por su parte, el consistorio defiende que el proyecto ya se retocó para reservar 1.500 metros cuadrados de la manzana para un espacio público con vegetación. Cree que, de esa forma, se atenderá la demanda vecinal. En cambio, la plataforma lo juzga ambiguo e insuficiente para el distrito de Gràcia, que contabiliza 3,15 metros cuadrados de zona verde por habitante. Es la ratio más baja de Barcelona, según un informe municipal de 2020. 

Críticas de los vecinos de Gràcia por el proyecto de obras pendientes del mercado de la Abaceria.

Críticas de los vecinos de Gràcia por el proyecto de obras pendientes del mercado de la Abaceria. / ALVARO MONGE

“Este mercado es el corazón del barrio y sería un pulmón muy necesario”, opina Pepa Ibáñez Nauta, también miembro de la plataforma, que ve una ocasión única para que la Vila de Gràcia se dote de un parque céntrico. “¿Dónde se va a liberar un espacio así en el barrio en los próximos cientos de años? No pasará nunca. Además, aquí ya estaría hecha una de las ‘superilles’ que tanto gustan a Ada Colau”, recalca. “El ayuntamiento debe ser consecuente con sus criterios”, remacha Latorre.

En cambio, la agrupación de paradistas se opone a estrechar el futuro mercado. “El Institut de Mercats ya ha tomado medidas para las paradas y deben estar adaptadas a las necesidades de movilidad y de servicios. No pueden pedir que sea más pequeño, no somos un trastero”, opone la presidenta de la asociación de comerciantes de la Abaceria, Maribel Ampolla. La entidad es reacia a que se plante un jardín de grandes proporciones enfrente del mercado. “No creemos que fuera muy higiénico. Además, los comerciantes del entorno quieren que volvamos, no para que se haga un parque, sino para tener más ventas”, contrapone Ampolla.

Una cincuentena de vendedores

El boceto del consistorio dibuja 43 paradas de alimentos dentro del nuevo inmueble y 13 de otros productos a pie de calle, además de un supermercado en el sótano. La carpa provisional aloja ahora 50 vendedores y se desconoce cuántos harán el camino de vuelta.

Los comerciantes plantean que los puestos a que los actuales titulares renuncien a ocupar se saquen a subasta para ser concedidos. En cambio, los partidarios de un cambio opinan que hay que aprovechar que regresen menos vendedores para contraer las dimensiones del edificio y prescindir del súper, al que se oponen, para extender la zona verde descubierta que reclaman. 

A su vez, aducen que “otra plaza dura puede atraer más botellón”, señala Ibáñez. “Nadie lo quiere. Si el parque se cierra por la noche será mucho mejor y más tranquilo”, plantea. Afectats per l’Abaceria presentó alegaciones al ayuntamiento en las que, entre otros motivos, advertía que el proyecto no se ceñía a la perspectiva de género. Avisaban que una plaza abierta semicubierta no sería un lugar con suficiente seguridad para las mujeres en horario nocturno. El consistorio ha aceptado tenerlo en cuenta.

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