Cita internacional

Barcelona vuelve a ser capital mundial del póquer con participantes de más de cien países

Unos 10.000 jugadores profesionales y aficionados, la mayoría extranjeros, se entregan a 24 días de torneos en el Casino de la capital catalana, que alberga el European Tour. Copan hoteles del entorno y llegan a abonar 100.000 euros por inscripción

Patricia Castán

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En un vestíbulo del Casino de Barcelona se toma un respiro Adrián Mateos, madrileño de 28 años y profesional del póquer. Tan brillante que hace años que es millonario gracias a este juego que descubrió con 18 y le llevó a hacerse con tres brazaletes de la serie mundial con apenas 22. Reside en Londres ---no solo por motivos fiscales-- y disputa al año unos 150 torneos en vivo y más de 3.000 online, explica este viernes sin soberbia. Este diario lo aborda por casualidad sin saber de su celebridad. En unos momentos volverá a su mesa, en la sala Gaudí, donde en ese momento más de mil personas juegan apasionadamente dentro del Estrellas Poker Tour. Es uno de los aproximadamente 10.000 participantes en los torneos que estos días han revolucionado el entorno del Front Marítim, a los pies de la Vila Olímpica.

La locura por el póquer que se vive desde final de julio en Barcelona no tiene parangón más allá de Las Vegas. La coincidencia de 61 torneos de amplio espectro, entre los que figuran el Campeonato de España (celebrado la semana pasada) y el European Poker Tour, la convierten durante 24 días en capital mundial de este juego de cartas que precisa de tanta matemática con las posibilidades de los naipes, como psicología para leer la cara del rival. Y la consolidan como segundo referente internacional, por la continuidad y crecimiento de las principales citas en el casino de la capital catalana, que este agosto parece de película. Se estima que habrá más de 22.000 inscripciones (un jugador puede apuntarse a varios torneos), desde 250 euros.

Afición y profesión

A un paso de Mateos uno puede toparse con un modesto aficionado que juega por entretenimiento, a un amateur que lo ha convertido en segunda fuente de ingresos, a un millonario que se apunta a todo por el mero placer del juego... Unos y otros, colateralmente, tienen un importante impacto económico en la ciudad, aunque no hay datos oficiales de sus perfiles, rutinas ni consumo durante su estancia. Sí se sabe que han llenado hasta la bandera el lujoso Hotel Arts (cuyos bajos se han unido estos días al casino para poder albergar unas 200 mesas de póquer, entre las de siempre y las de competición), así como el Hotel W, entre otros del entorno, y también se han repartido en alojamientos por toda la ciudad.

Algunos compatibilizan vacaciones y juego, como Jeraume Rattat, de París, acompañante de la jugadora Alexandra Laudicina, que ya vino en 2019 y ahora está dispuesta a jugar hasta el lunes. En algún rato libre harán turismo, dice y mientras él se pasea con los dedos cruzados. Los franceses son una de las nacionalidades más presentes, pero tampoco faltan asiáticos, estadounidenses, suramericanos, repartidos aquí y allá.

Una de las pocas jugadoras femeninas, este viernes en el Casino Barcelona.

Una de las pocas jugadoras femeninas, este viernes en el Casino Barcelona. / Jordi Cotrina

El director del Casino, Xavier Ballena, ha coorganizado durante meses el macroencuentro internacional que lidera PokerStars, con enorme mayoría masculina. Todo está monitorizado y parece un trabalenguas para el neófito: torneo Main Event (inscripción de 5.300 euros) por aquí, torneo senior por allá, uno de Ladies..., distribución de mesas y plazas por colores. Estos días aún no se han dejado ver famosos, pero posiblemente aterricen cuando se inicien las partidas más elitistas, en las que hay que entrar con 100.000 euros. El premio no se conoce hasta cerrar el número de inscritos, pero hay muchos ceros.

Perder y volver a jugar

Este viernes incluso los que iban saliendo eliminados --y tal vez nunca tendrán una escalera real en sus manos-- mantenían la sonrisa, porque tras llegar al segundo día de partidas habían entrado en ganancias, pese a haber abonado 1.100 euros por esta inscripción. Como Sergio Gustavo de Luca, que perdía pero se embolsó unos 3.000 euros que reinvertirá. Nació en Buenos Aires, tiene pasaporte italiano, reside en Canadá y trabaja en EEUU, relata. Es empresario de transporte y llega a conducir 1.200 kilómetros al día, así que jugar el primer día (recién llegado) de las seis de la tarde a las cinco de la mañana no fue un esfuerzo. "Estoy acostumbrado y puedo estar dos días sin dormir ni comer ni ir al baño", bromea. En la última partida incluso iba siguiendo un episodio de 'The big-bang theory' para mantenerse relajado en la mesa. Muchos comen en restaurantes del recinto, que estos días sirven unos 600 kilos de carne, para volver a las cartas lo antes posible mientras siguen un torneo.

Ballena, que cuenta que el casino (más allá de este evento) aún no ha recuperado el volumen de 2019, ha tenido que reclutar a 200 crupiers para abarcar lo que a ojos ajenos resulta una locura: las cartas vuelan, el sonido de las fichas genera una banda sonora. Los 'looks' lo abarcan todo, hasta las rastas y las capuchas. Pero "aquí está la élite del póquer mundial", subraya el curtido director, tras 30 años vinculado a la empresa. Muchos de ellos juegan 14 horas al día, con pequeños descansos aproximadamente cada hora y media.

Los participantes han copado hoteles de la zona de la Vila Olímpica y el casino ha tenido que fichar a 200 crupiers extra para estas semanas

Gerard Segarra, de 40 años y con 20 de oficio, es uno de esos 'dealers'. Comenzó su carrera tras ver una oferta laboral en un diario, hizo un curso de tres meses y no dejó de aprender; primero se especializó en la ruleta y el 'blackjack', luego sucumbió al póquer: "Me gusta el juego, el reglamento, el servicio...", resume en su actual etapa de 'free lance', recién llegado de otra gran cita en Chipre, y listo para afrontar horas de arbitraje y control.

Enorme trajín de taxis al inicio de la calle Marina, según se iban incorporando más y más jugadores en rotación todo el día. "Es una mezcla de ajedrez y bingo, resume con sorna Jorge U., de La Coruña, y gestor de fondos. No se apunta a torneos de más de 2.000 euros, porque a más cuota más duros suelen ser los rivales a batir. Junto a Lena 900, que este año se dedica solo al póquer, lamentan que los profesionales deban 'exiliarse' porque en España no se contempla esta actividad económica "por muchas horas de aprendizaje y trabajo que dediques", sino que los ingresos se equiparan a los de juegos de azar y llegar a tributar al 47%. "Sin tener en cuenta que un año puedes ganar medio millón y otros dos perder 200.000 euros si eres profesional con continuidad", sentencia el segundo, antes del volver al ruedo.

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