El pulso de Barcelona

Pallarols entrevistado por Xavier Sardà: "Itziar Gonzàlez le debe una disculpa al PSC de Ciutat Vella"

Entrevisto a Roger Pallarols (Barcelona, 1979), director del Gremio de Restauración de Barcelona desde el 2014. Charlamos sobre cómo les ha afectado la pandemia. También sobre su relación –presente, pasada y futura– con la política.

Un momento del encuentro entre Roger Pallerols y Xavier Sardà

Un momento del encuentro entre Roger Pallerols y Xavier Sardà / JOAN CORTADELLAS

Xavier Sardà

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-¿Qué ha sido lo peor de estos dos años de pandemia? Las empresas que se han quedado por el camino y las que, aun resistiendo, acumulan cuantiosas deudas. Hablamos de pequeños empresarios.

-¿Ha habido algo bueno? Tener la convicción de que el Gremio nunca ha dejado de batallar por ellos. También el acuerdo para ampliar las terrazas, la corrección transitoria del abusivo incremento de tasas o haber sido la única comunidad que ha aprobado una norma que obligaba a reducir los alquileres en proporción a las restricciones. Estos acuerdos entre el Gremio y las administraciones han salvado negocios.

 -El Gremio mantiene relación habitual con los políticos. Sí, forma parte de nuestro día a día.  

 -Tú te has dedicado a la política. Fui concejal en Barcelona hace muchos años. Fue un periodo breve e intenso, que cerré con un sabor agridulce.

 -¿Agridulce? No estaba preparado para ser objeto de difamación. Hablo de la trama corrupta de concesión de licencias en Ciutat Vella. La noticia saltó en 2010 y la instrucción judicial se ha cerrado ahora, 12 años después. Este caso se ha utilizado en mi contra en demasiadas ocasiones.

 -¿Cuál fue tu implicación? Ninguna. No fui ni imputado ni investigado, ni siquiera citado a declarar como testigo. Para ser exactos, en el marco de un sumario de miles de páginas, en una conversación intervenida entre uno de los principales imputados y el entonces gerente de Seguridad, Joan Albert Dalmau, se mencionaba que yo había ejercido de abogado, lo cual es cierto. Este gerente también sufrió injustamente el desprestigio y nunca ha sido reparado.   

 -¿Cómo te viste envuelto en la polémica? La Vanguardia dio pábulo a unas filtraciones, claramente intencionadas, mezclando mi nombre con el de los que realmente estaban implicados en la trama. No se puede obviar el contexto: a finales de 2010, el proyecto socialista estaba muy desgastado después de 30 años de gobierno. Todo valía contra el PSC. 

 -Menudo lío, ¿no? Sí, pero allá cada cual con su conciencia profesional. Creo que a veces la prensa no es consciente del daño que puede llegar a causar. Este diario y otros medios se hicieron eco de mi total desvinculación con los hechos al día siguiente.

 -¿Cómo lo viviste? Con frustración y con un sentimiento de injusticia tremendo. Me apoyé en mi familia y amigos. Es obvio que esos artículos, a pesar de que yo no tenía nada que ver con la trama, explican el fin de mi carrera política en 2011.

 -Imagino que tus compañeros de gobierno te apoyaron, ¿no? Sí, recibí el apoyo tanto del alcalde Jordi Hereu como del máximo responsable de la federación socialista en Barcelona, Carles Martí. Recuerdo la rueda de prensa que di junto a Jordi William Carnes para acallar el ruido mediático. Siendo yo tan joven, su apoyo me ayudó a mantener el temple: una sala llena de periodistas impresiona, y más en un asunto tan delicado. Dije entonces, y lo mantengo, que era curioso que alguien no acusado de nada tuviera que salir a defenderse.

 -Se habló mucho de la exconcejal Itziar Gonzàlez. Y convendría poner algo de luz, porque no todo lo que se repite sobre ella es necesariamente cierto.

-¿A qué te refieres? Gonzàlez se dedicó a explicar que las amenazas que sufrió (no fue la única) provenían de la agrupación socialista de Ciutat Vella, liderada por mí en aquel momento, lo cual no tenía, ya entonces, ni pies ni cabeza. Pues bien, uno de los implicados en la trama, Joaquín Quílez, ha reconocido ser el autor de las amenazas. Nunca hubo trama política como se ha querido hacer creer. Gonzàlez debe una disculpa al PSC de Ciutat Vella por tan grave acusación.

 -¿Aquí termina la historia? No. También se le atribuye el mérito de haber destapado la trama corrupta. Yo no dudo de su compromiso con la lucha contra la corrupción, pero la información publicada ya en 2010 atribuye el descubrimiento de la trama a un pinchazo telefónico casual que se produjo durante la investigación de los prostíbulos de Castelldefels. Esta es la verdad y se sabe desde el 2010. Y podríamos seguir.

 -Este episodio de corrupción en Ciutat Vella no sería más que una anécdota del pasado si no te hubiera perseguido. Yo más bien diría que han hecho que me persiga, prescindiendo por completo de la verdad. De manera recurrente desde que dirijo el Gremio de Restauración, algunas personas han utilizado este asunto para desprestigiar mi trabajo sembrando dudas sobre mi honorabilidad. Es intolerable, máxime conociendo mi total desvinculación. Es una manera deplorable de hacer política.

 -¿A quién te refieres? Son siempre los mismos los que recurren a estas prácticas miserables. Alguien que lo ha hecho en varias ocasiones es la exconcejal de Ciutat Vella, Gala Pin, con el objetivo de desautorizar las reivindicaciones que me ha correspondido defender como director del Gremio. Probablemente pretendía achantarnos, pero nunca lo logró.

 -Ponme algún ejemplo. El acoso fue muy intenso durante el mandato 2015-19 y me consta que se sigue produciendo. En julio de 2018, pedimos públicamente a Pin incluir a Ciutat Vella en el acuerdo de las terrazas que habíamos alcanzado con el gobierno del que ella formaba parte. Su respuesta fue inmediata: obviar la petición del Gremio y difamarme públicamente a través de las redes echando mano del mencionado artículo de La Vanguardia. Lo tengo debidamente documentado.

 -Difama, que algo queda, ¿no? Exacto. En el fondo les molesta que la gente se defienda con solvencia. No entienden que los ciudadanos no somos ni súbditos ni vasallos. Querrían silenciar las opiniones que no coinciden con la suya y las de aquellos que les recordamos cuáles son sus obligaciones como servidores públicos. Y cuando no lo logran, recurren a la difamación y a la mentira. No imagino una definición mejor del abuso de poder.  

-¿Cómo reaccionaste? Escribí a la alcaldesa censurando estas prácticas y pidiéndole amparo en tanto que exconcejal. Los líderes de la oposición de entonces (Trias, Bosch, Mejías, Collboni y Fernández Díaz) se pusieron en contacto conmigo para mostrarme su apoyo. Se lo agradecí mucho.  

-¿La alcaldesa te contestó? No, y creo que hubiera sido lo correcto. También es cierto que la relación entre el Gremio y el gobierno municipal era tensa. Por suerte, la pandemia ha permitido construir importantes acuerdos que han protegido al sector, que es de lo que se trata. Debo decir que, a pesar de las múltiples discrepancias públicas que hemos mantenido, la relación con la alcaldesa siempre ha sido respetuosa.

 -¿Por qué te has decidido a denunciarlo ahora? Por la necesaria reparación de la injusticia sufrida. Porque llevaba 12 años callado. Porque la estrategia de no alimentar al monstruo no significa que este se comporte con decencia. Porque no vale todo, ni en la vida ni en la política. Y porque escuché hace poco a Felipe González explicar en el programa de Jordi Évole los motivos por los que se difama a determinadas personas.

 -¿Qué decía Felipe? Cuando la gente teme que vuelvas, el acoso no termina. La estrategia se basa en destruir tu honorabilidad; y cuando llegan a la conclusión de que no hay nada, se lo inventan”. Por primera vez entendí que lo que me ocurría no era solo producto de la malicia como siempre había pensado.

 -¿Te has planteado volver a la política? No depende solo de uno. Miento si digo que no lo he pensado o que no me lo han preguntado. El tema no es volver, sino para qué: estar por estar, lo descarto completamente. Ahora mismo me siento útil donde estoy, al servicio del sector de la restauración. Desde el Gremio tengo la oportunidad de defender un modelo de ciudad en el que creo. Soy feliz con lo que hago.  

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